El Real Madrid estará en el sorteo de cuartos de final de la Copa del Rey pese a que jugó con fuego en octavos ante el Celta. Iba ganando 2-0 y encaraba el final del encuentro, pero en los diez minutos finales vio cómo le empataban y hasta pudo el equipo olívico asomarse al área blanca para hacer el tercero. No lo anotó y el Madrid sí lo hizo, por partida triple, con doblete de Endrick y otro de Valverde, los dos saliendo desde el banquillo para resolver la papeleta.
Ganó el Madrid, pero los problemas no se han ido, siguen ahí. El Madrid, de hecho, fue silbado por sus aficionados al inicio del encuentro tras la debacle de la final de la Supercopa de España en Yeda ante el Barcelona, algo que el propio Ancelotti calificó como normal, dadas las circunstancias: “Es un toque de atención de la afición, es aceptable por lo que pasó contra el Barcelona”. El Madrid vive un día más para competir en Copa, un torneo que ya ganó hace dos cursos, pero hay cosas que no terminan de encajar…
Vinicius, fuera de onda
El brasileño llevaba más de un mes sin marcar; su última diana la había anotado el 10 de diciembre de 2024. Ante el Celta vio portería, anotando a placer dentro del área tras pase de la muerte de Brahim, y pudo hacer algún gol más. Pero sigue lejos de su mejor nivel: remató cuatro veces, tres a puerta, regateó sólo dos veces con éxito, creó dos ocasiones… Estuvo presente, la voluntad nunca se le discute, pero es igualmente cierto que no tiene la chispa que solía tener, esa ahora parece haberse mudado a vivir con Mbappé.
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Y para colmo, no va a poder tener continuidad, pues su expulsión en Mestalla le acarreó dos partidos de sanción que cumplirá en Liga, este domingo ante Las Palmas y el sábado 25 ante el Valladolid. Su siguiente aparición será el miércoles que viene en Champions, ante el Red Bull Salzburgo. Tiene el descanso garantizado, de ahí que sonase raro que Ancelotti le retirase del campo ante el Barcelona en Yeda y que lo hiciese también ante el Celta en Copa, con el partido aún 2-2. Carletto lo achacó al cansancio, pero cuesta ver a un Madrid que necesite marcar retirando a Vini del campo si está en la versión que mostró durante las últimas semanas de 2024.
Ceballos no es fiable
El exigente calendario y los duros viajes a Arabia Saudí obligaron a Ancelotti a hacer rotaciones en el once de la Copa ante el Celta y uno de los elegidos para ser titular fue Ceballos, junto a Modric y Tchouameni en el centro del campo. El utrerano tiene algo que no sobra en la plantilla blanca desde que salió Kroos: toque y temple para manejar el balón y dar así posibilidad al equipo de descansar con la posesión y no estar tanto corriendo tras la pelota, algo cada vez más frecuente este curso.
Pero Ceballos no termina de ser fiable, mezcla partidos muy decentes con otros en los que el ritmo parece atropellarle o en los que lentifica el juego blanco con sus circulaciones, excesivas en muchos casos. Ante el Celta, no anduvo fino: fue el sexto jugador blanco en intervenciones (84), poco para su posición, apenas dio 68 pases en 72 minutos y profundizó muy poco, pues sólo 16 de ellos fueron en el último tercio del campo. Estuvo voluntarioso sin balón, con dos entradas ganadas de dos intentos y siete recuperaciones, pero cuesta todavía verle como el referente del centro del campo del Madrid cuando toque llevar el mando.
Negligente Camavinga
Pocos jugadores contaban con tan buena opinión entre la afición madridista como Camavinga. El franco-angoleño aporta dinamismo a un centro del campo demasiado estático en muchos momentos y tiene una virtud que en el Bernabéu suele caer de pie: no le quema el balón en los momentos importantes, más bien todo lo contrario. Pero en sus últimos partidos ha retrocedido varios pasos, a los ojos de la afición y también de Ancelotti, que empezaba a enfrentarse a la idea de que, cuando vuelva Alaba, no iba a tener del todo claro si colocar como mediocentro defensivo a Camavinga o a Tchoumeni, dado el rendimiento de ambos hasta hace poco.
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En Yeda, con 1-1, hizo un penalti poco explicable a Gavi que terminó con el 2-1 de Lewandowski. Ahí se empezó a hundir el Madrid, la distancia en el juego entre ambos equipos fue importante, pero acciones así dan demasiadas facilidades y en un Clásico eso marca especialmente. Y ante el Celta, una empanada incluso más grave: con 2-0, regaló un balón en la frontal que acabó en el 2-1 de Bamba. Luego haría el Celta el 2-2 y mandaría el partido a la prórroga. Por suerte para Camavinga, el Madrid se impuso en el alargue y su error quedará en el olvido, pero esa fama de jugador disperso y desordenado que se venía quitando de encima vuelve a aparecer con fuerza debido a estas dos acciones con un punto de negligencia profesional.
Más desajustes defensivos
Cambió el dibujo el Madrid, puso a Asencio en la zaga, intentó presionar más arriba… Pero no le salen las cosas al equipo a la hora de defender, la recuperación sigue siendo descoordinada en muchos momentos y le llegan con cierta facilidad: el Celta remató un total de 12 veces, cinco de ellas a puerta. Lo de Yeda hizo daño y la visita del Celta al Bernabéu refrendó que el Madrid sigue con desajustes en defensa importantes, ya sea por desconcentración, como en el fallo de Camavinga; o por precipitación, como en el penalti cometido por Asencio que significó el 2-2.
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Es una realidad que el Madrid se ha afinado en ataque: ha anotado 27 goles en sus últimos ocho encuentros, con una media por encima de los tres tantos por duelo. Pero también lo es que no cierra la puerta: en esos mismos choques ha encajado 15, casi dos por duelo de media. Unos números que hablan de una endeblez defensiva que ante los grandes equipos en la Champions puede costar muy cara. Porque, de hecho, ya ha costado muy cara esta temporada: ahí están las dos derrotas ante el Barça, y ante el Milan, y el Liverpool…
Y dudas en la construcción
Decíamos que el Madrid ha encontrado la senda del gol, pero lo hace sobre todo al contragolpe, como en sus dos primeras dianas ante el Celta, o desde la larga distancia, una suerte en la que es el equipo más inspirado de las cinco grandes ligas entre todas las competiciones, con 15 goles desde fuera del área (el segundo es el Barça, con 11). Al Madrid le sigue costando construir, la baja de Kroos sigue pesando demasiado y para colmo, uno de los potenciales jugadores de futuro como es Zubimendi parece cerca de irse seguro en junio al Arsenal, cerrando así una puerta.
La comparación con el Barcelona es inevitable: contando los cuatro últimos partidos (evitando el debut en Copa, en el que los culés jugaron ante el Barbastro y el Madrid, contra la Minera, ambos rivales de Segunda RFEF), el Barça ha promediado 16,2 remates totales, ocho entre palos y una posesión del 60%; mientras que el Madrid dispara más en general (22 por partido), pero lo mismo que los culés entre palos (8) y la posesión es algo inferior (58%). Es una sensación sutil, pero constante, de que al Madrid le cuesta un mundo hilar jugadas y que sus ocasiones terminan llegando por la calidad de sus atacantes para fabricarse las oportunidades o para chutar desde largas distancias.
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