El presidente electo Donald Trump ha anunciado el nombramiento de Tom Homan, su antiguo director en funciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), como “zar de la frontera” de su nueva administración. Esta asignación, que no requiere confirmación del Senado, pone a Homan al frente de la supervisión de la política de inmigración y la seguridad fronteriza de Estados Unidos, un puesto crítico en medio de las promesas de Trump de iniciar una deportación masiva. Con jurisdicción sobre las fronteras sur y norte, así como sobre la seguridad marítima y aérea, la autoridad del funcionario se extenderá a varias áreas de aplicación de la ley de inmigración, y lo ubicará en el centro de la atención nacional.
¿Quién es Tom Homan?
Homan, originario de Nueva York, trabajó como agente fronterizo, investigador y supervisor antes de ser nombrado director ejecutivo Adjunto del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en 2013 por el entonces presidente Barack Obama. Después se convirtió en una figura destacada de la primera administración Trump. Se incorporó por primera vez al ICE en 2017 como director en funciones, y su paso por ahí estuvo marcado por defender iniciativas controvertidas, como la política de separación familiar, la cual atrajo la atención de los medios y fue altamente criticada por el público.
De acuerdo con la periodista Caitlin Dickerson en The Atlantic, el funcionario concibió la idea de separar a niños de sus padres desde 2014, con el argumento de que sería una forma efectiva de desincentivar los cruces de la frontera por parte de personas sin papeles. Esta política migratoria, denominada en su conjunto de “tolerancia cero”, fue adoptada por el primer gobierno de Trump.
Su punto de vista sobre la inmigración se basa en lo que él describe como un compromiso con el Estado de derecho y la seguridad nacional. Para Homan, el concepto de aplicación estricta de las leyes de inmigración se entrelaza con la preocupación por la seguridad, la actividad delictiva y el impacto económico, ideas que ha defendido en discursos públicos y apariciones en los medios de comunicación a lo largo de su carrera.
Además de abanderar políticas de mano dura, Homan también ha hecho comentarios controvertidos sobre inmigración. Por ejemplo, en una ocasión sugirió en el Congreso que los inmigrantes indocumentados “deberían tener miedo” a la deportación, una afirmación que suscitó un debate sobre la ética de la política de inmigración y su aplicación. Asimismo, durante su tiempo al frente de ICE se registró un número récord de niños bajo custodia estadounidense, lo que atrajo críticas de grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes y causó un debate nacional sobre el trato que reciben. El funcionario defendió estas prácticas como medidas necesarias en un entorno de aumento de los cruces fronterizos, y a menudo destacó lo que él consideraba los retos jurídicos y logísticos de la gestión de grandes volúmenes de casos de inmigración. Al ser cuestionado por 60 Minutes sobre si existe una forma de hacer deportación masiva sin separar familias, respondió: “Claro, podemos deportarlos a todos juntos”.
El nuevo “zar de la frontera”
Para su nuevo cargo, Homan ha mencionado que tiene planes para adoptar un enfoque “selectivo” en las operaciones de deportación, y afirma que estos esfuerzos no implicarán barridos generalizados o detenciones masivas sin objetivos específicos. Ha expresado su intención de centrarse en la identificación de personas con condenas penales previas o implicadas en redes delictivas. También buscará impulsar esfuerzos para controlar y sancionar las prácticas de contratación ilegales, que en su opinión contribuyen a la trata de seres humanos y a otras situaciones de explotación.
En una reciente entrevista en Fox News, expuso su postura sobre las ciudades santuario, jurisdicciones que limitan la cooperación con las autoridades federales de inmigración. Homan las critica con el argumento de que sus políticas crean refugios para personas que violan las leyes migratorias. Ha abogado por la cooperación entre las fuerzas del orden locales y las autoridades federales de inmigración, y afirma que dicha colaboración es esencial para alcanzar los objetivos políticos de Trump.
La conexión del funcionario con la agenda migratoria de Trump va más allá de su anterior papel en el ICE. En el tiempo transcurrido entre su jubilación en 2018 y su actual nombramiento, se ha mantenido como un firme partidario de las políticas de Trump y ha continuado participando en el debate público sobre inmigración. En la Conferencia Nacional de Conservadurismo en Washington a principios de este año, Homan reafirmó su compromiso con la visión de inmigración de Trump, y dijo que bajo su liderazgo, ICE llevaría a cabo lo que llamó “la mayor operación de deportación que este país haya visto jamás”. Aunque mantiene que las operaciones de deportación se llevarán a cabo de “una manera humana”, sus comentarios sugieren que incrementará la intensidad en sus esfuerzos para detener la inmigración.
El papel del oficial como “zar de la frontera” le situará dentro del círculo cercano de asesores de Trump, aunque tendrá que trabajar a través de los jefes de las agencias para aplicar sus políticas. Su cargo no le otorga control directo sobre el ICE, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras u otras agencias relacionadas, pero su influencia en la dirección de la política podría ser considerable, sobre todo teniendo en cuenta la confianza que Trump ha depositado en él. Al no necesitar la confirmación del Senado, Homan puede asumir el cargo inmediatamente, lo que da a la administración Trump flexibilidad para dar forma a la política de inmigración sin los retrasos que a menudo conlleva el proceso de confirmación.