Lo nunca visto. La actuación de Yomif Kejelcha ayer en Valencia superó las previsiones más optimistas. No por haber batido el récord mundial de media maratón (las superzapatillas nos están acostumbrando a nuevas plusmarcas cada semana) sino por desafiar la lógica de la consecución de grandes marcas: el etíope se quedó sin liebres capaces de seguir su ritmo en el kilómetro 3 y se entregó a marcar su propio tren, exigente, casi violento, durante toda la carrera. Un desgaste que, en el atletismo al que estábamos acostumbrados, solía borrar cualquier posibilidad de batir un récord. Pero el mundo de los corredores, como agitado por una súbita explosión de gestas inimaginables, vive una realidad nueva.
Cielo nublado y oscuro en Valencia, circunstancia poco frecuente, que avisaba lluvia. La temperatura, de 12 grados, sí era muy propicia para una carrera de fondo. Kejelcha, de 27 años, atleta contratado con Adidas, se mostró muy concentrado desde el principio, con esa disciplina de seguimiento cercano a las liebres que sólo muestran aquellos atletas que buscan un récord con decisión. Pero las liebres fallaron. Después de cruzar el tercer kilómetro (en un tiempo de 8:13) los atletas contratados por la organización para marcar el ritmo se esfumaron. Situación extraña. Faltaban 18 kilómetros para la línea de meta y el récord se antojaba imposible. Entonces surgió Kejelcha.
Las nuevas zapatillas de carbono no tienen límites. Calzando unas Adidas ProEvo1, el fondista etíope (un hombre que conoce la gloria sobre el tartán pero carecía de experiencia en asfalto) decidió no renunciar a la caza del récord. Marcó un fuerte ritmo, acompañado en un principio por dos atletas y finalmente sólo por el keniano Matejko. Kejelcha se convirtió durante 50 minutos en su propia liebre. La empresa se antojaba imposible, máxime porque la lluvia cada vez caía con más fuerza hasta hacerse realmente intensa en los kilómetros finales.
Con una zancada fluida, más de millero que de maratoniano (Kejelcha es el actual plusmarquista de la milla en pista corta), el atleta nacido en Elfata fue tragando kilómetros sin perder la compostura. Cruzó el kilómetro 10 en un parcial de 27:12, un trono que mostraba aún la posibilidad real de récord del mundo pese a que nadie ayudaba al etíope a marcar el ritmo.
Por detrás parecía fraguarse otro gran registro. La keniana Agnes Ngetich iba registrando cronos, kilómetro a kilómetro, que le otorgaban posibilidades reales de batir la plusmarca mundial femenina.
En el kilómetro 15 Kejelcha seguía creyendo en el récord mundial. Su parcial de 40:57 se comparaba muy bien con el ritmo necesario para batir los 57:31 del anterior, en poder del ugandés Kiplimo. Seguía volando por las calles de Valencia, ya solo y sobre una superficie en la que comenzaban a hacerse visibles los charcos. Parecía demasiada agua para un día histórico.
Se había anunciado el debut de Thierry Ndikumenayo, el atleta que reside en Castellón, actualmente el mejor fondista español, con la firme intención de batir el récord nacional, en poder de Carlos Mayo con 59:39. También corría peligro el crono de España femenino. Cuatro récords amenazados bajo la lluvia levantina. Valencia se ha convertido ya en la ciudad de los corredores, un escenario, llano, recto y a nivel del mar, en el que cualquier gesta parece posible.
La incógnita que se cernía sobre Kejelcha estaba en su capacidad de aguante en los kilómetros finales. Un atleta acostumbrado a la pista, a distancias inferiores, podía pagar su atrevimiento a partir del 15, y acusar el desgaste de los depósitos de glucógeno en los últimos kilómetros. La lluvia, ya muy fuerte, lo complicaba todo aún más. Sin embargo, el etíope, un hombre espigado pero con fuerza en las piernas, seguía avanzando en el recorrido sin ver mermado su ritmo.
La angustia se apoderó de los espectadores en la recta final. Los cálculos eran inciertos porque estaba exactamente en el límite del récord. A falta de 200 metros el récord mundial era posible pero no seguro. El atleta de Adidas apretaba los dientes y su zancada perdía la compostura por vez primera. El crono sumaba segundos por encima de los 57 minutos… 25, 26, el etíope ya estaba sobre la alfombra azul … 27, 28 ¡y el trono final! 57 minutos y 30 segundos. Exactamente un segundo por abajo de la plusmarca mundial. Valencia recuperaba una plusmarca mundial que le había arrebatado el circuito de Lisboa. Kejelcha comentaba con éxito su canto a Valencia.
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MARATÓN:
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Cuarto mejor registro (H): Sisay lemma (2h01:48)
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Quinto mejor registro (F): Amane Beriso Shakule (2h14:58)
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MEDIO MARATÓN
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Récords del mundo:
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(H) Yomif Kejelcha (57:30)
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(F) Letesenbet Gidey (1h02:52)
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Cinco mejores marcas del mundo: el récord y Agnes Jebet Ngetich (1h03:04), Fotyen Tesfay (1h03:21), Lilian Kasait Rengeruk (1h03:32) y Yalemzerf Yehualaw (1h03:51).
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10K
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Récords del mundo:
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(H) Rhonex Kipruto (26:24)
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(F) Agnes Jebet Ngetich (28:46)
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y segundo mejor tiempo: Anyango Achol (28:57)
Récord de España
Minutos después aparecía en meta la keniana Ngetich, quien, a pesar de contar con liebres durante los 21,1 kilómetros, acusó el brutal ritmo con el que inició la carrera (29:18 en el kilómetro 10) y cruzó la meta en 1h03:04, gran trono pero al que le sobraron 12 segundos para batir el récord.
La otra gran plusmarca del día la consiguió Kaoutar Boulaid, con 1h08:47, mejor registro de España. Boulaid, de origen marroquí y residencia en Cantabria, aguantó bien en los últimos metros, algo que no consiguió Ndikumenayo, quien pagó su parcial de 14:03 en los primeros cinco kilómetros. Valencia sigue creciendo por ser la ciudad número uno en carreras de fondo. Los récords llueven junto al Turia.