El nuevo formato de la Champions League trae por la calle de la amargura a unos cuantos grandes de Europa. El Real Madrid, vigente campeón, ha tirado por tierra su aura europea con dos sorprendentes derrotas, en Lille y en el Bernabéu ante el Milan, que darán un inesperado plus de emoción a su clasificación para las rondas eliminatorias. Los mismos números tiene el Bayern, que comenzó mandando en el torneo y tras dos tropiezos se sitúa codo con codo con su eterno rival europeo fuera de los ocho primeros puestos de la clasificación. Un poco mejor está el Manchester City de Pep Guardiola y la excelencia del fútbol, con un empate y una abultada derrota a sus espaldas, y un poco peor el Atlético pese a su reciente machada en París o el propio París Saint-Germain, que se vio superado en su casa esta semana ante el equipo del Cholo Simeone.
A todos les queda mucho trabajo por delante para tratar de asegurar el pase directo a los octavos de final en las cuatro jornadas que restan de la primera fase, e incluso en algún caso el calendario augura curvas peligrosas que pueden acabar incluso en una salida de pista, con una temprana eliminación. Es el caso del club francés, que después de cuatro partidos ocupa la vigésimo quinta posición, rayando con los puestos que implican el adiós a Europa.
Los parisinos tienen por delante a todo un Bayern, a quien deben visitar en Múnich, y a un City que visitará el Parque de los Príncipes necesitado de recuperar su autoridad y sumar puntos. Dos retos mayúsculos a los que se sumarán las visitas a Salzburgo y Stuttgart.
El propio Luis Enrique advirtió que ante ese calendario, los escasos cuatro puntos que atesoran de los doce que se han jugado pueden poner en peligro su clasificación. «Lucharemos hasta el final», proclamó el técnico asturiano visiblemente enfadado tras caer a última hora contra el Atlético, resultado que consideró injusto. Y no le falta parte de razón al de Gijón, pues su equipo según desvelan los números es de los que más dispara en la Champions y de los que mejor se protege, pero este buen hacer solo se ha plasmado en tres goles a favor por cinco en contra.
El equipo de la capital gala deberá afinar puntería para aprovechar este caudal de juego y tratar de ganar al menos dos de los cuatro partidos que tiene por delante. De lo contrario la clasificación y la Champions estarán en peligro, lo que ya hace temblar al Parque de los Príncipes.
«Si caemos se tomarán las medidas oportunas»
La competición continental es desde hace ya muchos años la gran obsesión del PSG y sus propietarios catarís, por lo que un nuevo descalabro podría provocar un terremoto en París. El propio Luis Enrique es consciente y así lo reconoció en la rueda de prensa posterior a la derrota contra el Atlético: «Si caemos eliminados se tomarán las medidas oportunas, no cabe duda. No estoy en el fútbol con miedo, asumo las consecuencias».
Tras la salida el pasado verano de Kylian Mbappé, el proyecto del PSG ha pivotado en torno a su carismático entrenador, que desde la marcha del futbolista nacido en Bondy no ha tenido reparo en reconocer que el nuevo plan es construir un equipo de autor, restando importancia a las estrellas y otorgándoselo al equipo en su conjunto y al estilo de juego. Un extremo que han refrendado el propio club y su presidente Nasser Al Khelaïfi, asegurando que el objetivo más allá de los resultados es edificar un equipo potente y ganador a largo plazo.
Por eso parece que Luis Enrique tiene una renovación por dos años encauzada, firmada incluso según dicen algunas fuentes en Francia, pero de consumarse el descalabro la etapa del asturiano en París podría tener fecha de caducidad.