Por Doha Madani – NBC News
La orca que cautivó los corazones de todo el mundo en 2018 por negarse a soltar a su cría muerta ha dado a luz a su segundo bebé en los últimos cuatro años.
El Centro de Investigación de Ballenas informó que un equipo de investigadores pudo comenzar a observar a la recién nacida el lunes, y le dieron a la cría la designación alfanumérica J61. El centro añadió que estaba “impaciente” por realizar observaciones de seguimiento de la cría.
Su madre es conocida como Tahlequah, con la designación J35. Los investigadores asignan a los animales identificaciones alfanuméricas y, con el tiempo, apodos que las acompañan.
El Centro de Investigación de Ballenas expresó su preocupación por la salud tanto de J61 como de su madre.
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“Los primeros años de vida son siempre peligrosos para las nuevas crías, con una tasa de mortalidad muy alta en el primer año”, declaró el martes el Centro de Investigación de Ballenas. “J35 es una madre experimentada y esperamos que sea capaz de mantener con vida a J61 durante estos difíciles primeros días”.
Tahlequah llegó a los titulares internacionales en 2018 cuando cargó con su cría recién nacida muerta durante 17 días, lo que emocionó a muchos en el mundo. Para cuando soltó el cadáver del bebé, había cargado con la cría a lo largo de 1,000 millas sobre su cabeza.
El gobernador de Washington, Jay Inslee, ya había firmado ese año una orden ejecutiva por la que se creaba el Grupo de Trabajo de Orcas Residentes del Sur. El objetivo era estudiar formas de preservar y restaurar la población local de orcas.
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J61 es la tercera cría de Tahlequah que sobrevive. La mayor, J47, o Notch, nació en 2010, y la segunda, J57, o Phoenix, nació en 2020.
Tahlequah y sus hijos viven en la manada J de orcas, en aguas de la costa entre el estado de Washington y la isla de Vancouver, en la Columbia Británica.
La manada J es una de tres conocidas como orcas Residentes del Sur. Según el Orca Conservancy, sólo hay unas 73 orcas en las tres manadas.
Según la cadena KING de Seattle, afiliada a la NBC, un estudio realizado este año demostró que la manada de residentes del sur está disminuyendo en una ballena al año y que quedarán menos de dos docenas en este siglo.
Se considera que las orcas son una población en peligro de extinción, ya que se enfrentan a diversas amenazas, como las redes de pesca, donde se enredan; la disminución del suministro de alimentos; la interferencia humana y la contaminación de sus entornos. Se calcula que sólo hay 50,000 orcas en todo el mundo.
Los contaminantes en el agua son una gran preocupación para la población de orcas. Las toxinas de los productos químicos industriales no se descomponen, se concentran en la cadena alimentaria y se almacenan en la grasa de las orcas, según la Georgia Strait Alliance.
Las crías de orca están expuestas a los contaminantes a través de la leche materna, lo que pone en peligro su supervivencia en su primer año de vida, según la Alianza.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica señaló que hay “niveles relativamente altos de contaminantes” entre las hembras de la manada Residentes del Sur y sus crías.
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“Nos preocupa el impacto que estos contaminantes puedan estar teniendo en esta población“, afirmó la NOAA en su evaluación de salud de la manada de 2022.