El mundo financiero se ha vuelto más accesible para la ciudadanía, dejando de ser un tema exclusivo de expertos. Además, se han experimentado cambios en la cultura económica debido a las crisis y la globalización, lo que exige a las personas comprender cómo funcionan las finanzas y aprender a gestionarlas.
Asuntos como créditos, ahorros, deudas, pensiones, impuestos o hasta el emprendimiento están directamente relacionados con la vida cotidiana de la población de cualquier país. Por tanto, la Educación Financiera resulta crucial para tomar decisiones informadas personales y sociales; pues no se trata meramente de conocer sobre los productos/servicios de entidades bancarias, sino de examinar patrones de consumo, desarrollar una perspectiva crítica de publicidad crediticia, detectar la incidencia de la esfera económica en cuestiones socioemocionales y en general de que nuestras elecciones financieras favorezcan un bienestar holístico.
Según la OCDE, la alfabetización financiera es definida como “el conocimiento y la comprensión de conceptos y riesgos financieros, así como las habilidades y actitudes necesarias para aplicarlos. Su objetivo es tomar decisiones efectivas en diversos contextos financieros, mejorar el bienestar financiero de las personas y la sociedad y fomentar la participación en la vida económica”.
El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) de la OCDE correspondiente a 2022 analizó la alfabetización financiera de personas de 15 años de una muestra representativa de 23 naciones. Estableció que el 11 % de la población mundial tiene un nivel 5, es decir, un dominio para evaluar productos y problemáticas financieras complejas, así como interpretar un panorama amplio y las implicaciones de impuestos sobre la renta e inversiones. No obstante, un 18 % se desempeñó en un nivel 1 o por debajo, equivalente a la capacidad para reconocer la diferencia entre necesidades y deseos, tomar decisiones fáciles sobre gastos del día a día y entender el objetivo de documentos básicos como una factura.
Asimismo, los datos de PISA 2022 exhibieron que el 63 % de los estudiantes ya poseen una cuenta bancaria y el 62 % una tarjeta de débito, y muchos ya han comprado en línea. También, los comportamientos financieros positivos, como ahorrar, comparar precios y evitar la influencia de amigos en decisiones de gasto, están vinculados a un mayor nivel de alfabetización financiera.
Cabe recalcar que la muestra del estudio reunió a alumnas y alumnos de distintos espectros socioeconómicos y con diferentes antecedentes familiares. Incluso se descubrió que más hombres que mujeres afirmaron estar expuestos a temas monetarios en su cotidianidad en la casa y escuela, incluso discutir noticias de esta índole con sus madres y padres. Igualmente, los estudiantes en un contexto socioeconómico más desfavorecido tenían menos oportunidades para aprender sobre temas financieros.
En resumidas cuentas, la investigación sugiere que la alfabetización financiera no se limita solamente a quienes cuentan con grandes sumas de dinero para invertir, sino que es un tópico para todas y todos, especialmente para aquellos que viven con presupuestos ajustados y poco margen de error para desaciertos económicos.
La inclusión dentro del sistema financiero desde una temprana edad puede contribuir a desenvolverse en una ciudadanía exitosamente lidiando con hipotecas e incluso criptomonedas. Ante este paradigma, es imperativo que la Educación Financiera sea considerada en planes de estudio de todos los niveles académicos e impartida en programas educativos a lo largo de la vida.
Una parte integral del currículum
La Educación Financiera habilita al estudiantado a sortear entre oportunidades y desafíos de este ámbito en la vida real, así como apoya a reducir el desempleo. De manera semejante, contribuye a formar ciudadanos informados y conscientes, con un sentido de responsabilidad social, entendiendo que sus decisiones financieras no sólo repercuten en su vida, sino también en el bienestar colectivo de su comunidad.
Por su parte, la educadora y Ministra de Educación del Ecuador, Alegría Crespo Cordovez, señala que las personas están vinculadas diariamente con el dinero, conectándolo con sus necesidades, personalidad, así como la habilidad de gestionar emociones y controlar impulsos. Entonces, como cualquier otra relación, es un lazo que requiere cuidados y fijar límites para equilibrar el dar y recibir.
“Promover la comprensión de conceptos sobre el ahorro, las deudas, las inversiones, los impuestos, las pólizas, entre otros, garantiza un manejo adecuado de las finanzas personales, y permite, además, ampliar la formación de emprendedores e innovadores, con capacidad de tomar decisiones enfocadas en su crecimiento y seguridad económica […] Si queremos fortalecer a microempresarios y productores, debemos formarlos con inserciones curriculares de Educación Financiera desde su primera infancia, con recursos pedagógicos adaptados a su edad y ciclo escolar, pues los conocimientos adquiridos dicha etapa son centrales para el progreso de habilidades intelectuales y la configuración del pensamiento”, asegura.
Establecer un enfoque integral que promueva el desarrollo holístico de las personas, abarcando aspectos cognitivos, emocionales, sociales, físicos y éticos, es esencial. Así, se reconocen las diversas necesidades y capacidades individuales, al tiempo que prepara a las y los estudiantes para adaptarse a un panorama profesional en constante cambio. No se trata sólo de proporcionar nociones financieras, sino también de fomentar valores y competencias que los guíen hacia la toma de decisiones responsables, añade.
En resumidas cuentas, el Equipo Técnico del Ministerio de Educación de Ecuador de la Inserción Curricular de Educación Financiera plantea cuatro beneficios de sumar contenidos y aptitudes financieras al currículo escolar:
- Una inversión a largo plazo: las y los estudiantes que entiendan mejor cómo gestionar sus finanzas personales tendrán mayores posibilidades de créditos, ahorros e inversiones, pero sobre todo evitar circunstancias de endeudamiento en la adultez y a lo largo de toda su vida.
- Herramienta de desarrollo personal, social y económico: promueve la autonomía de los ciudadanos a la vez que disminuye la pobreza y la brecha de desigualdad, mejorando la situación económica de una población al aprender a planificar y hacer elecciones conscientes.
- Ejercicio pleno de derechos: asiste a familiarizarse con las responsabilidades asociadas al acceso y utilización de productos financieros, y a examinar esa información con datos objetivos y evidencia.
- Habilidades sociales: potencia la comunicación, la capacidad de negociar y el trabajo colaborativo en entornos financieros, promoviendo una interacción efectiva y una mejor coordinación en la toma de decisiones.
Hablar sobre dinero suele ser un tema tabú en diversas culturas. Sin embargo, la educación financiera ayuda a derribar este estigma y el miedo relacionado con tratar con lo desconocido. Según Tomas Hergott, especialista en finanzas, cuando un proceso educativo es persistente se producen instrumentos de inversión y servicios más transparentes, sofisticados e incluso accesibles. De este modo, las personas conceptualizan mejor los fundamentos de riesgo y valor en las inversiones, como: la relación inversa entre riesgo y retorno, así como la moneda en la que se invierte o la ubicación geográfica de los emisores de activos.
Desde sus inicios, la Educación Financiera ha tenido una evolución desde servir como medio para gestionar el hogar hasta ocupar un peldaño fundamental en la enseñanza formal. Pero no fue hasta la década de los 90 cuando diferentes países asociaron este tipo de programas a sus planes de estudio escolares. Este enfoque tomó aún más relevancia tras la crisis financiera de 2008, que puso de manifiesto el limitado conocimiento financiero general de muchas poblaciones y las consecuencias económicas que esto podía acarrear.
Actualmente, la Educación Financiera comprende un abanico amplio de temas, desde cómo ahorrar hasta planificar para el retiro. Inclusive existen recursos que habilitan el aprendizaje financiero, por ejemplo:
- Juegos como Monopoly y Cashflow brindan una noción de conceptos financieros mientras el estudiantado se divierte de forma lúdica.
- Herramientas de simulación, como las que emulan el mercado de valores, que posibilitan la práctica de invertir sin que represente un riesgo real.
- Aplicaciones móviles como Mint y YNAB sirven para presupuestar y administrar finanzas personales de manera eficiente.
- Plataformas de educación, como Khan Academy, proveen cursos gratuitos acerca de temas financieros.
No obstante, una ruta concreta para la inserción curricular de la Educación Financiera es la propuesta por el Equipo Técnico del Ministerio de Educación de Ecuador de la Inserción Curricular de Educación Financiera, quien sugiere una serie de dimensiones para su adopción:
También, debe considerarse que el proceso de inserción en el currículum debe ser ajustado a contextos educativos particulares. Es decir, abarca etapas de planificación, diseño, implementación y posteriormente un monitoreo y evaluación de su efectividad. De igual forma, contempla la colaboración interdisciplinaria de participantes como autoridades educativas, docentes, estudiantes, familiares y actores de la comunidad. Aunque también la cooperación de instituciones educativas, gobiernos, organizaciones no gubernamentales y el sector privado, coadyuva a la creación de políticas educativas satisfactorias, programas efectivos y capacitación docente.
Inserción en diferentes países
A modo de referencia, es relevante mencionar el contexto mundial, donde la Educación Financiera se reconoce como crucial en la formación para toda la vida. En territorios como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido las y los alumnos deben completar cursos de esta temática previo a graduarse de la secundaria. Específicamente, en Canadá, este enfoque se determinó como principal en el currículo de ciencias sociales.
Un estudio entre Alemania y Estados Unidos mostró que, aunque ambos países mejoraron el conocimiento financiero de sus estudiantes, las diferencias en la estructura cognitiva de los conocimientos adquiridos fueron significativas; esto, subraya la necesidad de enfoques educativos adaptados a cada contexto local.
Por su parte, en Finlandia, el programa gamificado Yrityskylä perfeccionó el conocimiento financiero del estudiantado y en Indonesia, la integración de la Educación Financiera en la formación empresarial aumentó la competencia entre las y los alumnos, preparándolos de mejor manera para el emprendimiento.
Suecia, a su vez, adaptó este acercamiento en estudios sociales para comprender las finanzas y su conexión con estructuras socioeconómicas, no obstante ha permeado un enfoque tradicional para gestionar el dinero. Malasia ha usado como herramienta pedagógica el videoclip para identificar los elementos financieros en su vida diaria.
Para España, desarrollar la Basic Scale of Entrepreneurial Competencies (BSEC) logró una validación y medición precisa de habilidades emprendedoras que involucraron a las financieras desde una formación de secundaria. En 2021, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Banco de España y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital expusieron un plan para el currículo escolar para todos los niveles. Este incluyó una estrategia de gamificación desde temprana edad, con la utilización de aplicaciones como Life Hub, Goalsetter o Banqer para identificar conceptos de una buena salud financiera; asimismo, a través de talleres y cuentos se obtienen moralejas importantes del sector financiero.
Su argumento nació de una denuncia sobre que el 15 % de los estudiantes no supera el nivel básico de rendimiento en aptitudes financieras. Por lo que, estos organismos proyectaron la inclusión de temas vinculados al control del dinero en educación primaria, créditos y ahorro, así como medidas básicas para seguridad como en compras online, claves y protección de datos.
Mientras tanto, en México, la Educación Financiera ha sido más notable en los últimos años. No obstante, a pesar de iniciativas de gobierno e instituciones financieras por promover esta visión en las escuelas, aún resta una gran labor a fin de garantizar una educación de calidad. Por ejemplo, programas con un efecto positivo en la alfabetización financiera también señalaron el requerir revisión y adaptación continua que aseguren su eficacia.
Aparte, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) de 2015, realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), resolvió que el 52.9 % de la población no tiene nexo con instituciones financieras, el 47.5 % sólo tiene ahorros informales, y el 21.5 % nunca ahorra. Sin embargo, lo más preocupante es que Banamex México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dictaminaron que gran parte de los ciudadanos (50 %) no percibe ingresos suficientes para practicar el ahorro, y si esto llega a suceder no conoce en qué invertir y termina haciéndolo poniendo algún tipo de negocio.
Globalmente, solamente el 33 % de las personas adultas posee una Educación Financiera adecuada. En Reino Unido y Canadá, esta cifra se eleva a 67 y 68 % respectivamente, pero en México es del 32 %. En igual sentido, una investigación comparativa reciente a escala mundial, develó que los niveles de cultura financiera son bajos de Perú a Italia y Singapur a Japón, careciendo de las nociones requeridas para desarrollarse plenamente.
En América Latina, la adopción tiene variaciones; Brasil y Chile han integrado este enfoque en sus sistemas educativos, pero algunos otros países en la región afrontan diversos retos como falta de recursos y capacitación del profesorado para lograr una eficiente integración.
De acuerdo con Santiago David Muñoz Solórzano de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, después de un análisis de literatura e investigación empírica que destaca un progreso en la inclusión de contenidos financieros, también indica que subyacen desafíos como los antes mencionados en la región y el insuficiente apoyo institucional que afectan la impartición de esta materia en las escuelas.
“Estar financieramente educado permite ser consciente de las decisiones que impactan las diferentes etapas de la vida”, apuntan Alejandro Mungaraya, Nidia Gonzalez y Germán Osorio.
Como orienta Víctor González, director de Brand & Communications de Intrum España, lo que se sabe sobre finanzas personales se ha aprendido con base en la experiencia y en múltiples ocasiones por malas decisiones económicas propias o de terceros. Por ello, elevar el aprendizaje en materia financiera es indispensable. No sólo para grupos que están rezagados en saberes financieros, sino para equiparar oportunidades para todas y todos.
No es necesario que los individuos se conviertan en expertos en finanzas, pero sí dotarlos de una formación que les permita seleccionar asesores financieros adecuados o las herramientas que les apoyen en sus elecciones asertivas.
Como herramienta de apoyo, la Unidad de Currículum y Evaluación (UCE) del Ministerio de Educación de Chile, puso a disposición del público materiales de alta utilidad que sirven para fortificar la cultura financiera personal. Dentro de sus apartados podrás encontrar: lecturas sugeridas para una vida financiera saludable, recursos de planificación financiera y hasta un listado de preguntas frecuentes que podrían dar vergüenza emitir por considerarlas «básicas», pero son completamente comunes.
La falta de conocimientos financieros en las generaciones jóvenes es una preocupación, ya que representan una parte significativa del mercado laboral, y su ausencia es un obstáculo que limita su potencial. Es imprescindible enseñar a las personas desde una edad temprana sobre Educación Financiera, no sólo porque serán los futuros universitarios y profesionales que tomarán decisiones empresariales, sino que la exposición a cursos o materiales en su formación académica les equipará para un bienestar completo a lo largo de su trayectoria profesional y personal. ¿Qué recursos o estrategias implementarías en tu labor docente, o qué herramientas añadirías para optimizar la gestión de tus finanzas personales?
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Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0