Primero fue el vídeo de una niña de dos años que había cruzado la frontera sola con la única referencia de un número de teléfono escrito en un papel a finales del mes pasado. Unos días después un nuevo vídeo muestra a un coyote (traficantes que introducen ilegalmente a personas en Estados Unidos) cruzando el río con una niña de cuatro años en brazos que llega sola a la frontera con México para reunirse con su madre, ya en el país vecino. Las imágenes que han saltado a los medios de comunicación y se difunden exponencialmente en las redes sociales acompañan las preocupantes cifras que han revelado las autoridades texanas. En menos de una semana, más de un centenar de menores no acompañados han cruzado la frontera en busca de una vida mejor, según ha divulgado el Departamento de Seguridad Pública (TxDPS) de Texas.
“Publiqué el video porque quiero que la población americana vea el impacto de la situación que hemos tenido en la frontera en los últimos tres años. Se está volviendo más común encontrar a niños no acompañados”, justificó el teniente Chris Olivarez, portavoz del TxDPS, quien difundió el 24 de noviembre el vídeo de la menor de dos años a través de la red social X. En la grabación aparece una niña sujetando un post-it amarillo en el que hay escrito un nombre y un número de teléfono. La menor llegó desde El Salvador y formaba parte de un grupo de más de 200 personas que las autoridades encontraron en Eagle Pass. De ellas, 60 eran niños que viajaban solos, la mayor cantidad que han detectado en un día, según las autoridades de Texas.
La niña fue examinada en busca de signos de abuso y entregada a la Patrulla Fronteriza, con su destino final incierto, según dijo el teniente Olivarez. “Este es un claro ejemplo del precario viaje que estos niños hacen desde su país de origen y cómo las organizaciones criminales trafican con estos niños a través de la frontera sur y más hacia el interior”, señaló.
Pocos días después, ha sido una niña de cinco años la que ha recibido la atención mediática. Proveniente de Honduras, fue captada por una cámara de seguridad cuando un coyote cruzaba la frontera con ella en brazos. Un video posterior muestra a un oficial preguntando a la menor quién la había cruzado el río y le muestra la foto de un supuesto coyote, a lo que ella asiente. El oficial paró el coche en el que viajaba con su madre en un control de tráfico. La madre afirmó haber viajado desde Carolina del Norte, donde reside, para recibirla. Admitió haber pagado a un coyote 8.000 dólares para que entregara a su hija en la frontera. “Yo no conozco a las personas que la cruzaron. Se buscan desde internet y no te dan un rostro. Solo te dicen aquí y allá y lo hacen”. Madre e hija quedaron bajo custodia de la Patrulla Fronteriza y el conductor del coche fue detenido.
Abandonados a su suerte en manos de extraños, expuestos a explotación, abusos sexuales, trata, muchos de los menores son enviados por familiares, que consideran estos riesgos menores que los que enfrentan en sus países de origen. Durante años, una crisis de violencia, guerras de pandillas y corrupción han llevado a niños y familias a huir del Triángulo Norte de Centroamérica y buscar seguridad y protección en Estados Unidos. Algunos expertos en migración opinan que es posible ver un aumento de las entradas irregulares hasta el 20 de enero, cuando el republicano inaugure su segundo mandato.
Cuando cruzan la frontera sin acompañante, los menores son recibidos por agentes fronterizos que los transfieren a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), dependiente del Departamento de Salud y Servicios Sociales. En una década se ha duplicado el número de menores que esta oficina recibe, aunque el año fiscal 2023 registró un descenso, hasta 118.938, desde los 122,731 de 2021. El 76 % de ellos tenían más de 14 años y el 61% eran niños. Una gran mayoría provenía de Centroamérica: Guatemala (42%), Honduras (28%) y El Salvador (9%), seguidos de México (8%).
Cuando son encontrados en la frontera, los menores permanecen bajo custodia de las autoridades estadounidenses antes de ser transferidos a un patrocinador, generalmente familiares, que residen en el país y se hacen cargo de ellos. Los que no tienen familiares en Estados Unidos, permanecen en una de las 289 instalaciones y programas en 29 Estados financiados por la ORR. Hasta el 1 de noviembre había 6.148 niños no acompañados bajo el cuidado de esta oficina, donde permanecen un promedio de 34 días.
La legislación concede a los menores la posibilidad de recibir asilo en Estados Unidos, pero deben comparecer en las audiencias en los tribunales a las que son citados. La no comparecencia les supone el riesgo de ser deportados. Muchas veces no acuden por el temor a presentarse ante las autoridades, pero también es frecuente que no reciban la cita por la falta de una dirección correcta. Un informe de agosto del Departamento de Seguridad Nacional reveló que se desconoce el paradero de 32.000 menores que fueron trasladados a familias que los patrocinarían. El reporte advierte de que el número puede ser mucho mayor, ya que unos 290.000 que todavía no tenían una cita para acudir a los tribunales.
A pesar del aumento de cruce de menores que relatan las autoridades de Texas, las entradas ilegales han caído este año, sobre todo después de que el presidente, Joe Biden, restringiera las medidas de asilo. En junio, Biden anunció que cerraría la frontera cuando se sobrepasasen las 2.500 personas diarias en promedio a lo largo de siete días, pero en septiembre lo endureció aún más, hasta un límite de 1.500 detenciones de media diaria durante 28 días consecutivos.
La Patrulla Fronteriza arrestó a unos 47.000 inmigrantes que cruzaban ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México en noviembre, según un recuento preliminar publicado por Reuters. La cifra es menor de los 57.000 reportados en octubre y el total mensual más bajo desde julio de 2020, durante la pandemia de Covid y cuando Donald Trump todavía estaba en el cargo.
Trump ha prometido firmar órdenes ejecutivas desde el primer día de su presidencia contra la migración, con medidas como el cierre de la frontera y la deportación de millones de personas indocumentadas. Y Texas es el Estado que más apoyo le ha mostrado, ofreciendo terrenos para construir centros de detención.