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Trump, Florida y la política exterior hacia América Latina | Cenital

Autor: Juan Gabriel Tokatlian

Desde hace décadas, es habitual afirmar el peso político del estado de la Florida en las iniciativas y medidas de los gobiernos en Estados Unidos respecto a América Latina. En realidad, esa aseveración es correcta cuando se analiza y evalúa la gravitación de los y las latino-estadounidenses específicamente en el Poder Legislativo; en particular, respecto al notable cabildeo (lobbying) histórico de los cubano-estadounidenses de la Florida. Ello es realmente significativo ya que, de acuerdo con el último censo de 2020, los cubano-estadounidenses son sólo 2.4 millones de los 62.5 millones de latinos en ese país; apenas el 3.8% del total. En general, ese influjo de los latinos en el Congreso se ha manifestado en pocos temas y respecto a un número acotado de países: principalmente, la política hacia Cuba y, en algunas coyunturas, respecto a Centroamérica (conflictos armados y migración), México (migración y crimen organizado), Colombia (drogas) y Venezuela (la naturaleza del régimen político). En tiempos más recientes, la proyección de China en la región generó mucha más atención y mayor inquietud en Washington. 

No sorprenden, entonces, sendas resoluciones de la Cámara de Representantes (auspiciada por la congresista republicana de la Florida, María Elvira Salazar) y del Senado (entre sus auspiciantes estaban los senadores republicanos de la Florida, Marco Rubio y Rick Scott) para conmemorar, en 2023, la vigencia de dos siglos de la Doctrina Monroe y la urgencia de contener y revertir el despliegue de Beijing en el área. Ahora bien, no todo empeño de la comunidad latina en el Legislativo debe entenderse como una preeminencia decisiva en la praxis de la política exterior latinoamericana de las administraciones de turno. Repercutir no implica determinar.

Surgieron, desde la victoria de Donald Trump en noviembre de 2024, algunas reacciones iniciales sobre el lugar que tendría América Latina en la política exterior estadounidense. Para algunos, la región será, esta vez sí, una prioridad; para otros, continuará siendo una contra-parte postergada o nada prioritaria en el orden de significación que le asigna proverbialmente Washington. Independiente de las observaciones preliminares y de la relevancia alta o baja de la región para el nuevo Gobierno republicano, este artículo busca abordar y ponderar la importancia y alcance que pudiera tener la política hacia Latinoamérica a raíz de los nombramientos de altos funcionarios provenientes del Estado de la Florida.

Lo nuevo y sus rasgos distintivos

A mi entender, la mayor novedad que se advierte para el caso de América Latina es la trascendencia alcanzada por el estado de la Florida; y en especial, el rol y la influencia en el Ejecutivo de floridanos, tanto de origen latino como no latino. Es bueno recordar, así parezca un apunte menor, que Trump, durante su primer mandato, cambió su sitio de residencia en 2019 de New York — la Trump Tower — a Florida — la mansión Mar-a-Largo. Sí constituye un dato relevante el de los aportes a su campaña presidencial. Las donaciones originadas en la Florida alcanzaron los US$ 115.636.554, siendo el cuarto estado, con un 10.8% del total, en cuanto a las contribuciones realizadas. Solo los aportes del área metropolitana de West Palm Beach-Boca Raton fueron de US$ 50.577.194; siendo el condado de Palm Beach, donde se localiza la mansión Mar-a-Largo, el domicilio del mayor número de millonarios floridanos. Paralelamente, el dueño del hedge fund Citadel LLC. con una fortuna de US$ 35.000 millones y oriundo de Florida, Kenneth Griffin, donó US$ 100 millones para candidatos republicanos a la Cámara de Representantes y al Senado. Florida fue, entonces, un bastión valioso en materia de fondos electorales para el Partido Republicano, en general, y para Donald Trump, en particular.

Otro elemento para tener en cuenta es la presencia activa de think-tanks, organizaciones y actores no estatales de distinto orden con diversas agendas conservadoras y radicalizadas, así como sus propuestas, su impacto entre los republicanos, y en tanto conducto para facilitar el ingreso al Ejecutivo. Por ejemplo, uno de ellos es The James Madison Institute cuya misión es promover la bondad del capitalismo, el Estado mínimo y la plena libertad económica. En el contexto de la Florida International University funciona — y así se autoidentifica — el think-tank Adam Center for Economic Freedom que tiene como propósito inspirar a líderes sobre el valor del libre mercado y su efecto sobre la libertad y prosperidad. También está el capítulo Florida del encumbrado America First Policy Institute (AFPI) fundado en 2021 y dedicado a defender y fomentar las promesas y políticas públicas para “hacer a Estados Unidos grande otra vez” (Make America Great Again). Su presidenta, Linda McMahon, quien donó US$ 20.3 millones a la campaña de Trump, fue designada para el Departamento de Educación, y su directora ejecutiva (CEO), Brooke Rollins, fue designada para el Departamento de Agricultura.

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Seamos Mejores amigos

La Conservative Political Action Conference (CPAC) que se estableció en 1974 — y a la que asistió Trump por primera vez en 2011 — tuvo a la Florida como sede de las conferencias anuales de 2021 y 2022. En noviembre de 2024 hubo otro encuentro de CPAC en Mar-a-Largo con el mandatario electo como figura central después de su victoria. A ese evento asistió el presidente Javier Milei. 

CPAC es un ámbito clave para la transnacionalización de las ultraderechas; transnacionalización en la que, para Rebecca Sanders y Laura Dudley Jenkins, se manifiesta un “populismo patriarcal”: un movimiento que promete “defender los intereses del ‘pueblo puro’ contra las ‘elites corruptas’… y en el que globalistas y feministas “son enmarcados como amenazas peligrosas para la restauración de la grandeza nacional”.

Además, la Florida es el lugar donde funciona la Foundation for Government Accountability (FGA), un think-tank cuyo leitmotiv es reducir el Estado de bienestar y recomendar políticas pro-mercado, incidiendo en cambios legislativos a nivel estadual y federal. Es bueno mencionar que la FGA es parte (junto a The James Madison Institute) del consejo asesor de The Heritage Foundation que elaboró el llamado Proyecto 2025 que se supone implementará Trump a partir del 20 de enero de 2025. Sin embargo, hay quienes afirman que será AFPI el think-tank más influyente en la gestión del segundo mandato de Trump. Los nombramientos, primero, y las políticas a ejecutarse, después, revelarán si uno u otro think-tank resulta más poderoso y decisivo.

En consecuencia, no es exagerado afirmar que el estado de la Florida pasó a ser un imprescindible epicentro del partido republicano. Asimismo, se convirtió en un foco vital del movimiento “Make America Great Again”, mientras Miami devino en un albergue para la derecha de América Latina

Cabe mencionar que en la Florida se localizan 114 (el segundo estado después de California con 117) organizaciones extremistas de diverso tipo. Según un informe de la Anti-Defamation League, “en Florida existe una extensa e interconectada red de supremacistas blancos con otros grupos de extrema derecha”. De hecho, en los últimos años, la Florida se volvió, de acuerdo con investigaciones periodísticas, un territorio fértil para grupos de ultraderecha y su proyección nacional.

Consideremos ahora el asunto de la población latina en el Estado de la Florida. Hay una serie de datos que merece comentarse. Trump venció allí a Kamala Harris por una diferencia categórica: 56% contra 43% de los votos, ganando en 61 de los 67 condados. En ese contexto, resultó crucial el voto latino. Para comprender eso es conveniente analizar, por ejemplo, el porcentaje de latinos de distinto origen y su lugar de residencia. De los 2.4 millones de cubano-estadounidenses, el 64% vive en la Florida; de los 450 mil nicaragüense-estadounidenses, el 37% habita en ese estado; y de los 640 mil venezolanos, el 47% se domicilia allí. Habría que agregar que del total de estadounidenses de origen colombiano (1.4 millones), el 31% reside en la Florida, así como el hecho de que del total de estadounidenses de origen argentino (290 mil), el 23% reside ahí.

Adicionalmente, el 54% de los cubano-estadounidenses en la Florida son votantes registrados en el Partido Republicano. En ese estado, el voto latino masculino por Trump llegó al 64% (en 2020 había sido 48%) y el voto latino femenino fue de 52% (en 2020 había sido 45%). Habría que adicionar que el voto católico — la mayoría de los latinos en la Florida lo son — en favor de Trump en el estado tuvo una diferencia de 29 puntos respecto al voto por Harris. En el condado de Miami-Dade, con una población latina de 68%, Trump obtuvo el 55% de los votos. Para la elección de 2024 a la Cámara de Representantes, los republicanos de Florida lograron 20 asientos y los demócratas apenas 8. En la elección para el Senado, el republicano Rick Scott obtuvo 55.6% de los votos, mientras la demócrata Debbie Mucarsel-Powell, 42.8%: en la elección de 2018 la diferencia a favor de Scott contra un oponente demócrata fue mínima: 0.12%. 

En breve, la base de apoyo a los republicanos y a Trump entre los latinos en la Florida fue elocuente; lo cual parece haber tornado al estado en una fortaleza de ese partido y, por supuesto, del reelecto presidente. Es bueno enfatizar que, en materia internacional, los latinos no se diferencian de la mayoría de otros grupos de votantes en cuanto a su respaldo al liderazgo global de Washington y a la superioridad militar de Estados Unidos. 

En la última elección, las prioridades de la población latina fueron domésticas — la inflación, el empleo, el costo de la vivienda y de la salud, entre otros — y en la intersección entre lo interno y lo externo prevaleció el asunto de la migración. Esto último no debe confundirse con un soporte a la deportación masiva. Más aún, de acuerdo con una encuesta de octubre de 2024, tres cuartas partes de los votantes reconocen que los migrantes se ocupan de trabajos que los ciudadanos estadounidenses no quieren realizar.

Los nombramientos: perfiles y particularidades

Con ese telón de fondo, lo más interesante a mi entender es la designación de varios funcionarios latinos y no latinos vinculados al estado de la Florida en cargos muy destacados en el segundo gobierno de Trump. Son varios los casos. Uno de ellos es el de Susie Wiles que, si bien no es del estado, su trayectoria política fue en la Florida adonde se mudó y dirigió múltiples campañas electorales a la presidencia, a la gobernación y a alcaldías, y al Congreso. Ella condujo la victoriosa campaña de Trump en la Florida en 2016 y la ganadora a nivel nacional en 2024. Es una notable operadora política y conocida por su habilidad para el lobbying a favor de corporaciones (unos 42 clientes entre 2017 y 2024). Wiles fue designada jefe de Gabinete del Gobierno entrante. Taylor Budowich, asistente de Trump vinculado a MAGA Inc. — un comité de acción política que canalizó 400 millones de dólares en donaciones a favor de los republicanos — y ligado a políticos (el gobernador DeSantis y el legislador Corcoran) de la Florida — fue nombrado jefe de Gabinete adjunto para Comunicación y Personal. También de la Florida, James Blair fue escogido jefe de Gabinete adjunto para Asuntos Legislativos, Políticos y Públicos.

Marco Rubio, senador republicano de la Florida desde 2011, fue nombrado secretario de Estado. A lo largo de su carrera política mutó de ser un republicano convencional a un trumpista leal. Su récord legislativo y sus declaraciones reflejan su condición de “halcón” respecto a Cuba, Nicaragua y Venezuela, así como su antipatía hacia Lula Da Silva y Gustavo Petro. En particular, en el caso cubano — su obsesión — él se opuso a la normalización de relaciones durante la presidencia de Barack Obama y reivindicó una estrategia de máxima presión. Asimismo, señaló las posibilidades de cooperación con países como Ecuador, Guyana y Paraguay; entre otros. Severo crítico de China que juzga como una grave amenaza para el país y amigo de sanciones por doquier, expresó su apoyo a la propuesta de Trump sobre deportación masiva de migrantes, considera a Irán un “régimen terrorista” y tuvo un perfil de voto antiambientalista. En sus pronunciamientos reveló su inclinación por una solución política, que sería indudablemente compleja, a la guerra en Ucrania, mientras que reiteró su oposición al cese de hostilidades en Gaza. En febrero de 2024 visitó la Argentina y elogió al presidente Milei por su “plan audaz para salvar” al país.

Como Enviado Especial para América Latina en el Departamento de Estado fue nombrado otro floridano, Mauricio Claver-Carone. Tuvo distintos cargos con incidencia sobre América Latina en el primer gobierno de Trump: asesor de Asuntos Internacionales en el Departamento de Tesoro, director ejecutivo en el Fondo Monetario Internacional (FMI), y director de Asuntos del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional. En 2020 fue elegido presidente — hubo un único candidato — del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con 30 votos (66.8%) a favor y 16 abstenciones (Argentina, Chile, México, Perú y Trinidad y Tobago, más once extra-regionales). La más cercana votación con un solo candidato había sido la de Luis Alberto Moreno que recibió el 96.2% de los respaldos. 

La elección de Claver-Carone no solo apuntaba a frenar la expansión comercial y financiera de China en Latinoamérica, sino también a “limitar el poder (institucional) de la Argentina y Brasil” en el BID. En 2022 Claver-Carone fue destituido por haber mantenido una relación amorosa con una subordinada a quien, a su vez, benefició materialmente. Días antes de su destitución, la Argentina había recibido el apoyo del banco para un préstamo de emergencia; lo cual no modificó la postura del Gobierno respecto a su salida de la presidencia del BID. Por aquel entonces el delegado como representante argentino ante el banco era Guillermo Francos, gracias a la intermediación de su amigo Gustavo Béliz. No es extraño, entonces, que en septiembre de 2024 Claver-Carone dijera: “Ojalá Milei sea fiel a lo que aboga (pero) si cree que Francos le va a traer credibilidad en Estados Unidos se equivoca enormemente”. 

Las posturas de Mauricio Claver-Carone eran y son conocidas: hostilidad, en especial, contra Cuba y Venezuela (no tanto respecto a Nicaragua que votó a favor suyo en el BID y que recibió financiamiento del banco para 2021–2022) y apoyo a líderes de derecha como fue su vigoroso respaldo al mayor crédito otorgado por el FMI a un país: la Argentina de Mauricio Macri. Además, fue y es “halcón” respecto a China. Más recientemente — y de manera equívoca pues de ese sitio no partirán exportaciones hacia Estados Unidos — propuso un arancel del 60% a los productos que ingresen al país originados en el puerto de Chancay en Perú que fue financiado por China.

Resulta curioso que el secretario tendrá en el Departamento de Estado varios enviados — seis hasta ahora — por país, región y tema, entre los cuales está Claver-Carone. Habrá que observar cómo Marco Rubio maneja y coordina la diplomacia estadounidense; una diplomacia cada vez más “atrofiada” según Evan Cooper. En el caso particular de América Latina, se suma Richard Grenell (oriundo de Michigan), quien fue director encargado de Inteligencia Nacional en 2020 y aspiraba al cargo de Rubio. Fue nombrado enviado para Misiones Especiales que incluye, entre otros, a Venezuela.

La republicana Pat Bondi, exfiscal general de la Florida, quien fuera del equipo de abogados de Donald Trump en su primer juicio de destitución entre septiembre de 2019-febrero 2020 y encabezara desde 2021 el Center for Litigation del capítulo Florida de AFPI, fue escogida para estar al frente del Departamento de Justicia. Devota trumpista, afirmó en la elección de 2020: “Ganamos en Pensilvania y queremos que haya un recuento imparcial del voto”. Como miembro de AFPI presentó distintas demandas judiciales cuyo objetivo era obstaculizar el acceso a las urnas y/o privar del derecho al voto a determinados grupos de electores; algo, sin duda, preocupante. Es oportuno indicar que la Administración de Control de Drogas (Drug Enforcement Agency, DEA) es una agencia del Departamento de Justicia. En la cuestión del narcotráfico y el crimen organizado — que afecta a América en su conjunto — el papel de la DEA es crucial. Un sucinto comentario al respecto. Por un lado, en el caso particular de Estados Unidos, el total de fallecimientos por abuso de fentanilo en 2023 fue de 74.702. Es bueno tener en cuenta que el número de muertos en tres guerras — Vietnam (58.220 militares), Irak (8.264 militares, civiles y contratistas) y Afganistán (6.247 militares, civiles y contratistas) —  fue de 72.731. En el frente de la política estadual contra el fentanilo, Bondi fue una empedernida combatiente; aunque los datos de muerte por sobredosis al final de su gestión en 2019 mostraban que la Florida había empeorado, pasando del puesto 15 a nivel nacional al 20 debido al aumento de la tasa de decesos. Por otro lado, se asiste a una bonanza de alcance global en materia de cocaína, mientras la expansión de la violencia ligada al narcotráfico en América Latina tuvo y tiene consecuencias devastadoras. Algunas voces realzaron el valor del estilo transaccional de Trump; su preferencia por deals (tratos) en vez de rules (reglas). Otros han afirmado, en materia de drogas, que “el enfoque transaccional ayuda a explicar por qué la resistencia al crimen organizado decayó: cuando todo está en venta, nada es sagrado”.

Adicionalmente, en el área de Justicia, Todd Blanche, abogado de Trump en la causa penal que se llevó a cabo en New York y quien en 2023 adquirió una propiedad en Palm Beach, fue designado como fiscal general Adjunto de Bondi. A su turno, Chad Mizelle, oriundo de Florida y quien se desempeñó en el Departamento de Seguridad Nacional en el primer mandato de Trump, fue nombrado jefe de Gabinete en el Departamento de Justicia.

Michael Waltz, representante republicano por la Florida desde 2019, fue designado consejero de Seguridad Nacional. Coronel retirado de la Guardia Nacional, ex Boina Verde condecorado, se desempeñó en el Pentágono durante la administración del presidente George W. Bush en tiempos de Donald Rumsfeld y Robert Gates como secretarios de Defensa. Fue miembro de la China Task Force en la Cámara de Representantes, es fervorosamente anti-Beijing y promovió leyes para desacoplar las relaciones bilaterales y para sancionar a China. En 2023, junto al representante republicano de Texas, Dan Crenshow, propuso, ante el incremento del fentanilo en México, una ley que “nos pondrá en pie de guerra contra los cárteles (de las drogas) al autorizar el uso de la fuerza militar contra ellos”. En ese mismo año coauspició una resolución que reclamaba prohibir la remoción de Cuba de la lista de estados que patrocina el terrorismo. En septiembre de 2024 coauspició un proyecto de ley conocido como “Stop Maduro Act” que solicita elevar hasta US$ 100 millones la recompensa por brindar información que conduzca al arresto y condena de Nicolás Maduro. Sus varios libros evidencian un talante de cruzado. Hay que añadir que, quien fuera su jefe de Gabinete como congresista, Micah Thomas Ketchel, también de la Florida, sería asistente especial del presidente Trump.

Hay otra serie de funcionarios que provienen de la Florida, sean originarios o residentes del Estado o hubieran desarrollado conexiones y emprendimientos en el mismo. Por ejemplo, Paul Atkins — lobista y empresario — fue nominado director de la Comisión de Bolsa y Valores (Security and Exchange Commission, SEC); el hombre de negocios John Phelan fue designado secretario de la Armada a pesar de no tener ninguna experiencia en cuestiones militares; Jeanette Nesheiwat, comentarista habitual en materia de salud para Fox News fue nombrada jefe del Servicio Federal de Sanidad (Surgeon General); Kash Patel, quien trabajó como abogado de oficio en Florida y es un trumpista rimbombante, fue escogido director de la Federal Bureau of Investigation (FBI); y Katie Miller quien participó del primer gobierno de Trump y es esposa de Steven Miller quien, a su turno, será jefe de Gabinete adjunto en materia política, fue distinguida como una de las primeras consejeras de la junta del Departamento de Eficiencia Gubernamental que será encabezado por Elon Musk y Vivek Ramaswamy, dos hiper-billonarios.

Es pertinente mencionar, así no corresponda al Ejecutivo pero que resulta fundamental en la relación del Legislativo con el Departamento de Estado y el Consejo Nacional de Seguridad, que, en diciembre de 2024, el congresista de la Florida Brian Mast fue elegido por sus pares republicanos para presidir el poderoso Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Sus principales posturas y propuestas (a través de votaciones y declaraciones) en materia internacional fueron: embestir contra China; cortar los fondos del presupuesto destinados a Naciones Unidas; criticar el acuerdo nuclear de 2015 con Irán por considerarlo una traición al interés nacional estadounidense; respaldar enérgicamente a Israel; reducir la ayuda humanitaria a Gaza; rechazar la asistencia adicional para Ucrania; imponer eventualmente aranceles y sanciones a México y Canadá; financiar robustamente a las fuerzas armadas; y reforzar la seguridad en la frontera sur; entre otros. Para los demócratas en ese Comité su futura presidencia es el fin del bipartidismo en la materia pues en ese ámbito republicanos y demócratas encontraban ciertos puntos de coincidencia.

Otra cuestión destacable es el anuncio de nombramientos de embajadores para América Latina realizados hasta el momento por Donald Trump. En ese sentido, la centralidad de la Florida es notoria. Ron Johnson fue nominado embajador en México. Él es un coronel retirado, ex Boina Verde, que participó en distintas Fuerzas Especiales, pasó buena parte de su carrera en el Comando Sur y se vinculó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en operaciones para-militares desde finales de la década de los noventa hasta 2019 cuando Trump, en su primer mandato, lo designó embajador en El Salvador. En el caso de Colombia, el embajador nombrado es Daniel Newlin, ex detective, abogado y empresario que contribuyó a la colecta de fondos para el presidente y gastó millones en publicidad a favor de Trump (y también para su promoción personal) en la campaña de 2024. Durante 28 años estuvo vinculado al Orange County Sheriff Office en Orlando y en la actualidad encabeza un estudio de abogados. Respecto a Panamá, Trump designó a Kevin Marino Cabrera de origen cubano-estadounidense. Lo hizo días después de blandir que en su segundo Gobierno retomaría el control del Canal de Panamá. 

En 2020, Marino Cabrera fue un entusiasta promotor de la reelección de Trump y actualmente es el comisionado del condado de Miami-Dade, sin ninguna experiencia en asuntos internacionales. Hay que recordar, por tanto, la llamada Enmienda DeConcini (senador demócrata de Arizona) a la ratificación de los tratados Torrijos-Carter en cuanto a una eventual intervención en caso de una grave amenaza al Canal. Afirmaciones escritas por el entonces presidente Jimmy Carter — la carta del 18 de abril de 1978 dirigida al jefe de Estado de la República de Panamá, Omar Torrijos — y correcciones posteriores (como la llamada Enmienda Church) deslegitiman cualquier pretensión intervencionista; sin embargo, eso no fue un escollo para el más reciente bullying de Trump a Panamá. Ya en agosto de 2023 Trump afirmó que el Canal de Panamá estaba controlado por China y “no debemos permitir que eso suceda”. 

Con relación a la Argentina, el presidente convocó a Peter Lamelas de origen cubano-estadounidense para la Embajada en Buenos Aires. Empresario ligado a los servicios de salud y recaudador de fondos para Trump en 2024, conoció a Milei en la reunión de CPAC de noviembre en Mar-a-Largo y lo alabó. Se ignoran sus destrezas en el terreno internacional o su conocimiento de las relaciones interamericanas. 

Respecto a la Organización de Estados Americanos, Trump designó Embajador a Leandro Rizzuto Jr., heredero de la fortuna de la compañía Conair de productos de belleza y cuidado personal, hombre de negocios en la Florida, y quien en agosto de 2024 compró propiedades en el sur del estado por un valor de US$ 35.5 millones. Empresario controversial y donante del partido republicano a quien Trump nominó embajador en Barbados en 2018 pero no fue confirmado, pues, entre otros, promovió teorías conspiratorias sobre la esposa del senador Ted Cruz e insultó a Hillary Clinton y Mitt Romney. Finalmente, fue nombrado oficial principal en el Consulado de Bermuda; cargo que no exigía confirmación senatorial.

Cabe agregar que Trump designó a otras personas del estado de la Florida para distintas embajadas: John Arrigo a Portugal; Mike Huckabee (exgobernador de Arkansas y residente en la Florida en la última década) a Israel; Kimberly Guilfoyle a Grecia; y Callista Gingrich (ahora residente en la Florida y esposa del expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich) a Suiza.

Por último, corresponde aclarar que hay más personas ligadas a la Florida que fueron designadas por Trump, pero no se incluyeron pues remiten a cargos en agencias y áreas menos prominentes en cuanto a las relaciones internacionales. Por lo que el número de floridanos en la entrante gestión republicana es aún mayor a lo acá citado.

A modo de colofón

Lo descrito en este artículo tiene varias aristas y significados. Primero, es francamente excepcional el elenco de individuos del estado de la Florida que, conjuntamente, llegan a Washington y representarán a Estados Unidos en el exterior. No fue habitual que tantos hombres y mujeres de la Florida alcancen simultáneamente tanta presencia numérica y visibilidad política al inicio de un gobierno. Cabe recodar, además, que en su primera presidencia Trump tuvo la tasa de rotación de altos funcionarios más grande — 92% — desde Ronald Reagan en adelante. Sólo en el primer año de gestión rotó al 25% de altos funcionarios. En todo caso, es muy singular la cuantía de floridanos que ocuparán cargos de importante responsabilidad en el Ejecutivo. Habrá que evaluar cuán sintonizados o afines estarán en temas trascendentales en lo doméstico e internacional. Y, a su vez, cuánto reforzarán la gravitación de la Florida en asuntos internos y externos.

Segundo, indudablemente, el nombramiento de las 25 personas mencionadas evidencia heterogeneidad. Algunos provienen de la política, otros del mundo de los negocios; unos se comprometieron con donaciones y otros aportado ideas. Algunos tienen experiencia de gestión en el Ejecutivo, otros carecen de ella. Solo hay 6 mujeres en el grupo de floridanos convocados. Ese conjunto refleja un caleidoscopio compuesto por republicanos tradicionales (opuestos al cambio social y político acelerado), neoconservadores (marcadamente intervencionistas en política exterior), paleo-conservadores (contarios al multiculturalismo y a favor de restricciones migratorias), y ultraderechistas (neo-patriotas altamente ideologizados). 

En el estado de la Florida y en el campo político hay, además, facciones, como se pudo observar en las primarias del Partido Republicano entre el gobernador DeSantis y el presidente Trump, aunque al parecer la rivalidad entre ambos cedió. De hecho, si la candidatura de Hegseth a Defensa se complica, Trump parece haber considerado a DeSantis para el cargo. Lo fundamental es que todos y todas, por igual, fueron en la campaña y son ya una parte firme del universo trumpista. Y lo son pues los mancomuna creencias, valores y propósitos compartidos y, de ahora en más, le deberán fidelidad plena al nuevo mandatario; el segundo caso en la historia de Estados Unidos — después de Glover Cleveland en el siglo XIX — de un presidente con dos mandatos no consecutivos.

Tercero, en materia de los nombramientos ligados al frente externo sobresale la homogeneidad: son hardliners. En esencia, un hilo conductor los entrelaza y es la posición hacia China. En el fondo, son básicamente primacistas; esto es, no abandonan la presunción de que la preponderancia de Estados Unidos es crucial para preservar y ampliar un presunto orden internacional liberal en vigor. La primacía remite a una estrategia por la cual Washington no tolera ni tolerará la existencia de un poder de igual talla. O puesto, en otros términos, Estados Unidos — hoy internacionalmente debilitado y domésticamente polarizado — aún pretendería que el mundo se ajuste a él y no que el país se adapte a las nuevas circunstancias globales. 

Los funcionarios claves en el ámbito de la política exterior provenientes de la Florida coinciden conceptualmente con designaciones en otras áreas como, por ejemplo, Peter Hegseth (Departamento de Defensa) para quien el gran adversario está en Beijing, pues China se está preparando militarmente para derrotar a Estados Unidos; John Radcliffe (CIA), contribuyente al Proyecto 2025 de The Heritage Foundation, considera a China la principal amenaza del país; Howard Lutnick (Departamento de Comercio), tiene una perspectiva fuertemente crítica de China y a favor de aranceles; Jamieson Greer (Oficina del Representante Comercial) quien fue clave en la imposición de aranceles a China durante el primer gobierno de Trump, identifica la competencia económica con Beijing como un componente básico de la disputa geopolítica bilateral; Elise Stefanik (embajadora ante Naciones Unidas), es una congresista republicana de New York que fustigó asiduamente a China; David Perdue (embajador en China), exsenador republicano y empresario acaudalado a quien se lo considera un anti-Beijing en materia militar; y George Glass (embajador ante Japón), quien es reconocido por sus críticas a China

Ahora bien, no es seguro que Estados Unidos esté hoy en condiciones para perpetuar el sueño de la primacía que emergió después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. La frustrada sobre-extensión en el campo internacional y las grietas al interior colocan límites a ambiciones excesivas.

Cuarto, en relación al posicionamiento frente a América Latina de los nombramientos de personas provenientes de la Florida, no solo las de origen latino — por ejemplo, el secretario de Estado, el enviado especial para la región, los embajadores nominados — , sino también aquellos no latinos en cargos claves en el Ejecutivo (Consejero de Seguridad Nacional, para el caso) y el Legislativo (presidencia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes), expresan un común denominador: el predominio de una agenda negativa y la invocación a la fuerza. 

En las expresiones del propio presidente Trump — en la campaña que lo llevó al triunfo —  se evidenció lo primero: la región como fuente de migrantes, criminales, y drogas. Lo segundo fue parte de la retórica poselectoral de Trump — anuncio de posibles aranceles a México y de un intento para recuperar el control del Canal de Panamá — y viene siendo desde hace tiempo parte de la narrativa que Rubio y Waltz manifestaron como congresistas. A su turno, y en cuanto al recurso a la fuerza hay que sumar el nombramiento de Tom Homan — ideólogo de la separación de niños de las familias migrantes y vinculado al mencionado Proyecto 2025 — como “zar de la frontera” que se encargará, básicamente de las deportaciones en el sur de Estados Unidos. 

Al parecer, entre algunos republicanos en especial, la idea de que América Latina como “patio trasero” de Estados Unidos debe ser disciplinada no se abandonó. Sin embargo, el evaluar al primer Trump se puede observar que él tiende a sobre-prometer y a sub-cumplir. Ello fue, en parte, por la existencia de instituciones e individuos que le colocaron un límite a la arbitrariedad. Si se evalúan sus nombramientos hasta el momento — incluidos los provenientes de la Florida — , el segundo Trump pretende fidelidad absoluta y habrá que examinar si acepta restricciones o impedimentos partidistas e institucionales.

Quinto, la conjunción de una postura agresiva y ofuscada hacia y de una posición a la vez dogmática y negligente frente a las urgencias de América Latina, podrían confluir y exacerbar el de por sí pobre estado de las relaciones entre Washington y la región. Cabe añadir que el presidente Joe Biden no deja un legado que merezca reconocimiento. Simultáneamente, es conveniente reconocer que, en algún momento, una superpotencia tiene en sus relaciones con contra-partes un dilema entre recursos y compromisos. Cuando provee muchos o bastantes recursos puede exigir compromisos. En la Guerra Fría, Estados Unidos les proveyó a la región inversión, comercio, y asistencia, mientras que la Unión Soviética proveía ideología. Washington demandó que Latinoamérica fuera anti-comunista y anti-soviética y las élites regionales así lo hicieron. Ante la provisión de recursos, los compromisos pedidos se cumplieron. 

Ahora, la encrucijada de Estadios Unidos respecto a América del Sur, en particular, es que provee muchísimos menos recursos, al tiempo que China es el principal proveedor de inversiones, asistencia, y comercio. Así, paradójicamente, Washington, con menos recursos, exige mayores compromisos. Como pocos le cumplen a cabalidad, entonces recurre cada vez más a amenazas, chantajes y retaliaciones. Por ello, quizás se avecine lo que resaltó Mónica Hirst: “Trump 2.0 será dureza para América Latina”.

Sexto, la dimensión no estatal del trumpismo, es decir, el auge de la ultraderecha en Estados Unidos, el papel de la Florida como un conspicuo polo derechista, y la capacidad de contar con enormes fondos provistos por magnates; tendrá, a no dudarlo, un fuerte impacto en Latinoamérica que ya conoció y conoce proyectos políticamente restauradores y socialmente regresivos. En esa dirección, se fue forjando con el tiempo una verdadera Internacional Reaccionaria que tuvo en Trump un tótem y en América Latina sus aprendices. Esa Internacional no parece tener un destino fugaz; máxime ante la ausencia de alternativas progresistas convocantes.

Por último, es probable que en el primer año de Gobierno del presidente Trump se revele más concretamente su política exterior, en general, y respecto a América Latina, en particular. Así se podrá conocer el verdadero peso y el eventual protagonismo de la Florida, tanto en términos de las relaciones inter-estatales como de las vinculaciones entre actores no gubernamentales.

Fue, con razón, un lugar común, observar y analizar cómo se comporta Washington — centro de la administración y de la diplomacia — y qué sucede en New York — especialmente en Wall Street, el mundo de las grandes corporaciones y de los fondos de cobertura. A esos dos espacios de poder, hay que sumar a California y la Florida. En California, es crucial seguir atentamente la creciente influencia política de Silicon Valley y las llamadas Big Techs; en la Florida habrá que indagar en detalle el papel de la para-diplomacia no estatal de la ultraderecha. Esos cuatro puntos geográficos serán claves en el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.

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Las tecnologías digitales ya han transformado grandes áreas de la atención médica y, en 2025, el ritmo de la innovación está destinado a acelerarse increíblemente gracias al poder de las soluciones emergentes de inteligencia artificial (IA). La tecnología y la IA ya han demostrado su capacidad para desempeñarse de manera sobresaliente en ciertas tareas relacionadas

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Salud

5 Superalimentos que no deben faltar en tu dieta 2025

Para este inicio del 2025, todos estamos en la búsqueda de mejorar nuestros hábitos alimenticios. La dieta de este año debe cambiar y existen algunos alimentos que por su contenido nos pueden ayudar de forma especial. Conoce los superalimentos que deberían ser indispensables en tu dieta este año. ¿Qué son los superalimentos? También conocidos como

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