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“Todos sentados para aprender la religión preferida del Estado” • Semanario Universidad

Autor: Semanario Universidad

Oklahoma está ordenando que se enseñe la Biblia en sus escuelas. No cualquier biblia, por supuesto, se trata de la Biblia favorita del actual superintendente.

Oklahoma no es el único Estado de los Estados Unidos que impulsa una religión específica para su ciudadanía de diversas creencias. Texas, Arkansas, Georgia y otros más buscan lo mismo: que “la religión preferida del Estado” se use dentro de la currícula de aprendizaje.

Aun si usted fuera un cristiano protestante en EE.UU., lo que muchos defensores de ese movimiento fallan en ver es que el Estado no es una persona y, por lo tanto, no puede tener creencias. El Estado es una estructura de poder guiada por personas, con sus propias creencias, representantes del pueblo que cambian con el tiempo. ¿Y si mañana quien gana apoyo es musulmán, aceptarían acercarse a la ley Sharia?

Siendo menos “extremo”, dentro de la misma tendencia cristiana protestante, existen distintas ramas que no están de acuerdo entre sí, dígase los evangélicos protestantes, los ortodoxos, los fundamentalistas y los pentecostales. ¿Cómo asegurar un Estado justo si prefiere a una minoría específica sobre el resto?

Costa Rica está cerca del lugar dónde estos Estados de los EE.UU. buscan llegar: una mezcla de educación y religión. Claro, para nosotros, la religión preferida del Estado es otra, es la rama católica del cristianismo. El catolicismo a su vez, también, es una creencia entre muchas que tienen los ticos, inclusive dentro del mismo cristianismo.

Para contexto histórico es importante entender que la religión en las aulas es algo que ya habíamos eliminado y que fue reintroducida a partir de los años 40.

En nuestras escuelas públicas tenemos la posibilidad de optar por estar fuera de esas clases de la religión preferida del Estado, pero, por definición, tomar esa acción es autoexcluirse de una situación pública que no debería existir, pagada con los impuestos de todos, por supuesto, sin importar su creencia.

“¿Buscas un Estado ateo, entonces?” Se lee mucho esta “caracterización” contra quienes buscan un Estado sin preferencia de creencia, pero; ¿cómo puede un Estado ser ateo? El ateísmo es la falta de creencia en dioses, punto. Entonces, ¿puede el Estado sostener creencias o carecer de ellas? No tiene mucho sentido.

Secularismo

Lo que muchos buscamos es un Estado secular, uno que busque por ley que el Estado no tenga una religión preferida. Que no utilice fondos públicos recolectados de todos para beneficio de las creencias de un grupo específico, sea la razón que sea.

El secularismo del Estado busca un punto en común neutral entre todas las creencias y no creencias, una cancha común donde todos pueden ser recibidos sin necesidad de autoexcluirse del “mainstream”.

Así mismo, aun si el Estado se mantiene con preferencia, según su constitución política, hacia una rama de una religión, se puede lograr una educación laica, respetando a la población sin establecer preferidos o excluidos por sus creencias.

Este no es un tema de creyentes contra no creyentes, es de un grupo con una religión específica y la preferencia del Estado buscando imponerse al resto.

“La verdadera libertad religiosa es asegurar que ningún grupo religioso puede imponer su punto de vista sobre todos”, indica Interfaith Alliance.

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