Jay St. John era un ateo que «no tenía ninguna fe» cuando empezó a buscar algo más. «Un día vino a mí y me dijo: ‘Quiero ir a la iglesia’», recerda Tori St. John, su esposa. «Le dije: ‘Bueno… vamos’». La pareja empezó a asistir a la parroquia de la Sagrada Familia en Davidsonville. Aunque Jay había intentado ir a la iglesia unos años antes, esta vez se sintió diferente. «Sentí que debía estar aquí», ja explicado Jay St. John. «Me encantó la bienvenida que sentimos. En un mundo que se desmorona, ¡es tan agradable!», confesó al Catholic Review.
La archidiócesis de Baltimore ha dado a conocer que 320 catecúmenos (aquellos como Jay St. John que no han sido bautizados) y 458 candidatos (aquellos que están bautizados pero no han recibido uno o más de los sacramentos de iniciación) participaron el pasado 9 de marzo en la liturgia del Rito de Elección y el Llamado a la Conversión Continua en la catedral de María Nuestra Reina en Homeland .
Procedentes de 52 parroquias, así como de la universidad de Maryland, todos tienen previsto recibir uno o más de los sacramentos de iniciación (bautismo, confirmación y comunión) durante las misas de la próxima Vigilia Pascual.
El grupo de candidatos y catecúmenos de este año ha crecido en más de 100 personas con respecto al año pasado, lo que refleja un aumento significativo en el número de personas que buscan incorporarse a la Iglesia católica.
Una catedral llena
Mucho antes del inicio de la liturgia bilingüe a las 15:00 horas, los coches afluían a los enormes aparcamientos de la catedral. En el interior, se respiraba una atmósfera de entusiasmo y expectación mientras más de 1500 personas se congregaban, llenando la iglesia hasta los topes. «El Papa Francisco ha declarado 2025 como un año jubilar dedicado a la esperanza», dijo el arzobispo William E. Lori en su homilía del 9 de marzo. «Candidatos y catecúmenos, al presentaros hoy con libertad y alegría, como candidatos al bautismo y a la recepción en la Iglesia, estáis realizando un profundo acto de esperanza», destacó.
Los catecúmenos de cada parroquia escucharon la lectura de sus nombres mientras caminaban por la nave principal de la catedral para presentarse ante el arzobispo Lori, quien firmó el Libro de Elegidos, donde figuraba el nombre de cada catecúmeno. «En algún momento del camino, el Espíritu Santo tocó vuestro corazón y os abrió la mente», dijo el arzobispo Lori. «A medida que la gracia del Espíritu Santo comenzó a obrar en vuestros corazones, quizás incluso antes de que os dierais cuenta, os estabais preparando para descubrir y encontrar a Cristo».
Reconciliada con su padre
Para Alecia Herald, catecúmena de Nuestra Señora de la Esperanza, en Dundalk, el camino hacia el catolicismo comenzó hace más de un año cuando su mejor amiga la introdujo a la fe. Criada en la Iglesia Bautista del Sur, Herald tuvo una relación difícil con su padre. Pero, a través de la misa y la oración regular, encontró la fuerza y la misericordia para cuidarlo durante su lucha contra el cáncer, lo que finalmente reparó su relación. «Se disculpó por todo lo que pasamos», afirmó Herald, conmovida por su difunto padre. «(Dios) me permitió estar con mi papá. Fue la primera vez en mi vida adulta que realmente vi la obra de Dios», reconoce.
David Allport, un candidato de la parroquia de Santa Juana Frances de Chantal, en Pasadena, que se está convirtiendo del metodismo, quedó impresionado por la grandeza de la catedral y la importancia del momento. «Es la primera vez que estoy aquí», dijo. «La catedral en sí es muy conmovedora».
Para Madison Riemer, de 18 años, catecúmeno de St. Joseph, en Fullerton, el llamado al catolicismo llegó durante un momento de lucha personal. «Antes tenía problemas», dijo. «Dios me ha ayudado. La fe realmente me ha cambiado la vida», explicó el joven.