Un gran ‘cañón’ de dinero procedente de la industria de las criptomonedas aún tiene millones por desplegar en el ámbito político estadounidense. Fairshake, un comité de acción política que representa los intereses de las criptomonedas, se está preparado para gastar más de 40 millones de dólares en las semanas finales de las elecciones de 2024 en Estados Unidos, tras haber destinado ya más de 140 millones en docenas de candidaturas al Congreso en todo el país.
Financiado por el bróker Coinbase Global, la empresa especializada Ripple Labs, el fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz y otros gigantes del sector, los esfuerzos de Fairshake han inquietado a algunos candidatos, quizás a ninguno más que a Sherrod Brown, el senador demócrata de Ohio y presidente del comité bancario.
Los últimos informes de la Comisión Federal Electoral de EEUU muestran que un Comité de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés) que estuvo financiado por Fairshake ha canalizado unos 40 millones de dólares desde agosto para apoyar al candidato republicano Bernie Moreno, quien ha logrado eliminar la ventaja de seis puntos de Brown, haciendo que la carrera esté demasiado reñida para predecir un ganador.
Sin embargo, fuera de la carrera en Ohio, Fairshake ha emergido como una rara fuerza bipartidista, buscando empujar a los candidatos de ambos partidos a tomarse en serio las criptomonedas. Financia dos PAC afiliados: Defend American Jobs, que apoya a los republicanos, y Protect Progress, que respalda a los demócratas. En algunos casos, solo la amenaza de su financiación ha sido suficiente.
Los PAC de criptomonedas se han mantenido al margen de la carrera por el Senado en Nevada, pero ambos candidatos han añadido lenguaje a favor de las criptomonedas en sus plataformas. Ya sea como un intento de obtener fondos de la industria o para evitar convertirse en blanco de ataques, los partidarios de Fairshake consideran este movimiento un éxito, según una persona familiarizada con las operaciones del PAC, quien solicitó anonimato para hablar sobre sus estrategias y prioridades.
El gasto bipartidista no es popular en todas partes. El inversor de capital de riesgo de Silicon Valley y donante de Fairshake, Ron Conway, criticó al consejero delegado de Coinbase, Brian Armstrong, al gurú del sector, Marc Andreessen, además de a otros ejecutivos de la industria tras enterarse de que el PAC apoyaría a Moreno.
“¿Qué tan cortos de miras y estúpidos podéis ser?”, escribió en un correo electrónico al que accedió Bloomberg. “Todo el mundo sabe que Sherrod es imprescindible para el estado y ganará, pero aun así os involucráis en este acto falto”. Conway, que prometió que dejaría de donar a dicho PAC, declinó hacer comentarios.
Lobby en las campañas
Los anuncios de Fairshake casi nunca mencionan criptomonedas, blockchain o la industria tecnológica. En su lugar, se centran en los candidatos, por ejemplo, destacando a la familia de Moreno y sus posturas alineadas con Donald Trump en temas energéticos.
El PAC lanzó su primer ataque en febrero, gastando 10 millones de dólares para cuestionar la integridad de Katie Porter, una de las primeras candidatas al escaño vacante en el Senado de California, que ha votado en contra de proyectos de ley pro-cripto. Cuando perdió ante el representante Adam Schiff en las primarias, la industria de las criptomonedas lo consideró una validación de su estrategia de gastar tanto para desestabilizar a sus enemigos como para apoyar a sus aliados.
Fairshake también se atribuyó parte del mérito de las derrotas en las primarias de los representantes Jamaal Bowman, de Nueva York, y Cori Bush, de Misuri, ambos votaron en contra de la legislación respaldada por la industria que habría limitado la supervisión de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) sobre las criptomonedas. El PAC destinó 2 millones de dólares contra Bowman y 1,4 millones contra Bush.
En las primarias republicanas de Utah, esta organización gastó 3,4 millones de dólares para apoyar a John Curtis y derrotar a Trent Staggs. Curtis ahora es el favorito para ganar el escaño en el Senado de Utah en noviembre.
“Me preocupa la desproporcionada influencia que tiene el dinero en la política en general, y lo que presenciamos aquí en Utah con esta elección”, dijo Staggs en X en ese momento. “Nos superaron en gastos por más de 10 millones de dólares, con otros 2 millones adicionales gastados directamente para atacarme”.
En la campaña hacia noviembre, Brown, más que cualquier otro candidato, ha sido el más perjudicado por Fairshake. Como presidente del Comité Bancario del Senado, ha sido un crítico de la industria, cuestionando sus anuncios en la Super Bowl y su legitimidad. Mientras tanto, Moreno fundó una empresa basada en blockchain para digitalizar títulos de automóviles, tras haber construido una cadena nacional de concesionarios de coches.
“Antes de nuestra inversión, uno de los senadores más anti-cripto estaba en camino a la victoria”, asegura Josh Vlasto, portavoz de Defend American Jobs. “Ahora, un líder pro-cripto está en posición de ganar”.
En Míchigan, el afiliado demócrata de Fairshake, Protect Progress, ha gastado más de 10 millones de dólares en apoyo a la campaña al Senado de Elissa Slotkin. Ella presentó y votó a favor de la legislación pro-cripto durante su tiempo en el Comité de Agricultura de la Cámara. También ha gastado otros 10 millones en Arizona en apoyo de Rubén Gallego, quien compite contra Kari Lake.
Asimismo, ha destinado casi 2,5 millones de dólares para apoyar a Shomari Figures, un candidato demócrata al Congreso por Mobile, Alabama. Desde las primarias, ha hecho de las criptomonedas parte de su plataforma y ha animado al Comité Nacional Demócrata a “adoptar un enfoque de futuro respecto a los activos digitales y la tecnología blockchain”. Actualmente, Figures lidera las encuestas de cara a las elecciones generales.
Al apoyar tanto a demócratas como a republicanos, la industria de las criptomonedas ha desafiado el enfoque político corporativo tradicional, según Rick Claypool, director de investigación de Public Citizen, una organización sin ánimo de lucro de defensa del consumidor. Desde que el Tribunal Supremo levantó la mayoría de las restricciones de gasto electoral en 2010, las empresas se han centrado en los PAC preexistentes o en concentrar las donaciones en candidatos de un solo partido.
“Es puramente transaccional y en políticas específicas”, apunta Claypool. “Es un intento muy claro de presionar a los legisladores diciéndoles: ‘Apóyanos y nos mantendremos fuera de tu carrera'”.
Fairshake aún tiene decenas de millones en sus arcas, en parte gracias a patrocinadores como ConsenSys, la compañía de software de blockchain, que añadió 800.000 dólares en septiembre, según su último informe. Y sus partidarios aún podrían aportar más.
A principios de este mes, Fairshake dirigió su atención a una serie de ajustadas carreras en la Cámara. Fiel a su estilo, apoyó a la republicana Michelle Steel, de California, y a la demócrata Yadira Caraveo, de Colorado.
