Tras ser líderes por años en América Latina, Colombia cae varios puestos en el Índice de Desempeño Ambiental (EPI)

Cada dos años, el Índice de Desempeño Ambiental (EPI) evalúa a 180 países utilizando 58 indicadores de desempeño en 11 categorías temáticas. El EPI, elaborado entre otros por el Centro de Derecho y Política Ambiental de la Universidad de Yale (Estados Unidos), analiza a grandes rasgos tres temáticas: lucha contra el cambio climático, salud ambiental y vitalidad de los ecosistemas. 

Y aunque a Colombia le había ido bien por años, pues entre 2006 y 2020 ocupó el segundo puesto entres los países de América Latina y el Caribe; en los dos últimos reportes cayó abruptamente, llegando en 2022 al puesto 20 y ahora en 2024 al puesto 15. 

En el índice de este año, a nivel mundial el país ocupó el puesto 63. En 2022, mientras tanto, se obtuvo la posición 87; en 2020, 50; y en 2018, 42.

“Estos indicadores proporcionan una medida a escala nacional de qué tan cerca están los países de los objetivos de política ambiental establecidos. El EPI ofrece un cuadro de mando que destaca a los líderes y rezagados en el desempeño ambiental y proporciona orientación práctica para los países que aspiran a avanzar hacia un futuro sostenible. Los indicadores del EPI proporcionan una forma de detectar problemas, establecer objetivos, realizar un seguimiento de las tendencias, comprender los resultados e identificar las mejores prácticas políticas”, resalta el EPI de 2024.

A nuestro país, por ejemplo, le va mejor en indicadores como metales pesados, donde ocupa el puesto cinco en América Latina y el Caribe y el puesto 42 a nivel mundial. Sin embargo, en otros indicadores caemos abruptamente a puestos mucho más bajos. Por ejemplo, en contaminación del aire somos el país 19 entre 32 de América Latina y el Caribe y el 93 a nivel global; mientras que en sanidad y agua potable somos novenos en la región y quedamos en el puesto 78 en el mundo.

En cuanto a los tres grandes macroindicadores, Colombia ocupa el puesto 85 a nivel global y 17 en la región en términos de salud ambiental; nos va un poco mejor en vitalidad de los ecosistemas donde somos el país 60 entre los 180 evaluados del mundo y quedamos en el puesto 11 en América Latina y el Caribe. Finalmente, en la lucha contra el cambio climático es donde peor nos va, llegando al puesto 88 a nivel global y al 17 en la región. 

Si bien el informe elogia los logros de Colombia y Brasil para disminuir las tasas de la deforestación durante 2023, con respecto a 2022, el documento advierte que la pérdida de bosque húmedo tropical es uno de los grandes problemas que impactan no solo en Latinoamérica, sino también en el mundo y que debe ser atendido con urgencia por parte de los líderes de cada país.

“Los bosques húmedos primarios también deberían ser una prioridad absoluta de conservación. Su destrucción conduce a una pérdida irreversible de biodiversidad y agrava la crisis climática. Los bosques tropicales primarios albergan aproximadamente la mitad de todas las reservas de carbono de los bosques tropicales, ya que son un 35 % más eficientes en el almacenamiento de carbono que los bosques no primarios. La pérdida de bosques primarios, tan solo en 2023, causó 2,4 gigatoneladas de emisiones de dióxido de carbono, lo que equivale aproximadamente a la mitad de las emisiones anuales de combustibles fósiles de Estados Unidos”, resalta el documento.

En líneas generales, el llamado ‘Norte Global’ (reseñado en el informe como Occidente) y Europa del Este son las regiones que ocupan los mejores puestos en el EPI 2024. El país mejor posicionado es Estonia, que ocupa el primer puesto y hasta el puesto 26 (ocupado por Portugal) todos son países europeos; con excepción de Australia, que aparece dentro de la región de Occidente en el puesto 23. De hecho, entre los 30 primeros puestos solo hay uno de otra región, que es Japón, ocupando el puesto 27 a nivel global y el primero en la región de Asia-Pacífico.

Según explica Manuel Rodríguez Becerra, experto ambiental y exministro de Ambiente, si bien es cierto que en los últimos dos informes Colombia ha caído del podio y ha pasado a ocupar puestos en la mitad de la lista en la región, la tendencia muestra que estamos recuperándose, pues en el EPI 2022 fuimos el país 20 entre 32 y este año alcanzamos el puesto 15.

En su concepto, los hacedores de política pública deben revisar cada uno de los indicadores del EPI (como busca el propio informe) para que se puedan realizar los cambios que se requieren para mejorar la situación ambiental del país. En Colombia la deforestación es el mayor flagelo ambiental y es precisamente uno de los factores que mide este índice.

“El puesto 20 y el 15 son los más bajos que ha ocupado Colombia en el conjunto de informes de los últimos años, lo cual indica que algo no ha funcionado bien. Entonces hay que mirar y preguntarse qué ha pasado en el país entre el año 2020 y el 2024 para que tengamos un desempeño bastante inferior al que tuvimos cuando éramos el segundo país con mejor desempeño ambiental de América Latina y el Caribe”, resalta Rodríguez.

Para el exministro de Ambiente, en todo caso, “que estemos haciendo las cosas mucho menos bien” no significa que estemos tan mal, pues aún seguimos ocupando buenas posiciones en algunos de los indicadores y no hemos caído al final de la lista en la región, sino a la mitad.

Una visión similar tiene el investigador en temas ambientales y profesor de la Universidad del Rosario, Manuel Guzmán-Hennessey, quien aunque señala que aunque sí es cierto que hemos caído, destaca que las acciones del actual gobierno podrían llevarnos a mejorar en términos ambientales para las próximas mediciones.

“La gestión ambiental en este gobierno va bien aunque eso no está reflejado en el índice, porque ellos toman datos de máximo 2023 hacia atrás. Sin embargo, hay un repunte y creo que en el próximo reporte vamos a mejorar un poco”, destaca el experto.

A diferencia de Rodríguez, para Guzmán-Hennessey la voraz deforestación que ha vivido Colombia durante los últimos años, y que ha llevado a la pérdida de más de 150.000 hectáreas de bosque en promedio cada año, es indudablemente la razón que ha generado una caída abrupta en los puestos que antes ocupábamos. 

Sin embargo, solucionar ese que es para algunos el mayor flagelo ambiental del país, requiere una mejor integración no solo del sector ambiente, sino de otros, como el de seguridad y gobernanza.

“El talón de Aquiles de la gestión ambiental es la deforestación. Yo pienso que el manejo de ese problema que todavía no se ha solucionado es muy sensible a ese índice y me parece que eso se refleja en la complejidad del problema y la dificultad de entender unos temas relacionados con muchos factores como delincuencia, acaparamiento de tierras y de gobierno territorial por grupos al margen de la ley”, enfatiza el investigador.

Para él, si bien la región tiene un comportamiento destacable en el EPI 2024, eso podría cambiar dependiendo de lo que pase con gobiernos nuevos que están recién llegando y que desde ya muestran cómo pueden impactar en la política ambiental, como es el caso de Javier Milei, actual presidente de Argentina, que ha venido eliminando regulaciones y desmontando el sector.

En todo caso, no todos los expertos están de acuerdo con los datos del EPI 2024. Benjamín Quesada, climatólogo y director del pregrado en Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, señala que la no inclusión de factores como las responsabilidades de emisiones y deforestación remotas de países del ‘Norte Global’ hace que países como Estados Unidos ocupen mejores puestos que otros que tienen menor impacto ambiental en términos de población o emisiones que impulsan el cambio climático.

“Tengo grandes dudas y críticas sobre la metodología y por ende sobre los resultados que no me parecen reflejar correctamente el estado y los avances nacionales en materia de performance medioambiental, lucha contra el cambio climático y la perdida de biodiversidad. Los países mejor rankeados son los países del ‘Norte Global’ cuando son los más responsables históricamente del cambio climático y de la erosión de biodiversidad. Si todos vivieran como europeos o estadounidenses necesitaríamos tres o más planetas”, destaca Quesada.

El EPI, según Quesada, subestima considerablemente las responsabilidades históricas y actuales de los países del ‘Norte Global’, que por años han sido determinantes no solo en la generación de emisiones, sino también en impactar los ecosistemas de otros territorios. 

“Es inexplicable que ningún país del G20 cumpla con el Acuerdo de París y que el G20 sea responsable de casi 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero siguen apareciendo como los campeones en este reporte. Para la biodiversidad: Australia, China, Colombia, Ecuador, Indonesia, Malasia, México y Estados Unidos concentran la mitad del deterioro global en aves, mamíferos y anfibios. Varios de ellos aparecen con puestos elevados en la categoría de performance medioambiental lo cual es contradictorio con hechos tangibles”, finaliza el investigador.