Roberto Redondo, director médico del AD Alcorcón y experto en medicina y cardiología deportiva, explica cuál es la causa que lleva a este tipo de muerte súbita en corredores populares que incluso están muy bien preparados
El pasado fin de semana se vivió una tragedia en la meta de la media maratón Donibane Lohizune-Hondarribia cuando un corredor popular de 31 años caía desplomado al suelo segundos después de recibir la medalla de finisher. Roberto Redondo, director médico del AD Alcorcón y experto en medicina y cardiología deportiva, advierte de los riesgos que se asumen actualmente al marcarse ciertos objetivos con carreras que exigen grandes esfuerzos físicos.
“Antes de correr una media maratón o un maratón debería acudirse siempre a un profesional de medicina del deporte para prevenir este tipo de situaciones. Pero muchas veces los participantes se limitan a una inscripción sin una revisión médica”, señala el prestigioso profesional de la medicina deportiva.
Roberto Redondo señala que las pruebas deben ir más allá de una revisión del corazón: “La revisión debe no ser solo cardiológica, si no también genética, ya que muchos de los marcadores que se han descubierto en relación a la muerte súbita se encuentran en el corazón y solo se detectan con este tipo de pruebas. Pero también hay que pasar por otro tipo de pruebas como la comprobación del nivel de densidad ósea o el estado de las articulaciones. Se invierte mucho en unas zapatillas o en ropa deportiva, que es importante, pero no tanto en la salud ni en la materia interna que es nuestro cuerpo”.
“Mínimo de dos o tres meses para preparar un medio maratón”
Roberto Redondo considera que el creciente interés por participar en pruebas de running es muy positivo pero siempre que se haga con cabeza: “Estas carreras vienen bien porque invitan a la persona a preocuparse por su preparación y, por consiguiente, por su salud. Se proponen un objetivo y en base a eso adecúan los entrenamientos, la alimentación, el peso, el descanso o hasta el consumo de alcohol”.
el cardiólogo deportivo añade también que, en el caso de los percances sanitarios, influyen también factores como la enorme cantidad de participantes: “Lo primero que influye es la edad de los participantes y también el número de inscritos que hay en este tipo de pruebas”.
Roberto Redondo asegura por su parte a EL ESPAÑOL que, desde el punto de vista médico, el tiempo mínimo que se debe emplear para preparar una carrera, por pequeña que sea, es superior a los dos o tres meses: “En menos de ese tiempo ninguna persona podría realizarlo. Hay que preparar desde las zapatillas hasta la pisada pasando por las articulaciones, la forma de hidratarse o el sistema cardiovascular. Y si una persona no tiene mucha preparación, podría decirse que ese tiempo mínimo sube a unos 75 días o incluso más, alargándose varios meses. Fuera de esos plazos, lo mejor sería dejarlo y pensar en el futuro”.
“Muchos no se dan cuenta de los riesgos que asumen”
Roberto Redondo asegura que uno de los puntos claves para no ser protagonista de estos episodios es la prevención. E implica en esa labor a todos los agentes, desde médicos hasta preparadores pasando por fisios y por el propio corredor: “Hay que intentar transmitir la información de la prevención a todos aquellos que se dedican al deporte, tanto profesional como amateur”. Redondo amplía además el radio de implicación a aquellos personajes que cuentan con poder para influir en un público “como sucede con los YouTubers o influencers que practican deporte y que incitan o motivan a sus seguidores a hacerlo también sin el debido cuidado por su comunidad. Muchas veces no nos damos cuenta de las complicaciones y de los riesgos que pueden asumir los deportistas o los participantes en una prueba”.
Roberto Redondo detalla cuáles son las pruebas prueba médicas que se deberían solicitar para participar en cualquier prueba de running: “Una revisión cardiológica con un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo. Un TAC para saber cuánto calcio hay en las arterias coronarias o si tuviéramos alguna placa de ateroma en las arterias. También tratar el tema de la genética para evitar muchas muertes súbitas. Y realizar una analítica. Me gustaría que existiera también una preparación multidisciplinar, desde el fisio hasta el nutricionista. Pero no somos capaces de invertir en una parte de nuestro cuerpo lo que sí invertimos en equipamiento exterior”.
A Roberto Redondo le sorprende que gente poco preparada en comparación con un atleta de elite no calibre los riesgos que entrañan ciertos desafíos: “Los atletas profesionales sí están preocupados por su preparación y por cuidar todo al milímetro. La élite siempre vive en el límite entre el rendimiento y la salud. Pero en las pruebas extremas es donde se ha perdido el miedo o el respeto a encontrar los límites del cuerpo humano. Hay situaciones que no se deberían llevar a cabo, pero hay pruebas que existen y que provocan situaciones desagradables”.