La Illeta dels Banyets es uno de los yacimientos arqueológicos de Alicante que hace más tiempo que se conoce y se excava. Y, aún así, esta antigua península que quedó separada de la costa a causa de un terremoto sigue deparando sorpresas a los arqueólogos que trabajan en el sitio.
El último y sorprendente hallazgo ha sido un calzado de esparto de hace 2.300 años localizado en una de las primeras viviendas que se construyeron en la zona en la primera mitad del siglo III antes de Cristo. “Este es un descubrimiento excepcional al que su estado de conservación convierte en una pieza única”, han asegurado los investigadores del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ).
Centros religiosos y productivos
El yacimiento, situado en el término municipal de El Campello, a unos nueve kilómetros de la ciudad de Alicante, y que fue usado desde la prehistoria hasta la época romana, era especialmente conocido hasta ahora por sus centros religiosos y sus espacios de producción.
Destacan dos templos y varias instalaciones dedicadas al salado de pescado, además de lagares (para prensar uvas, aceitunas o manzanas), almazaras (molinos de aceite), hornos de brea, talleres de esparto o almacenes. Apenas se tenía constancia de un edificio dedicado a alojar a los habitantes del enclave.
Los investigadores han identificado una de las primeras viviendas del yacimiento de la Illeta dels Banyets, en la que se ha localizado un calzado de esparto de hace 2.300 años
EFE
El edificio hallado ahora sufrió muchas remodelaciones, incendios y ampliaciones. Los suelos de tierra apisonada de las habitaciones fueron reiteradamente repavimentados y en uno de ellos se han detectado los restos del calzado fabricado con esparto con una antigüedad de poco menos de 2.300 años.
“La identificación de este nuevo espacio supone un gran avance, pues nos permitirá conocer un poco más sobre la vida cotidiana de las personas que habitaron la Illeta y continuar trabajando para investigar sobre la historia de la provincia”, ha dicho el diputado provincial de Cultura, Juan de Dios Navarro, que este miércoles ha visitado el yacimiento con su homóloga de Arquitectura, Carmen Sellés.
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Los investigadores ya han procedido a consolidar las estructuras arquitectónicas para que los visitantes de la Illeta dels Banyets puedan disfrutar de los nuevos descubrimientos. “No es fácil que se conserve la materia orgánica y de ahí la importancia de este hallazgo que nos muestra directamente uno de los elementos de protección para los pies empleados en la primera mitad del siglo III a.C. y que ha subsistido con pocas variaciones hasta nuestros días”, ha dicho Manuel Olcina, director del MARQ.
Los arqueólogos, además, han identificado parte del mobiliario de los departamentos, que consistía en bancos de adobe y un hogar que tuvo un largo uso continuo con varias refracciones que modificaron ligeramente su aspecto. También se ha localizado parte de la vajilla doméstica, de procedencia mayoritariamente foránea.
El trabajo continúa en el valioso yacimiento de la Illeta dels Banyets
Marq
Una jarra, los salseros y páteras (platos o cuencos de poca profundidad) de barniz negro y rojo púnicos fabricados en la zona de Cartago, ánforas y jarras de la zona púnico-ebusitana, páteras de pequeñas estampillas, algunas ollas de cerámica ibérica y platos de cerámica pintada de esta misma producción.
Por otro lado, esta semana han finalizado los trabajos arqueológicos en el Tossal de Manises, que han permitido excavar un gran edificio rectangular de 10 por 19 metros hasta llegar a los estratos fundacionales del espacio habitado, de finales del siglo III antes de Cristo.
La primera ciudad de Amílcar Barca
Al retirar las primeras capas de tierra han aparecido una serie de estructuras de planta cuadrada y rectangular, afectadas parcialmente por el fuego. Como ha explicado Olcina, “cronológicamente son anteriores a la época augustea, es decir anterior al establecimiento del Imperio, a finales de siglo I antes de Cristo”.
Según los expertos, algunas características apuntan q que podría ser parte de la primera ciudad fundada por Amílcar Barca, Akra Leuké, a finales del siglo III a.C. y que fue destruida por los romanos durante la Segunda Guerra Púnica. “Si se confirmara este extremo, tendríamos una enorme zona, de 196 m2 en el que se visualizaría de manera clara esta ciudad púnica, con sus edificios y calles, algo excepcional”, ha concluido Navarro.



