La dieta es fundamental para cuidar la salud y sentar las bases para tener un buen estado, tanto físico como mental, cuando se envejezca. Es por ello que cada vez se presta más atención en lo que se come y hay más estudios para conseguir esa “gran longevidad”, pero con calidad de vida.
Un nuevo estudio publicado por la revista nature Medicine apunta cuáles son los patrones dietéticos óptimos para un envejecimiento saludable haciendo un seguimiento exhaustivo de ocho tipos de dietas diferentes en 105.000 personas en Estados Unidos por 30 años. El resultado fue que aquellas personas que tenían una alimentación basada principalmente en plantas, y que evite la carne roja y los alimentos ultraprocesados, tenían una salud mucho mejor.
Cada dos años, los participantes completaban un cuestionario sobre su peso corporal, ascendencia, si fumaban, nivel de actividad física, suplementos alimenticios que se consumían, antecedentes familiares, estado hormonal, si estaban casados o si tenían casos de depresión en su familia.
Entre las dietas analizadas destacó la mediterránea, que prioriza el uso del aceite de oliva, el pescado y los frutos secos. A los 70 años la dieta de las personas más sanas tenían abundante fruta, verduras, cereales integrales, grasas insaturadas, frutos secos, legumbres y niveles “moderados” de alimentos de origen animal, como productos lácteos bajos en grasa.
La conclusión de este estudio es que “puede que no exista un superalimento ni una dieta que nos salve a todos, pero sí hay distintas dietas que pueden mejorar nuestra salud”, explicó a Euronews Health Marta Guasch-Ferré, autora principal del estudio y profesora asociada que estudia la relación entre los factores del estilo de vida y las enfermedades crónicas en la Universidad de Copenhague.
Los autores del estudio han explicado que este estudio es uno de los primeros en abordar cómo los distintos hábitos en la mediana edad están relacionados con el envejecimiento saludable. Aquellos que envejecían “bien” eran aquellos que a la edad de 70 llegaban sin enfermedades crónicas graves, si su función cerebral era buena y si sus capacidades físicas estaban “intactas”.
Guasch-Ferré explicó que lo importante de esta visión era que tiene en cuenta la calidad de vida y no sólo cuánto tiempo viven las personas.
El análisis que se llevó a cabo determinó que solo una de cada diez personas cumplía con estos requisitos para tener una vejez saludable.
Limitaciones del estudio
La investigación trató de tener en cuenta factores socioeconómicos, la genética, el medio ambiente y el acceso a la atención sanitaria, ajustando las pautas dietéticas y ayudando a alentar a las personas a tomar decisiones alimentarias más saludables.
“Por supuesto, el envejecimiento saludable no es sólo una cuestión de dieta”, afirmó Guasch-Ferré, pero “cualquier mejora en la dieta puede ayudar”.