Lapatilla

La aspiración del carro propio suele ser uno de los primeros objetivos para muchos latinos que llegan a Estados Unidos. Esa ilusión, sin embargo, se convierte a menudo en una pesadilla financiera debido a prácticas poco transparentes de algunos concesionarios de automóviles. Según contó Jonathan López, un venezolano que vive hace tres años en Miami, el negocio de “los dealers” no es una estafa en términos legales, pero sí está diseñado para maximizar ganancias a costa del desconocimiento del consumidor.
Carros más caros que en el mercado: la trampa en la que caen los migrantes recién llegados a EE.UU.
A través de prácticas que rozan lo ético, los concesionarios juegan con las expectativas de los inmigrantes latinos por medio de financiamientos con intereses inflados, productos innecesarios y términos poco claros.
“El negocio de los concesionarios se aprovecha del desconocimiento del comprador, especialmente del latino inmigrante”, sostiene López en diálogo con LA NACION. La falta de educación financiera y el desconocimiento sobre cómo funciona el crédito en Estados Unidos son las principales herramientas que utilizan los dealers para aumentar sus ganancias a expensas de compradores desprevenidos.
En su cuenta de Instagram, López hizo un reel que se volvió viral. En él analiza cómo las prácticas de financiamiento de vehículos pueden resultar en pérdidas terribles para los compradores. El venezolano expone el caso de una persona que compró un Toyota Camry 2019, financiando 37 mil dólares, cuando el mismo modelo con 29 mil millas (poco más de 46 mil kilómetros) se vende en el mercado por US$ 24 mil.
Al revisar el contrato, señala una desproporción inicial de US$ 6000 solo en el precio del auto. Además, se suman US$ 4000 adicionales en garantías adquiridas el día de la compra, elevando la desproporción a US$10 mil. Al sumar el impacto de los intereses y la depreciación del vehículo, el comprador terminará pagando unos US$ 45 mil por un auto que vale US$24 mil, es decir, una deuda negativa de aproximadamente US$15 mil.
Las estrategias más comunes de los concesionarios
Una de las prácticas más comunes, según López, es la inclusión de cargos ocultos o falsos al precio del vehículo. “Muchos concesionarios anuncian precios atractivos para atraer clientes, pero cuando llega el momento de cerrar la compra, aplican cargos adicionales que no fueron divulgados previamente”, explica. Estos cargos pueden incluir tarifas de certificación, protecciones antirrobo, recubrimientos de pintura y otros productos adicionales que el comprador nunca solicitó.
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