Desde su certero y diáfano discurso de juramentación en el que confirmó el nuevo rumbo del país, el recién juramentado presidente de Estados Unidos avanza con ímpetu y celeridad en su nuevo capítulo, mediante la firma de diversos decretos y órdenes ejecutivas que pautan su segundo mandato.
“Qué gran sensación”, dijo Trump a periodistas cuando le preguntaron cómo se sentía en su regreso a la Oficina Oval. “Una de las mejores sensaciones que he tenido”, remarcó.
A diferencia de su primera administración, Trump no viene esta vez a explorar ni a complacer a asesores tradicionales de la política estadounidense, sino a terminar lo que él considera su mayor proyecto y legado: Hacer a América Grande Otra Vez.
Gabinete de lealtad
El inquilino de la Casa Blanca, por segunda vez, ha seleccionado un gabinete acorde con su línea de trabajo; profesionales audaces y de ideas conservadoras firmes; en especial, leales a los verdaderos intereses de EEUU.
Decenas de traiciones dentro y fuera de su equipo cercano lo curtieron. El hostigamiento y las acusaciones judiciales creadas bajo premisas políticas como consecuencia de ser el gran enemigo de la ultraizquierda, junto al bombardeo constante de lo que él ha calificado como “la prensa corrupta”, lo convirtieron en el opositor invencible.
Trump, incluso, burló la muerte en el intento más cercano para asesinarlo en Butler, Pennsylvania. Buena parte de los estadounidenses creen que ocurrió como parte del complot para impedir de cualquier manera que llegara a la Casa Blanca por segunda ocasión. Pero como dijo en su discurso de toma de posesión “Dios me puso aquí por una razón: Regresar a EEUU a la prosperidad y al liderazgo mundial”.
El presidente #47 pidió a su equipo “identificar activamente y despedir a más de 1.000 funcionarios nombrados por la administración anterior”, porque “no están alineados con su visión y las necesidades reales de Estados Unidos”.
José Andrés, del Consejo Presidencial sobre Deportes, Fitness y Nutrición; Mark Milley, del Consejo Asesor Nacional de Infraestructura; Brian Hook, del Wilson Center for Scholars y Keisha Lance Bottoms, del Consejo Presidencial de Exportaciones, fueron los primeros cuatro funcionarios despedidos.
Primeros decretos presidenciales
Trump también desactivó el departamento creado para promover y atender la polémica diversidad de género, cuando en su discurso inaugural recalcó que las leyes sólo reconocerán a partir de ahora -como ha sido siempre por la biología natural- dos sexos: femenino y masculino; además de resaltar que el mérito, el talento y la capacidad son las únicas formas de medir el valor de una persona y no su color de piel, raza o inclinación sexual; para de esta forma poner fin al “delirio transgénero”.
Karoline Leavitt, la nueva portavoz de la Casa Blanca, confirmó la nota de la Oficina de Gestión de Personal del gobierno federal en la que pidió notificar “a todos los empleados de DEIA (Diversidad, Igualdad, Inclusión, Accesibilidad) que son colocados en baja administrativa retribuida de forma inmediata mientras la agencia emprende pasos para cerrar y terminar todas las iniciativas, oficinas y programas de la DEIA”, creados por el gobierno de Joe Biden y Kamala Harris.
En su primer mandato, Trump asestó un contundente golpe a la agenda para el llamado Nuevo Orden Mundial o globalismo; y esta vez está decidido a desarticular las redes que tratan de imponer este destino.
Tras la ceremonia de juramentación el 20 de enero dentro del Capitolio -debido a las gélidas temperaturas- el Presidente hizo algo inusual, firmó sus primeras órdenes ejecutivas frente a unas 20.000 personas reunidas en el estadio Capital One Arena del distrito de Columbia para celebrar la asunción presidencial y felicitar al líder republicano después de su contundente triunfo electoral el 5 de noviembre.
Trump no sólo ganó el voto del Colegio Electoral con una amplia ventaja sobre la entonces vicepresidenta Kamala Harris, sino también el voto popular. “El pueblo habló, por eso me encuentro hoy frente a ustedes en esta histórica ceremonia”, afirmó.
“La época de oro de Estados Unidos comienza”, dijo después de prestar juramento bajo la cúpula del Capitolio, rodeado de su familia, personalidades, líderes políticos y dueños de grandes compañías estadounidenses como Mark Zuckerberg (Meta), Elon Musk (SpaceX, X, Tesla), Jeff Bezos (Amazon) o el francés Bernard Arnault (LVMH).
Trump prometió atacar a una “élite corrupta y radical de izquierda”, bajo la mirada de su predecesor Biden, quien antes de dejar el cargo indultó a 1.500 pedófilos y delincuentes de alto perfil, además de conmutar el dictamen de 39 asesinos condenados a la pena máxima, de los 43 instalados en el llamado Corredor de la Muerte en EEUU.
Economía y megaproyecto
Respecto a la economía, el líder republicano decretó el estado de emergencia energética para impulsar la producción de hidrocarburos y de esa forma comenzar a bajar realmente los altísimos precios que pagan aún los estadounidenses por casi todos los productos y servicios, después de cuatro años de la peor inflación en cinco décadas.
Su plataforma económica incluye la imposición de aranceles países extranjeros en busca de un comercio justo y beneficioso para EEUU, bajar el altísimo costo de vida que dejó su predecesor y aumentar las exportaciones estadounidenses, entre muchas otras premisas como eliminar el impuesto sobre las propinas y las horas extras de trabajo.
Los países europeos van a estar sujetos a aranceles aduaneros, “la única manera” de que Estados Unidos “sea tratado como es debido”, aseguró el presidente Donald Trump al denunciar el déficit comercial con la Unión Europea (UE).
“La UE es muy mala para nosotros. Nos tratan muy mal. No aceptan nuestros autos ni productos agrícolas. De hecho, no importan gran cosa de EEUU”, y agregó: “Tenemos un déficit comercial con la UE de 350.000 millones de dólares”, informó.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca se refirió a la posibilidad de dejar de comprar petróleo a Venezuela y aclaró: “no lo necesitamos”; al tiempo que el secretario de Estado, Marco Rubio, validaba la victoria electoral de Edmundo González Urrutia y lo calificaba como el “presidente legítimo de Venezuela”.
El Senado, por voto unánime, confirmó al senador cubanoamericano Marco Rubio para el cargo de secretario de Estado, cuya prioridad será detener el flujo de migrantes de todo el continente y otras naciones hacia EEUU, además de buscar una mayor eficiencia del Departamento de Estado en su labor de proteger los intereses verdaderos del país y no por motivaciones partidistas ni globalistas.
Rubio, ahora el jefe de la diplomacia estadounidense, es el primer norteamericano de origen hispano (cubano) en ocupar tan importante puesto.
Dentro de la Casa Blanca, Trump anunció la creación de una nueva gran empresa o megaproyecto de inteligencia artificial (IA), bautizado como Stargate, que supondrá inversiones de “al menos 500.000 millones de dólares” y decenas de miles de empleos en Estados Unidos.
Flanqueado por los directores ejecutivos Larry Ellison (Oracle), Sam Altman (OpenAI) y Masayoshi Son (holding japonés SoftBank), el mandatario reveló la noticia en la Casa Blanca
“No podríamos haberlo logrado sin usted”, afirmó Masayoshi Son, del Softbank. El magnate japonés elogió la promesa hecha la víspera por el presidente de llevar a Estados Unidos “a una época de oro”.
Trump anunció además que su política es frenar la imposición de vehículos eléctricos como hizo el gobierno de Biden con su agenda de extrema izquierda respecto al denominado y cuestionado cambio climático.
Regresa el liderazgo
Mediante un decreto presidencial, la actual administración comenzó el regreso al primer plano de los motores por combustión y puso fin a las subvenciones federales para instalar estaciones de recarga de vehículos eléctricos en Estados Unidos.
Otras medidas podrían seguir, como la supresión de un crédito federal sobre impuestos para quienes compren un vehículo eléctrico, o la anulación de una exención que permite al estado de California tener criterios más estrictos que el resto del país en materia automotriz.
Trump afirmó al asumir que terminará con el “Green New Deal”, una iniciativa que incluye las ayudas promovidas por Biden y la extrema izquierda para estimular las ventas de vehículos eléctricos.
Como la primera vez (2017-2021), el líder republicano ha vuelto a levantar por una parte mucha polémica y por la otra mucha esperanza y respaldo. Su arrojo, personalidad y perseverancia, contra viento y marea, lo ubican como un eje mundial atípico; y hoy -como nunca antes- jefes de gobierno, políticos, analistas, personalidades, inversores, jefes militares y de instituciones gubernamentales están pendientes de cada carpeta que llega a la Oficina Oval y firma Trump en su escritorio; cada paso y cada acción que toma.
El mundo sabe que está de regreso el liderazgo en la Casa Blanca y que el corto tiempo de cuatro años le agrega más combustible a su gestión en aras de dejar su legado conservador nacionalista, y preparar a potenciales sucesores.
Gracias al triunfo republicano, el mandatario cuenta con el tiro de gracia por dos años mediante el control de ambas Cámaras del Congreso en Washington, que le otorga mejores posibilidades que en su primer mandato para lograr la aprobación de leyes y proyectos. Esta es su misión ahora, luego de recorrer un escarpado y borrascoso camino.
La Cámara de Representantes aprobó el miércoles 22 de enero el primer proyecto de ley sobre inmigración con el apoyo de todos los republicanos y 40 legisladores demócratas. La propuesta otorga autoridad a agencias locales y estatales para detener y arrestar a indocumentados que hayan cometido delitos.
Seguridad nacional e inmigración
Trump autorizó el 21 de enero a las agencias federales del orden a arrestar a criminales extranjeros que ingresaron ilegalmente al país, y a comenzar operaciones en lugares considerados sensibles, como iglesias, hospitales o escuelas.
“Los delincuentes ya no podrán esconderse en escuelas e iglesias de Estados Unidos para evitar su arresto. La Administración Trump no limitará a nuestras valientes fuerzas del orden y espera que utilicen el sentido común”, dijo el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), Benjamine Huffman.
El objetivo es “atrapar a criminales extranjeros, asesinos y violadores que entraron ilegalmente” a territorio estadounidense durante la crisis migratoria y de seguridad nacional sin precedentes generada por la política de fronteras abiertas de la administración Biden.
También a partir del 27 de enero quedaron suspendidos de forma temporal por un período de al menos 90 días todos los vuelos de refugiados hacia Estados Unidos; al tiempo que comenzaron las deportaciones hacia diferentes países.
Entre las otras medidas del nuevo gabinete se encuentra la del derecho a la ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos, la enmienda 14 de la Constitución, creada para dar ciudadanía a los granjeros esclavizados y ratificada después durante la guerra civil. Sin embargo, como ahora se trata de niños, ellos dependen del estatus legal de sus padres para tener derecho a beneficios y al amparo de la Constitución de EEUU.
Entre las diversas órdenes ejecutivas, el nuevo mandatario restableció el programa conocido como “Quédate en México” por el que los migrantes esperan el desenlace del proceso migratorio del lado mexicano y que demostró su efectividad en el control fronterizo desde el 2017 hasta enero de 2021, fecha en la que Biden ascendió a la Casa Blanca y puso en práctica su insólita e irresponsable política de “Puertas Abiertas”. Se calcula que entraron al país más de 12 millones de inmigrantes, entre detectados y los no detectados por los agentes federales.
Las cifras oficiales del gobierno de Biden se refieren a más de 8 millones de personas y más 3,5 millones de expulsiones, rechazos en la frontera o deportaciones.
Otra ordenanza presidencial fue declarar a los cárteles de drogas en México como grupos terroristas, definición que los sitúa ahora bajo la lupa de la seguridad nacional de EEUU “por el daño mortal que han causado a los estadounidenses mediante la entrada al país de toneladas de drogas sintéticas por años, entre ellas el fentanilo”. Un solo gramo de esta droga es 50 veces más potente que la heroína pura.
Sólo en 2022, unas 108.000 personas, la mayoría adolescentes y jóvenes, murieron por sobredosis de estupefacientes de laboratorio como el fentanilo. Más del 80% de estos activos de la muerte entran por la frontera sur de EEUU-México.
Dictaduras y socialismo
Trump retornó a Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo, de la que fue sacada por Joe Biden días antes de abandonar la Casa Blanca.
Como dejó por sentado en su primer período en Washington, Trump no negocia con las dictaduras ni les deja margen alguno de beneficio; por el contrario, ha prometido erradicarlas. La designación de Rubio al frente del Departamento de Estado confirma los planes del Presidente respecto a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua y gobiernos alineados con el llamado “socialismo cultural del Siglo XXI” como Colombia, Brasil, Chile y México.
Biden firmó además un perdón presidencial para proteger a su familia de la justicia en medio de una investigación independiente por una comisión judicial de la Cámara de Representantes en Washington.
El líder de la mayoría republicana en la Cámara Baja, Mike Johnson, dijo en varias ocasiones que “la familia Biden promovió y practicó una cultura de corrupción”, tras revelaciones de la pesquisa.
No obstante, el nuevo Presidente revocó otra orden de protección para 51 agentes y exagentes de inteligencia que mintieron sobre la existencia y contenido hallado en la famosa laptop del hijo de Biden, Hunter Biden.
De su lado, el recién juramentado mandatario de EEUU indultó a 1.500 condenados por las protestas del 6 de enero de 2021 frente al Capitolio en Washington, que buscaban impedir la confirmación de Biden, luego de su cuestionada victoria electoral para la Presidencia en 2020.
Desde semanas antes de asumir el poder en Washington, el presidente 45 y 47 de EEUU generó una montaña de expectativas y cuestionamientos por todo el planeta, pero también mucha esperanza para quienes han sufrido o sufren el yugo de las dictaduras, para quienes se oponen a la nueva corriente Woke del “progresismo” (sin progreso); al denominado Estado Profundo o la fracasada agenda globalista 2030 (ahora 2050) que busca un Nuevo Orden Mundial.
El regreso de Trump al poder representa el enfrentamiento a la controversial diversidad e inclusión de género, la sexualización de la infancia (que incluye tratamientos y cirugías para el cambio de sexo) y de la educación; la luz verde al tráfico humano y al enriquecimiento de los cárteles de drogas con las fronteras abiertas y las consiguientes consecuencias para la seguridad nacional, etc.
Sobre los anteriores temas y otros se enfoca la administración Trump, que en su primer día declaró el estado de emergencia nacional para reforzar la frontera sur y enviar -por ahora- más de 1.500 soldados adicionales de la Guardia Nacional y emitir ordenanzas bajo el amparo de este estatus constitucional.
La expansión de China
Trump ha firmado ya una batería de medidas que considera de prioridad, vinculadas a temas como inmigración, medio ambiente, energía, narcotráfico, terrorismo, burocracia, ideología de género, gastos federales, política exterior, Medio Oriente, educación, subsidios federales y perdones presidenciales.
Como en su primer mandato, el elegido por la gran mayoría de los estadounidenses sacó ya a EEUU del polémico Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acusándolas de inservibles y de sólo exigir fondos de los contribuyentes norteamericanos para costear viajes, cenas, vacaciones y salarios desorbitantes de directivos y empleados.
A Trump se le respeta o se le teme en gran parte del mundo, un cambio profundo respecto a la percepción del poder en la Casa Blanca.
El acuerdo parcial de liberación de rehenes israelíes por parte de los terroristas de Hamas, lo confirma, al igual que la disposición de Irán a negociar nuevamente sobre su programa nuclear ante la inminente reactivación de duras sanciones, similares a las ejecutadas en el primer mandato de Trump.
Trump dejó todo lo anterior bien claro este jueves 23 de enero en un videodiscurso dirigido al “nido de socialistas” que dirigen el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, donde se cocinó y se gestó la retorcida Agenda 2030 y las directrices para imponer en el mundo un Nuevo Orden Mundial. Por suerte, estas intenciones de desmoronar a EEUU y al capitalismo occidental han fracasado en casi todo el planeta, principalmente en EEUU donde la gran mayoría del pueblo estadounidense votó en contra del radicalismo de izquierda y confirmó la necesidad de erradicar estas políticas divisorias y de destrucción de la sociedad occidental.
Por múltiples razones la analogía con el presidente fallecido Ronald Reagan no es desacertada. Trump, al igual que Reagan, asume la Casa Blanca como una posición de liderazgo firme, de respeto mundial y defensa de la hegemonía de la Gran Nación Americana. Lo demostró en su primer período presidencial y viene por mucho más en su segunda etapa como Comandante en Jefe.
El Presidente está dispuesto a retomar el control del Canal de Panamá, después de que los últimos gobiernos le han cedido los beneficios al régimen comunista de China a cambio de inversiones y fondos para la operación del canal.
“China está operando prácticamente el Canal de Panamá… y lo vamos a recuperar”, dijo Trump, a lo que el mandatario panameño, José Raúl Mulino, respondió que la vía “es y seguirá siendo” de su país.
La empresa china Hutchison Ports, con sede en Hong Kong, opera y controla bajo concesión desde 1997 los puertos de Balboa y Cristóbal, a cada entrada del canal, que conecta los océanos Pacífico y Atlántico.
En un “momento de conflicto” esos puertos podría usarlos Pekín “como un cuello de botella que impida el comercio” internacional por el canal, alertó el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, poco antes de asumir el cargo.
La vía, de la que Estados Unidos y China son sus mayores usuarios, está “administrada” por la Autoridad del Canal de Panamá de forma oficial (entidad autónoma), pero se sabe la influencia directa de China, a pesar de que el presidente panameño afirme que “no hay presencia de ninguna nación del mundo que interfiera”.
“El canal tiene un valor enorme para Estados Unidos, tanto comercial como estratégico, y no sería difícil para Pekín interrumpir sus operaciones”, afirmó Benjamin Gedan, director del programa para América Latina del Wilson Center, con sede en Washington.
Desde que Panamá rompió con Taiwán y estableció relaciones con el régimen comunista de Asia en 2017, la actividad china ha crecido de forma considerable en el país, aunque el principal “socio político” (por conveniencia) y comercial sigue siendo Estados Unidos.
En menos de siete años, empresas chinas abrieron filiales, construyeron un puerto para cruceros por 206 millones de dólares en la entrada del canal por el Pacífico, y actualmente levantan un puente sobre la ruta interoceánica por valor de 1.400 millones de dólares.
Estados Unidos tendría derecho de intervenir en Panamá si considera que la seguridad, el funcionamiento o la parte geopolítica del Canal de Panamá está siendo amenazada o amenaza sus intereses, de acuerdo con la Enmienda DeConcini, añadida en 1978 al Tratado de Neutralidad del canal, suscrito por ambos países un año antes.
El letrado constitucionalista, Italo Antinori, explicó que la decisión del presidente Donald Trump de recuperar el control sobre el Canal de Panamá tendría su base legal en la Enmienda DeConcini, que se anexó al Tratado de Neutralidad “vigente de manera indefinida”, que formó parte de los tratados de Torrijos-Carter, firmados en 1977, los cuales establecieron la transferencia del canal a Panamá en 1999.
Esta disposición, presentada por el senador de Arizona, Dennis DeConcini, durante el proceso de ratificación del canal en el Senado en Washington en 1978, reforzó el derecho de EEUU a intervenir militarmente para proteger la neutralidad y el funcionamiento del Canal de Panamá.
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FUENTE: AFP y diversas fuentes.
