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Y las chicas Almodvar lloraron a Marisa Paredes a las puertas de su casa: “Se ha ido nuestra brjula. Es una reina”

Autor: ZipiZipi

Amaneci la plaza de Santa Ana envuelta en la grisura del invierno madrileo para despedir a las puertas de la que siempre ser su casa a Marisa Paredes. Y, como si de una analoga de su nacimiento se tratara, a escasos metros del Teatro Espaol en el que se la ha despedido, el sol fue disipando las nubes bajas. Cuando el fretro, despus de dos intensas horas de capilla ardiente, sali entre la ovacin cerrada de los presentes, los rayos refulgan sobre el lugar en el que descansaba uno de los conos del cine espaol, la chica Almodvar ms poltica, la hija de la portera que nunca renunci a ser una diva.

A todas ellas lloraron buena parte de los compaeros de profesin que se fueron dejando ver por la sala principal del Teatro Espaol. El primero, el director Juan Antonio Bayona, apostado en la cola entre varias docenas de ciudadanos quince minutos antes de que las puertas siquiera estuvieran abiertas. “Siempre fue una persona muy cercana, coincidimos en muchos festivales y siempre me trat con cario. Me gustara que la recordramos por sus pelculas”, aseguraba el cineasta cuando las puertas empezaban a abrirse y la gente iba poco a poco llenando las butacas de la sala para una ltima funcin.

As fueron desfilando un goteo de amigos, actores y polticos para despedir a la actriz, fallecida el martes a los 78 aos. De Brbara Lennie a la delegada de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, pasando por Juan Echanove, Mario Gas, Llus Pasqual -director de la obra que Marisa Paredes iba a estrenar en febrero-, Vicky Pea, Fernando Mndez Leite, Aitana Snchez Gijn, Luis Garca Montero… Y as hasta llegar a sus chicas, las que crecieron al abrigo de Pedro Almodvar, ausente en la capilla ardiente por encontrarse de estreno en Pars. Fueron Bibiana Fernndez y Loles Len las que primero enfilaron el recorrido, cruzando la Plaza de Santa Ana, hasta el Teatro Espaol.

En su interior esperaba el fretro de Marisa Paredes, arropado por las incontables coronas de flores enviadas por instituciones y amigos -el Ministerio de Cultura, , el Teatro de la Abada, la productora El Deseo, la familia Guilln Cuervo o el msico Caetano Veloso-, en el escenario que la vio ser Gertrudix en Hamlet y Kate Osbourne en El cojo de Inishmaan. A sus pies lloraba su familia, la de sangre, con su marido Chema Prado y su hija, la actriz Mara Isasi, al frente. Y tambin, la del oficio, con unos desconsolados Juan Diego Botto y Carmen Machi, con un afectado Eduard Fernndez -compaero en aquel Hamlet– depositando una rosa sobre el fretro y tambin con el tro de chicas Almodvar que acudi a su adis.

Fue Loles Len la primera de ellas en subir al escenario del Espaol para, despus de cinco besos al atad, dirigirse casi en un susurro, con las lgrimas cayndole por las mejillas, a la foto de una Marisa Paredes sonriente que presida la escena. “Dir lo que dira Marisa, ella se hubiese quejado por estas dos horitas. Es una seora ex presidenta de la Academia del Cine, un icono, mereca algo ms”, apuntaba a posteriori ante los medios de comunicacin que se agolpaban a las puertas del teatro.

“Se va una amiga y una luchadora por los derechos de todos, una agitadora de corazones, con mucho carcter. Nos hemos quedado sin nuestra brjula, ahora tendremos que hacer lo que diga Rossy”, agregaba, sin renunciar al humor, la actriz, compaera de Paredes en Hable con ella. Y conclua: “Marisa ante todo era una voz muy humana, siempre atendi a los oprimidos y todas las injusticias. La gran injusticia es que se haya ido tan pronto. Yo le digo adis desde este teatro que es su casa”.

Bibiana Fernndez, de frente, con Mara Isasi, hija de Marisa Paredes

Bibiana Fernndez, de frente, con Mara Isasi, hija de Marisa ParedesZipiEfe

A su lado, una regia Rossy de Palma, ataviada con unas gafas negras infinitas que hacan sus ojos invisibles. Fue ella la encargada de consolar a Javier Calvo y Javier Ambrossi, que se acercaron visiblemente emocionados al fretro de la actriz, con la que tenan previsto un proyecto futuro y a la que incluyeron en su serie Vestidas de azul. “Siento que nunca nos vamos a olvidar de ella. Era un modelo, un icono, nos deja personajes imborrables. Ella es eterna porque nadie poda decir frases tan mticas como las suyas”, afirmaban los Javis.

“Ella era mucho ms que una chica Almodvar, era una reina. Hoy va a ser un da difcil, pero hay una cierta alegra en despedirla todas juntas”, completaba Bibiana Fernndez, recordando que Marisa Paredes era actriz, pero sobre todo era “una mujer militante en el feminismo y en la izquierda espaola”.

De ah la presencia de la vicepresidenta y lder de Sumar, Yolanda Daz, del nuevo lder del PSOE-M y ministro de Digitalizacin, scar Lpez, y de las portavoces municipales de PSOE y Ms Madrid, Reyes Maroto y Rita Maestre. Y tambin del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que a las puertas del teatro Espaol anunci “un gran homenaje” en la prxima Gala de los Goya para recordar a la actriz. “Queremos rendir tributo a una de las grandsimas, a una amiga, a una referencia y a uno de los mximos exponentes de nuestro cine”, sealaba Urtasun.

Juan Mayorga abraza a la hija de Marisa Paredes, Mara Isasi

Juan Mayorga abraza a la hija de Marisa Paredes, Mara IsasiZipiEfe

Mientras tanto, el mundo del cine se entremezclaba con los cientos de ciudadanos que se desfilaban para despedir a Marisa Paredes. Entre ellos aparecan Irene Arcos, Gins Garca-Milln, Pastora Vega, Mara Barranco, Miguel ngel Muoz, Llus Homar, Pablo Berger, la diputada popular Sol Cruz Guzmn… Y, sobre todos, impasible durante ms de 10 minutos a los pies del escenario que acoga a la actriz, un solitario Jos Sacristn. Como si el tiempo se hubiera detenido, como si estuviera manteniendo una conversacin con quien fue su amiga sin decir ni una sola palabra. “Hay que hablar de la trayectoria profesional y personal de Marisa como actriz y como ciudadana porque ha estado siempre manifestndose en defensa de una serie de valores que no dejan de estar permanentemente amenazados. Su recuerdo es imborrable en todos los sentidos”, apuntaba a su salida quien comparti plat con la actriz en La revoltosa o en Cara de acelga.

Y cuando todo se despej y las puertas del Espaol se cerraron, lleg el gran aplauso al paso del fretro. El de los vecinos de Madrid que se congregaban en la Plaza de Santa Ana y el de las ltimas colegas, de nuevo las chicas Almodvar, que, sentadas en una terraza, tiraban de vivencias con Marisa Paredes. A las puertas de la que siempre ser su casa.

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