Por: Mg. Lautaro González Amato
El debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump fue una exhibición maestra del arte de la comunicación política, en un evento que dejó en claro los enfoques radicalmente diferentes de ambos candidatos para conectar con el electorado.
Fue un evento histórico, con el primer (y quizás último) encuentro entre los candidatos del Partido Republicano y el Demócrata en el icónico National Constitution Center, de la ciudad de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, donde se firmó la Declaración de la Independencia y la Constitución del país del norte.
Si bien fue llamativo el saludo entre ambos, rápidamente Harris acusó a Trump de haber dejado “un desastre” en Estados Unidos, mientras que él la describió como una “marxista que quiere que Israel desaparezca”.
Pilares discursivos que definen
A lo largo de los 90 minutos de debate, se destacaron tres pilares fundamentales que marcaron la narrativa de cada candidato: liderazgo fuerte, apelación emocional y polarización estratégica. Estos elementos fueron utilizados hábilmente por Harris y Trump, y su capacidad para dominarlos podría definir el rumbo de las próximas elecciones nacionales, a celebrarse el 5 de noviembre.
La vicepresidenta y candidata por el Partido Demócrata, Kamala Harris, centró su discurso desde una perspectiva de liderazgo inclusivo. Con un tono conciliador, enfatizó la importancia de gobernar para todos los estadounidenses, comprometiéndose a generar una “economía de oportunidades” y garantizar que Estados Unidos mantenga su papel de liderazgo global.
Harris apeló a un mensaje antigrieta, al subrayar la necesidad de unidad y respeto por las fuerzas armadas. En ese sentido, resaltó que no se debe fomentar la división entre razas y recordó que Trump, al ser propietario de terrenos y edificios, fue investigado por negarse a alquilar propiedades a familias negras, en clara alusión a su historial en temas de discriminación racial.
Esta estrategia de comunicación elaborada por el equipo de Harris buscó captar el apoyo de votantes moderados e indecisos, quienes podrían sentirse atraídos por su visión de un liderazgo pragmático.
Por su parte, el expresidente y candidato republicano Donald Trump utilizó una narrativa más combativa y polarizadora, bien característica de su retórica. Desde el inicio del debate no dudó en lanzar ataques personales y cuestionar la gestión de Joe Biden.
Trump argumentó que Estados Unidos se ha convertido en una “nación fallida”. Su mensaje, dirigido a una base conservadora y al núcleo duro de sus votantes rednecks, se centró en la seguridad fronteriza, la política exterior y la crítica directa a Harris, a quien acusó de ser “la peor vicepresidenta de la historia”.
Cómo conectar con las audiencias
Con un enfoque de confrontación y advertencias acerca de una potencial “tercera guerra mundial” debido a las tensiones bélicas en el Medio Oriente y la guerra entre Rusia y Ucrania, Trump intentó posicionarse como el líder fuerte y protector que el país necesita en tiempos de crisis.
En el manejo de una narrativa emocional, ambos trataron de conectar con las preocupaciones del electorado. Harris, con un enfoque más empático, habló del costo de vida y de las dificultades que enfrentan las familias estadounidenses, prometiendo soluciones concretas para mejorar su calidad de vida.
Trump, en cambio, apeló al miedo y al resentimiento, destacando amenazas externas e internas, desde la inmigración hasta la pérdida de prestigio internacional de Estados Unidos. Este contraste emocional se traduce en una batalla entre el optimismo y el miedo, donde cada candidato buscó capitalizar las emociones más profundas de los votantes.
El debate presidencial no solo fue un intercambio de propuestas políticas, sino también un duelo estratégico de comunicación. Mientras Harris apuesta por un liderazgo inclusivo y empático que busca la unidad, Trump refuerza su narrativa polarizadora y combativa al hablarle a la base conservadora.
Lo que dicen los votantes
De esta manera, el 63% de los votantes registrados en el sitio de noticias de CNN coincidió en que Kamala Harris tuvo una mejor actuación en el escenario que Donald Trump. También se llevaron mejores opiniones de Harris en comparación con sus impresiones previas, mientras que pocos cambiaron sus opiniones acerca de Trump en general.
Si bien los resultados de la encuesta reflejan las opiniones solamente entre los votantes que lo sintonizaron, no son representativos de las opiniones de todo el electorado. Al cierre, los observadores del debate expresaron opiniones divididas sobre Harris: el 45% expresó que la veían favorablemente y el 44% desfavorablemente.
Entre los independientes, Harris subió al 48% de intenciones favorables tras el debate, mientras que los espectadores en general dieron a Trump una ventaja de 23 puntos sobre Harris en lo que se refiere a en quién confiaban para gestionar la inmigración y una ventaja de 6 puntos en la gestión del papel de comandante en jefe. Sin embargo, dieron a Harris una ventaja de 9 puntos en la protección de la democracia y de 21 puntos en la cuestión del aborto.
Esta encuesta de CNN se realizó por mensaje de texto a 605 votantes estadounidenses registrados que dijeron haber visto el evento, y es representativa únicamente de ese universo, con un margen de error de muestreo de más o menos 5,3 puntos porcentuales.
En definitiva, los asesores de campaña en Argentina -y en cualquier otro país- deberían estudiar detenidamente este evento, pues revela cómo la comunicación política efectiva puede moldear percepciones, movilizar emociones y definir el rumbo de una campaña electoral.
En un mundo donde la política es cada vez más una batalla por el equilibrio entre la razón y la emoción, dominar este eje es esencial para lograr el éxito de cualquier proyecto político.
