Con frecuencia la danza queda fagocitada por el teatro en los festivales y ferias de artes escénicas que se alimentan con propuestas de ambas disciplinas. Y aunque la interdisciplinariedad y las artes vivas ponen sobre la mesa que las etiquetas a veces carecen de sentido, la danza y las artes del movimiento suelen tener menor presencia en estos encuentros de cartelera variada. Pero no es el caso de dFeria, la Feria de Artes Escénicas de San Sebastián, que celebra su edición número 31 desde el pasado 16 de marzo y hasta el próximo 20. La cita donostiarra no solo apuesta desde hace tiempo por una programación paritaria, sino que este año además ha concentrado dos grandes nombres de la danza internacional en sus primeros días: el del coreógrafo suizo Martin Zimmerman y el del griego Christos Papadopoulos al frente de la agrupación alemana Dance On Ensemble (Suiza, Alemania y Austria son países invitados).
El director de la feria, Norka Chiapusso, lo explica a este periódico con matemáticas: “La danza tiene absolutamente el mismo protagonismo y programación que el teatro. Y la ecuación suele ser 40% de una y 40% de otro. El resto es para espectáculos multidisciplinares”. La feria donostiarra arrancó como cita teatral en 1988, promovida por el Ayuntamiento de San Sebastián y Donostia Kultura, y desde 2007, año de la reinauguración del teatro Victoria Eugenia, una de las plazas principales de esta muestra, también abraza la danza. “En aquel momento quisimos ocuparnos de esta disciplina, conscientes de su fragilidad y con problemas de visibilidad. Desde entonces, tiene la misma presencia que el teatro y en los últimos años inauguramos con ella”. Se refiere Chiapusso a grandes nombres de la danza europea como el Centro Coreografico Nazionale-Atterbaletto, que abrió la feria en 2024, y la archiconocida y casi siempre fabulosa y conmovedora Peeping Tom, que hizo lo propio en 2023.
Los dos espectáculos inaugurales de esta edición, a los que asistió este diario por invitación de dFeria, resultaron impactantes, pero por diferentes motivos. En Danse Macabre, la propuesta de movimiento, circo y dispendio escénico que presentó Zimmerman los días 16 y 17 de marzo en el teatro Victoria Eugenia, el asombro llegó especialmente por una escenografía exuberante en la que sobresalía una caja escénica, que se balanceaba con el peso de los intérpretes, en la cúspide de un triángulo. En el interior de este receptáculo se dieron los momentos más interesantes de una obra larga en la que cuesta mantener la atención, por intermitente o irregular. Los intérpretes, Zimmermann incluido, sostuvieron el peso de un montaje que dividió la opinión del público casi a partes iguales. Estrenado en 2021 y visto en España en 2022, en el Teatro Central de Sevilla, Danse Macabre no es la creación más reciente del suizo, sino Louise, un trabajo para cuatro intérpretes (las cuatro mujeres) estrenado en noviembre de 2024.
Pero sin duda alguna, el gran momento de la danza en San Sebastián se produjo en la noche del 17 de marzo, también en el Victoria Eugenia, con la obra Mellowing, una creación impecable (en muchos sentidos, todos los importantes) del coreógrafo griego Christos Papadopoulos y que puso en escena la Dance On Ensemble y sus 11 bailarines. Todos, por cierto, de más de 40 años, una de las principales señas de identidad de esta agrupación que nació en Berlín en 2015 para visibilizar el trabajo de quienes no dejan de exigirse y cumplir con su cometido, a pesar de los años. “Además de la experiencia que un cuerpo maduro puede proporcionar, también se trata de poner en valor las habilidades físicas que seguimos teniendo”, explicaba el director de la compañía Ty Boomershine, ese mismo día por la mañana en rueda de prensa. Con el tono hipnótico, preciso (en la concepción del movimiento, pero también del espacio, la música y las luces) e incluso obsesivo que caracteriza el discurso de Papadopoulos, Mellowing es todo un compendio de talento y comprometida honestidad con el arte de la danza y del espectáculo. Desde lo mínimo y lo contenido, más allá de la exhibición y el efectismo, se trata de una obra del todo fascinante que el colectivo defendió con entrega y oficio. Entre los intérpretes, por cierto, había varios españoles, como la donostiarra y prestigiosa Jone San Martin, Alba Barral Fernández y Javier Arozena.
Los artistas vascos Iker Karrera, Amaia Elizaran y el colectivo Osa+Mujica, junto con otros procedentes de otras partes del país, como el andaluz Guillermo Weickert, que presentó su premiado espectáculo Luz sobre las cosas el lunes, completan la oferta dancística de esta edición de la feria. Nombres como Pablo Messiez, Emilio del Valle y María Goricelaya destacan en la programación teatral que se extiende hasta el jueves.