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Thomas Chalmers: el ministro que desafió al gobierno escocés por la libertad de la Iglesia

Autor: BITE

Thomas Chalmers fue uno de los líderes más influyentes del presbiterianismo escocés. Como ministro, teólogo, reformador social y académico, su papel fue clave en la renovación espiritual escocesa del siglo XIX y en la formación de la Iglesia Libre de Escocia tras la Disrupción de 1843. Su legado es una interesante combinación de un profundo compromiso con la predicación evangélica, la reforma educativa, la asistencia a los menos favorecidos y una férrea defensa de la independencia de la Iglesia frente al Estado.

Una formación temprana y de alto nivel

Thomas Chalmers nació lejos de las grandes ciudades de su tiempo en el pequeño poblado costero de Anstruther, al este de Escocia. Fue el sexto hijo de Elizabeth Hall, quien lo dio a luz el 17 de marzo de 1780, y de John Chalmers, un comerciante acomodado, que se dedicó al comercio marítimo. Los Chalmers eran una familia presbiteriana devota. Su posición económica les permitió ofrecerles a sus catorce hijos acceso a una buena educación. En consecuencia, Thomas ingresó a la cercana Universidad de St Andrews y, como era normal en aquel tiempo que los jóvenes accedieran a la educación superior a una edad bastante temprana, él lo hizo a los 11 años. Ya para ese tiempo él era independiente y ambicioso.

 Antiguo grabado de la Universidad de St. Andrews / Imagen: University of St. Andrews — Collection

St Andrews le dio la oportunidad a Chalmers de mostrar su talento en disciplinas como la química, la geología y las matemáticas; parecía que estas le llamaban la atención mucho más que la teología. Pero, a sus 15 años, tomó una decisión definitiva: iniciar de manera formal una carrera en teología con el propósito de convertirse en ministro de la Iglesia de Escocia. Las razones de este cambio no están del todo claras, aunque algunos suponen que tuvo que ver con la búsqueda de prestigio (en la Escocia de finales del siglo XVIII, decidir formarse como ministro de la Iglesia era bien visto, ya que el ministerio pastoral era una de las labores más respetadas para un joven de su nivel educativo).

Tan solo unos años después, en 1799, cuando tenía tan solo 19 años, Chalmers recibió su título como licenciado para predicar por el Presbiterio de St Andrews. Pero las convicciones evangélicas por las que fue posteriormente más conocido aún no parecían verse en el joven Chalmers. Su enfoque parecía estar más en la enseñanza académica y en las ciencias exactas que en la proclamación del Evangelio. Este perfil le empezó a brindar ciento reconocimiento de tener una gran capacidad intelectual y un amplio dominio de distintas disciplinas científicas.

A los 19 años, Chalmers recibió su licencia para predicar otorgada por el Presbiterio de St. Andrews. / Imagen: National Galleries Of Scotland

Primer ministerio en Kilmany y su crisis espiritual

En 1803, cuando Chalmers tenía tan solo 23 años, fue nombrado ministro en el pequeño poblado de Kilmany, en la misma región de Fife. Por aquel tiempo, la Iglesia oficial escocesa estaba siendo fuertemente influenciada por un movimiento llamado “moderatismo”, el cual enfatizaba fuertemente en la moralidad y en la razón y evitaba el énfasis en la conversión personal, muy propia del evangelicalismo de la época. 

Chalmers abrazó esas ideas, por lo cual empezó a ver su labor pastoral como una ocupación secundaria. Pensaba que no era necesario destinar más de dos días a la semana a sus deberes como ministro, así que dedicaba el resto de su tiempo a estudios sobre ciencia y a la labor docente en la Universidad de St. Andrews. En consecuencia, su predicación tenía un tono moralista y racionalista; estaba muy lejos de llamar a la conversión personal o a la centralidad de Cristo.

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Una evidencia de la poca prioridad que le daba al ministerio fue su falta de visitas pastorales y su manifiesto escepticismo hacia el evangelismo activo. Su aversión por el evangelicalismo era tan evidente que llegó a disuadir a los miembros de su iglesia de leer libros escritos por autores evangélicos como John Newton, cuyo enfoque en la gracia y la conversión personal le parecía nocivo y hasta le irritaba. En conclusión, durante esta época, a Chalmers le interesaba más ganar reconocimiento académico y prestigio intelectual que avanzar en su carrera ministerial. No obstante, llegaría a su vida un cambio inesperado. 

Entre 1808 y 1811, Chalmers experimentó una serie de sucesos inesperados que lo llevaron a cuestionar su forma de pensar. Varios familiares cercanos fallecieron y una dura enfermedad casi lo puso al borde de la muerte. Chalmers empezó un estudio de las Escrituras mucho más serio y lo complementó con textos de algunos autores como Jonathan Edwards, John Owen y William Wilberforce, cuyo libro de 1797 A Practical View of the Prevailing Religious System (Una visión práctica del sistema religioso predominante) lo impactó fuertemente. Estas lecturas hicieron que se cuestionara fuertemente sobre la superficialidad de su fe.

Portada de Una visión práctica del sistema religioso predominante, por William Wilberforce / Imagen: Dominio público

El punto culminante de este estudio sucedió en 1811, cuando Chalmers vivió lo que luego describió como una “conversión espiritual”, que obviamente dio un giro dramático a su ministerio. A partir de entonces, empezó a predicar con una nueva pasión, haciendo énfasis en la necesidad de la fe en Cristo para la salvación y en el poder de la gracia de Dios. Este cambio también tuvo consecuencias en en la forma en la que ejercía su ministerio pastoral: estableció una rutina familiar diaria de oración, comenzó a visitar de forma regular a los miembros de la iglesia a la que pastoreaba y comenzó a preocuparse más enfáticamente por el estado espiritual de sus congregantes. Claramente, este cambio empezó a notarse en el ambiente de la iglesia de Kilmany: los miembros empezaron a sentir un nuevo interés en el evangelio, en sus convicciones y su compromiso con la fe.

Ministerio en Glasgow y reforma social

La conversión de Chalmers en un creyente genuino y las consecuencias que esto tuvo en su iglesia pronto se empezaron a conocer más allá de Kilmany. En 1815, recibió una invitación para ser ministro en la Tron Church, una importante congregación de la gran ciudad industrial de Glasgow, que crecía aceleradamente, y al mismo ritmo lo hacían la pobreza y la desigualdad social. Al llegar a ejercer su ministerio en la ciudad, Chalmers notó esto y empezó a tomar acción frente a estos asuntos.

Boceto en acuarela de la Iglesia Old Tron y su campanario, 1891. / Artista: W. R. Mainds

Decidido a intervenir, Chalmers empezó a desarrollar un programa de asistencia social que buscaba la autosuficiencia y la generosidad cristiana voluntaria. Argumentaba que la dependencia de la ayuda del Estado promovía la pasividad y perpetuaba la pobreza, mientras que si la iglesia era la que servía a la comunidad, esto promovería la responsabilidad personal y la solidaridad comunitaria. Su programa buscaba que la iglesia local asumiera la responsabilidad de ver por los necesitados en su propio entorno, lo que claramente significaba que el uso de fondos públicos para esos fines disminuiría.

El reconocimiento de Chalmers continuó en aumento y en 1819 fue nombrado ministro de la iglesia de St John’s, la más grande de Glasgow, pero al mismo tiempo la más pobre. Esta posición le permitió redoblar sus esfuerzos para comprometer a la iglesia en la labor social al tiempo que continuaba predicando el evangelio. Entonces dividió a su parroquia en 25 distritos, cada uno de ellos puesto bajo el cuidado de un diácono de la iglesia. Inició escuelas para los niños desatendidos y pobres, que en parte eran financiadas con costos mínimos asumidos por los propios padres. También ayudó a fundar al menos 50 escuelas dominicales con las que se buscaba que la mayor cantidad de niños de escasos recursos tuvieran una educación cristiana evangélica.

En 1819, Chalmers fue nombrado ministro de la iglesia de St John’s, la más grande de Glasgow, pero al mismo tiempo la más pobre. / Imagen: Biblioteca Mitchell

La labor de Chalmers en St John’s le dio mucha reputación, no solo como un reformador social que promovía la compasión entre los creyentes, sino como un gran predicador evangélico. Su particular enfoque práctico y determinado lo llevó a combinar una teología evangélica con una fuerte acción social, lo que lo llevó a consolidarse como una de las figuras más influyentes de su tiempo dentro de la Iglesia de Escocia.

Transición a la enseñanza y liderazgo eclesiástico

Pero cuando parecía que Chalmers se había consolidado como un ministro muy influyente dentro de la Iglesia de Escocia, una decisión tomó por sorpresa a quienes seguían su ministerio. A pesar de su fructífero ministerio en Glasgow, en 1823, Chalmers decidió aceptar un lugar como profesor de filosofía moral en la Universidad de St Andrews. Esta decisión era un reflejo de la convicción de Chalmers de que un cambio al interior de la Iglesia de Escocia dependía de la formación de líderes; soñaba con una nueva generación de ministros fuertemente comprometidos con una fe evangélica.

Grabado de la Universidad de Edimburgo (1827) / Imagen: Dominio público

Pronto la decisión de Chalmers rindió frutos. Sus clases y su labor docente empezaron a inspirar a muchos jóvenes a dedicar sus vidas al ministerio, pero al mismo tiempo se tuvo que enfrentar a una frialdad espiritual y escepticismo ante la religión predominante en el ambiente universitario. Aun así, mientras estuvo allí, se comprometió con la lucha por un avivamiento evangélico en el ambiente académico. No obstante, cinco años después, en 1828, Chalmers decidió mudarse a Edimburgo, donde aceptó un puesto como profesor de teología en la Universidad de Edimburgo. Esta posición le permitió ejercer una influencia más profunda dentro de su denominación. Su decisión fue estratégica, ya que le preocupaba profundamente el futuro de la Iglesia de Escocia.

A lo largo de la década de 1830, Chalmers emergió como el líder del partido evangélico dentro de la Iglesia de Escocia, pues abogó por la independencia de la institución frente a la interferencia del Estado. Esta lucha culminó en la Disrupción de 1843, cuando Chalmers lideró la formación de la Iglesia Libre de Escocia al defender el principio de que las congregaciones debían tener el derecho de elegir a sus propios ministros sin la intervención del gobierno.

En la década de 1830, Chalmers se convirtió en líder del partido evangélico de la Iglesia de Escocia. / Imagen: Impresión del Cartel Nacional

Liderazgo en la Iglesia Libre de Escocia

Chalmers no era el único con convicciones evangélicas dentro de la Iglesia de Escocia. De hecho, a principios del siglo XIX, la Iglesia escocesa estaba dividida en dos facciones: los “evangélicos”, que eran defensores de la autonomía de las iglesias en asuntos espirituales (como en el nombramiento de ministros), y los llamados “moderados”, que no veían ningún problema en que el Estado interviniera en la organización de las iglesias. Las tensiones empezaron a escalar, especialmente en lo referente a la elección de líderes eclesiásticos. En consecuencia, aquellas congregaciones que habían experimentado una renovación evangélica se sentían cada vez más inconformes con la intervención estatal; querían independencia espiritual para tratar sus asuntos.

En 1834, en medio de estas tensiones, se dio un hecho emblemático: una congregación de Auchterarder, en el centro del país, rechazó a un ministro que le había sido impuesto. La congregación se quejó ante el gobierno y el caso se convirtió en un ejemplo paradigmático de lo que significaba la intervención estatal en los asuntos de la Iglesia. Muchas otras congregaciones de convicciones evangélicas llevaron casos similares antes el gobierno británico con el objetivo de que el Estado les permitiera elegir a sus propios ministros. Sin embargo, en enero de 1843, el Parlamento reafirmó la supremacía del Estado sobre la Iglesia, lo que provocó una crisis definitiva.

Fue entonces cuando, como una reacción a la negativa del gobierno a otorgar la independencia, 470 ministros y miles de miembros de la Iglesia de Escocia abandonaron la institución oficial el 18 de mayo de 1843. Al ser elegido como el primer moderador, Thomas Chalmers asumió la responsabilidad de organizar una estructura de financiamiento que le permitiera a la nueva denominación funcionar sin la financiación del Estado británico.

Retrato de Thomas Chalmers en su edad avanzada / Artista: Ken Welsh — Design Pics

Las convicciones evangélicas de estos ministros y fieles implicaron un sacrificio realmente enorme. Aquellos que se unieron a la Iglesia Libre de Escocia se vieron obligados a abandonar los edificios y las propiedades de la iglesia oficial, pues quedaron bajo su control. Pero el genio de Chalmers entró en juego, ya que incluso antes de “La Disrupción” él mismo había diseñado un fondo para sustentar a los ministros que se fueran de la Iglesia de Escocia y se unieran a la Iglesia Libre de Escocia, asegurándose así de que no quedarían desamparados económicamente. Si no hubiera sido por este modelo de financiación que apelaba a las donaciones voluntarias, probablemente el proyecto de la Iglesia Libre de Escocia no habría sido viable.

Pero la nueva denominación necesitaba lugares de reunión y nuevas instituciones. Entonces Chalmers promovió un programa a gran escala de construcción de lugares de reunión, colegios y seminarios para la formación de ministros. En 1846, fue nombrado rector del New College, la institución que se terminó convirtiendo en el centro de entrenamiento teológico más destacado de la Iglesia Libre de Escocia. 

Thomas Chalmers promovió un programa a gran escala de construcción de lugares de reunión, colegios y seminarios para la formación de ministros. / Artista: Thomas Duncan

Últimos años y fallecimiento

A pesar de que el proyecto de la Iglesia Libre de Escocia avanzaba con paso firme, Chalmers no abandonó sus compromisos con el servicio a los necesitados y su predicación del Evangelio. En sus últimos años de vida, se dedicó principalmente a llevar la Buena Noticia a West Port, una de las zonas más afectadas por la pobreza en Edimburgo. Entonces, además de ayudar con comida y vestido, inició un pequeño grupo de estudio bíblico en un sencillo altillo, el cual no paró de crecer hasta convertirse en una iglesia de más de 100 miembros. Chalmers se sintió muy satisfecho con el trabajo que el Señor le permitió realizar en West Port.

En mayo de 1847, realizó un último viaje a Londres para hablar sobre la educación nacional con líderes políticos, lo cual reflejaba su constante interés en la relación entre la Iglesia y la sociedad. Volvió a Edimburgo el 28 de mayo, aparentemente en buen estado de salud. Sin embargo, falleció de forma inesperada en la madrugada del 31 de mayo mientras dormía en su casa en Church Hill, Morningside, Edimburgo. Habiéndose convertido en una figura tan destacada en la Escocia de su tiempo, la noticia de su muerte fue recibida con profundo pesar. Miles de personas acudieron a su funeral el 4 de junio de 1847. Fue sepultado en el cementerio de Grange: su tumba fue la primera en ser ocupada.

Thomas Chalmers falleció el 31 de mayo de 1847. / Artista: Sir John Watson Gordon

El legado de Chalmers

El legado de Thomas Chalmers va mucho más allá de su labor como predicador o teólogo: fue un líder con una visión única que dejó un legado que perdura en la Iglesia, la educación y la reforma social hasta el día de hoy. Su pasión por la independencia de la Iglesia con respecto al Estado, su compromiso con la proclamación del Evangelio y su preocupación por los menos favorecidos hicieron de él una de las figuras más importantes de la Iglesia en el siglo XIX.

Una frase de él resume bien su visión: “¿Quién se preocupa por la Iglesia Libre comparado con el bien cristiano del pueblo de Escocia?”. Para él, la Iglesia no era un fin en sí misma, sino un instrumento para la gloria de Dios y el bien de la sociedad.


Referencias y bibliografía

Thomas Chalmers Author Biography | Banner of Truth USA

Thomas Chalmers – Scottish Minister, Theologian & Social Reformer | Britannica

Chief Scottish Man: The life and ministry of Thomas Chalmers | Evangelical Times

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