WASHINGTON.- A Donald Trump le tomó apenas unos días dejar a Washington boquiabierta de nuevo. En medio una batería de anuncios sobre su futuro gabinete, la decisión de Trump de designar al frente del Departamento de Justicia a un congresista de Florida ultratrumpista y polémico que enfrenta una investigación en el Congreso por abuso sexual conmocionó a todo el arco político en la capital, y abrió un primer frente de tormenta de su segunda presidencia, aun antes de su comienzo. A ese nombramiento se suma también el de Robert Kennedy (h.), un activista antivacunas, como secretario de Salud.
Matt Gaetz, de 42 años, se mudó a Washington desde Florida como congresista junto con Trump, a principios de 2017, y rápidamente se posicionó como una de las voces más disruptivas y controvertidas de la nueva ultraderecha norteamericana, y uno de los aliados más leales de Trump, quien ahora, para sorpresa de propios y ajenos, decidió premiar esa lealtad con uno de los cargos más gravitantes y sensibles del gabinete: el de Fiscal General de Estados Unidos.
Gaetz carga con una lista singular de controversias en su historial. El joven congresista de Florida fue objeto de una investigación del Departamento de Justicia por tráfico sexual infantil y violación. Los fiscales nunca presentaron cargos en su contra. Gaetz también quedó bajo una investigación del Comité de Ética de la Cámara de Representantes por acusaciones de abuso sexual de menores, uso ilegal de drogas, compartir fotografías y videos inapropiados –CNN informó en 2021 que Gaetz había mostrado imágenes de una mujer desnuda a colegas de la Cámara– y por corrupción con fondos de campaña.
Gaetz siempre negó todas las acusaciones. Ahora, los resultados de la investigación quizá nunca se conozcan porque Gaetz renunció luego de que Trump lo eligió para dirigir a los fiscales federales, anulando de manera automática la investigación de la Cámara.
“Gaetz debe ser la peor nominación para un puesto en el gabinete en la historia de Estados Unidos. Esto es algo que queda fuera del ámbito de deferencia que se debe tener con un presidente que nomina a miembros de su equipo directivo. Gaetz no sólo es totalmente incompetente para este trabajo, sino que no tiene carácter ni la virtud cívica que querían los Padres Fundadores”, lo vapuleó John Bolton, quien trabajó para las administraciones de Trump y George W. Bush.
El historial de Gaetz puso automáticamente en duda su confirmación en el Senado, donde varios senadores republicanos dejaron por sentado su amplio escepticismo sobre las aptitudes de Gaetz para liderar a los fiscales y las agencias federales a cargo del cumplimiento de la ley, o dejaron entrever que al menos querrán ver el informe del Comité de Ética antes de decidir sobre su confirmación.
Ese escenario llevó de inmediato a la especulación de que Trump decida avanzar con su designación por decreto. El presidente electo ha prometido una profunda purga en el Departamento de Justicia, y Gaetz le garantiza lealtad total, algo que Trump anhela y que nunca tuvo con los dos fiscales de su primer gobierno, Jeff Sessions y Bill Barr.
“No creo que sea un candidato serio”, atizó Lisa Murkowski, senadora republicana de Alaska, y una de las legisladoras moderadas de la bancada que ha solido romper con Trump. John Cornyn, senador por Texas, dijo que ningún senador querrá “actuar a ciegas”, anticipando la posibilidad de que el informe del Comité de Ética sea parte del proceso de confirmación. “Parte de esto es para proteger al presidente contra información o sorpresas que salgan a la luz más tarde y de las que él y su equipo no estaban al tanto”, afirmó.
La decisión de Trump se forjó al parecer en el vuelo de Palm Beach a Washington esta semana, en el que también estuvo Gaetz. Trump tomó la decisión durante ese viaje, según informó el The Wall Street Journal. Gaetz no estaba entre los candidatos para el puesto, pero Trump no estaba convencido con ninguno de los nombres en la lista que le había arrimado su equipo de transición. Trump reveló la decisión mientras estaba en Washington y dejó atónito a todo el arco político, un recordatorio temprano de su estilo personalista e imprevisible que mantuvo al país en puntas de pies durante su primera presidencia.
Además de la selección de Gaetz, otros tres nombramientos han tenido un efecto similar, aunque menos intenso. Peter Hegseth, la persona elegida para liderar el Pentágono, y un comentarista de la cadena Fox, jamás trabajó en un alto puesto en la administración pública y ahora estará al frente de las Fuerzas Armadas más poderosas del planeta. Tulsi Gabbard, una excongresista demócrata y excandidata presidencial acusada de amplificar propaganda del Kremlin, es la elegida para la Direción Nacional de Inteligencia. Y Robert Kennedy Jr., famoso por su activismo en contra de las vacunas, se encamina a dirigir el Departamento de Salud tras ser nominado este jueves por Trump.
Kennedy ascendió al primer anillo de confianza de Trump luego de retirar su candidatura presidencial y de brindarle su apoyo a Trump, generando consternación y furia en el clan Kennedy. El hijo de Bobby Kennedy ha prometido “hacer saludable a Estados Unidos de nuevo”, una adaptación del slogan de campaña de Trump a la salud.
“Durante demasiado tiempo, los estadounidenses han sido aplastados por el complejo industrial de alimentos y las compañías farmacéuticas que han incurrido en engaños, desinformación y desinformación cuando se trata de salud pública”, dijo Trump en un comunicado.
Si Trump decide avanzar con sus designaciones, Gaetz, Hegseth, Gabbard y Kennedy enfrentarán las más duras audiencias de confirmación en el Senado, donde los senadores republicanos tendrán un primer test en la nueva era trumpista: o rechazan a los elegidos por Trump, o dan una muestra de confianza y lealtad al flamante presidente electo confirmando a las personas que seleccionó para su primer gabinete presidencial pese a sus historiales individuales.
La posibilidad de un rechazo a alguno de estos pliegos abría la puerta para que Trump decidiera nombrarlos por decreto, marcando un primer contrapunto con el Congreso. Pero hubo quienes también ventilaron la posibilidad de que Trump tiene otros nombres en mente, y estos primeros nombramientos apenas buscan despejar el camino para los que vendrán después, una mera maniobra política en medio de la formación del nuevo gobierno.
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