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Respirar es una acción tan automática que rara vez nos detenemos a reflexionar sobre sus efectos más allá del suministro de oxígeno. Sin embargo, cada inhalación desencadena un proceso químico con un impacto profundo en nuestra salud. Así lo explica la nutricionista española Joana Segovia: “Al respirar producimos moléculas con capacidad oxidativa, denominadas especies reactivas de oxígeno (ROS), entre las que se incluyen los radicales libres en las mitocondrias”.
Estos ROS no son necesariamente enemigos; en dosis controladas, desempeñan funciones esenciales en el organismo. “Participan en vías de señalización celular, en mecanismos de defensa durante el ejercicio intenso o situaciones de isquemia, y hasta en la preparación del canal del parto”, detalla Segovia. Además, son aliados del sistema inmune en la lucha contra patógenos. Una vez que cumplen su función, son eliminados por enzimas antioxidantes propias del cuerpo.
El problema surge cuando hay un exceso de ROS o estrés oxidativo, situación en la que las enzimas antioxidantes no logran neutralizarlos. Según Segovia, “este desequilibrio genera una oxidación excesiva que puede alterar la composición de lípidos, proteínas e incluso romper el ADN”. Además, este proceso está vinculado con la liberación de citocinas proinflamatorias, un factor que agrava el cuadro clínico de diversas enfermedades.
De hecho, existe evidencia científica que relaciona el estrés oxidativo con cerca de 200 patologías, incluyendo enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, ELA, Alzheimer e incluso el cáncer. “Es fundamental entender que no solo hablamos de envejecimiento prematuro, sino de procesos inflamatorios crónicos que pueden dañar órganos y sistemas enteros”, advierte la experta.
Prevenir el estrés oxidativo es posible y empieza en la dieta. Segovia subraya la importancia de consumir alimentos que estimulen la producción de antioxidantes endógenos: “Alimentos ricos en vitaminas C, E y D; omega-3; minerales como el zinc o el cobre; y compuestos como la curcumina, el resveratrol o el licopeno pueden ayudar a mitigar el daño oxidativo y reducir mediadores inflamatorios”.
No obstante, la nutricionista lanza una advertencia crucial: “No debemos autosuplementarnos ni realizar cambios drásticos en la dieta sin supervisión profesional. Más no siempre es mejor. Un exceso de suplementos o alimentos mal equilibrados puede alterar la microbiota intestinal y, con ella, el sistema inmune”.
El estrés oxidativo nos recuerda que incluso una acción tan simple como respirar puede tener repercusiones complejas en nuestra salud. La clave está en buscar un equilibrio y adoptar hábitos saludables que fortalezcan nuestras defensas naturales. Como concluye Joana Segovia, “la prevención es nuestra mejor arma para enfrentar el impacto del estrés oxidativo en el organismo”.
Con el apoyo adecuado y decisiones informadas, podemos transformar cada inhalación en una herramienta para el bienestar en lugar de un catalizador de problemas.
Beatriz Molina es una periodista especializada en nutrición y salud. Siempre al tanto de las tendencias healthy, Beatriz ofrece las claves para conseguir nuestra mejor versión tanto física como mental. Se graduó en Periodismo en la Universidad de Sevilla y desde entonces ha trabajado como redactora en diferentes revistas digitales, entre ellas otra de las publicaciones más icónicas del grupo Hearst; la revista ELLE, donde cubría como redactora SEO temas sobre estilo de vida, moda, literatura o turismo. En adición, cuenta con experiencia en coberturas de eventos de tal repercusión como los premios Goya, la Mercedes-Benz Fashion Week o festivales de cine a nivel europeo.
Pero más allá de los medios digitales, también cuenta con experiencia en empresas privadas de diferentes y diversos sectores ajenos a la prensa, siempre desde el departamento de Marketing y Comunicación. En un sentido más académico, cabe destacar las tres publicaciones que lleva a sus espaldas; una de ellas premiada con el primer premio de Innovación Docente y Buenas Prácticas María Moliner.