En la antesala del clásico, el Real Madrid y el Barcelona pasaron por la crudeza del Borussia Dortmund y del Bayern Múnich, y dejaron escenas que apuntan a lo que podría ser el corazón del partido de esta noche en el Bernabéu (21.00, Dazn). Hansi Flick volvió a instalar a sus centrales en el centro del campo cuando el rival sacaba la pelota. Carlo Ancelotti vio a Vinicius pasar volando a su lado por la banda en una carrera de 80 metros que terminó en el 4-2. El brasileño y Mbappé, dos de los atacantes más veloces del mundo, ponen este sábado a prueba la trampa extrema del Barça. Y al revés.
El técnico azulgrana lleva apenas cinco meses en el banquillo y ya ha consolidado su aportación al catálogo de creaciones tácticas. Al rombo, la pirámide y el diamante invertido, ha añadido lo que se podría bautizar como el abismo de Flick, por el vacío que abre un planteamiento que supone tanto un riesgo para su equipo como un señuelo para los rivales; casi siempre irresistible.
En los últimos diez años, ningún equipo de las cinco grandes ligas europeas había dejado tantas veces en fuera de juego al rival, según fbref.com: el Barça provoca esta situación 6,5 veces por partido, más del doble que el año pasado (3,1), y también más del doble que las tres de Osasuna, el siguiente del campeonato. Lo más cerca de esto que se ha visto en Europa estos diez años fueron los 5,1 fueras de juego por partido de los rivales de la Sampdoria en la temporada 2016/2017.
“Muchos entrenadores se fijan”, dijo este viernes Flick. “Nuestra idea es presionar al máximo. Tenemos que acercarnos cada vez más. Hay que ser una unidad compacta y no dejar espacios entre las líneas”, explicó. Adelantar tanto a los centrales es una manera de escoger y reducir el espacio que van a defender. Si se toma la distancia entre el borde del área del rival y el centro del campo, que es donde se plantan los centrales marcando la línea de fuera de juego, quedan solo 36 metros.
La idea consigue reducir el espacio que deben cubrir los jugadores para presionar. Ha logrado que, según los datos de Hudl Statsbomb, la distancia media a la que realiza las acciones defensivas sea la más alta de un equipo de la Liga en las últimas nueve temporadas, a 50,6 metros de su portería. Pero la otra cara del abismo de Flick es que abre la muy golosa oportunidad de lanzar un pase largo a la espalda. Cubarsí e Íñigo Martínez viven con las caderas giradas, dispuestos a lanzarse a correr hacia atrás en cualquier instante. Cuando un rival arma la pierna para soltar un pase, se abren unos segundos de tensión intensa, sobre el alambre: mientras los defensas corren hacia atrás y los delanteros hacia Iñaki Peña, flota una incógnita que muchas veces solo resuelve más tarde el VAR por márgenes de escasos centímetros.
Sucedió, por ejemplo, el domingo pasado. El Sevilla intentaba aprovechar la invitación del espacio libre con pases a la espalda. Lukebakio corrió a por uno y marcó, pero la revisión dictaminó que se había escapado antes de tiempo. Después, Isaac Romero alcanzó otro, entró en el área, recortó, cayó derribado por Cubarsí y oyó al árbitro pitar penalti. Pero el VAR lo anuló. Algunos fueras de juego se celebran como goles en Montjuïc. El Sevilla solo marcó de verdad cuando Idumbo empezó a correr hacia otro balón a la espalda desde su propio campo.
Ancelotti, claro, también se ha fijado: “Puede ser que tengan la línea alta. Entonces tú tienes una manera de atacar. Puede ser que bajen la línea, y tienes que ser capaz de manejar el ataque”, dijo. “Algo tengo pensado. No me parece correcto explicártelo hoy [por este viernes]. Puedes verlo y después me puedes decir si me he equivocado o no”, contestó a un periodista.
Llegados a ese momento de vértigo en el que se lanza el pase a la espalda y el delantero y el defensa corren desesperados, el técnico italiano cuenta con cierta ventaja, que conoce Flick: “Siempre hay jugadores rivales rápidos. También en el Real Madrid”.
El equipo de Ancelotti supondrá la prueba más extrema. A Vini, la UEFA le ha registrado en la Champions una velocidad máxima de 35,5 km/h; a Mbappé, 34,9 y a Bellingham, 32,9. Esa fue la punta del más rápido de los defensas azulgrana (Balde), mientras que Cubarsí ha marcado 31,8; Koundé, 31,6 e Íñigo Martínez, 31,4. En una carrera a velocidad máxima, Vinicius le sacaría a Cubarsí casi un metro por cada diez recorridos.
El otro lado del abismo de Flick es cómo ataca su equipo cuando recupera arriba. “Ha cambiado un poco la filosofía. Juega de manera mucho más directa”, dijo Ancelotti. Su delantera se encuentra además en un momento especialmente inspirado: según el modelo de Hudl Statsbomb, ha marcado en la Liga 10,4 goles más de lo que debería de acuerdo a la calidad de las ocasiones. El Madrid, con una defensa que preocupa a Ancelotti, solo ha marcado 2,5 más.
El clásico parece destinado a dirimir el vértigo sobre el alambre que atraviesa el abismo de Flick.