Kilian Jornet volvió a desafiar los límites del cuerpo humano -o por lo menos del suyo- con una actuación memorable en la Chianti Ultra-Trail by UTMB 2025. Apenas una semana después de convertirse en padre por tercera vez y tras acumular jornadas de apenas dos horas de sueño, el catalán cruzó la meta en segunda posición en una de las carreras más exigentes del calendario europeo.
El objetivo era claro: lograr el Golden Ticket que le diera acceso a la Western States 100, su gran meta del año. Para ello debía acabar entre los dos primeros en los 120 kilómetros y 5.200 metros de desnivel positivo del recorrido toscano. Lo logró, aunque por primera vez desde 2018 no ganó una ultra que empezó.
“El gran objetivo era clasificarme para la Western. No podía arriesgar más por el dolor en la rodilla”, explicó tras la carrera. La molestia en el tensor de la fascia lata lo obligó a reducir el ritmo en la segunda mitad de la prueba, pero aun así se mantuvo firme hasta el final.
Jim Walmsley se llevó la victoria con un crono de 9h59:48, mientras que Jornet terminó en 10h27:27, apenas 30 segundos por delante del francés Vincent Bouillard. Con quien ofreció un gran espectáculo.
El desgaste fue extremo. Jornet viajó desde Noruega a Italia tras una breve “negociación” familiar, y emprendió el regreso nada más acabar la carrera en un taxi que lo llevó de vuelta a casa, recorriendo más de 2.000 kilómetros.
“Desde que nació mi hijo he dormido una media de dos horas. No ha estado mal viniendo sin dormir…”, ironizó el catalán, que ya centra su preparación en la Western States, programada para el 29 de junio en California, donde volverá a enfrentarse a Walmsley y a los mejores corredores del mundo en una prueba de 100 millas marcada por el calor, el polvo y la velocidad.
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