Javier Garrido Goitia OFM ha fallecido hoy (29.10.2024), tras tras larga y dura enfermedad, en su convento de Bermeo.
Algunas de sus terapias psicológicas han sido “condenadas”, a mi juicio con poca finura psicológica y escasa empatía cristiana) por la Rota española como indiqué a su tiempo en el blog de X. Pikaza (RD) y en FB, Xabier Pikaza) y DM volveré al tema dentro de unos días.
Ahora, a las pocas horas de su muerte, con su cuerpo aún “caliente” quiero recoger su “testamento” eclesial con 10 propuestas sobre la identidad de la Eucaristía, tomado de su último libro: El don incomparable. Meditación de la Eucaristía, Verbo Divino, Estella 2018 (250 pags.). Agur Javier Jauna, Javier anaya, goian bego.
Ahora, a las pocas horas de su muerte, con su cuerpo aún “caliente” quiero recoger su “testamento” eclesial con 10 propuestas sobre la identidad de la Eucaristía, tomado de su último libro: El don incomparable. Meditación de la Eucaristía, Verbo Divino, Estella 2018 (250 pags.). Agur Javier Jauna, Javier anaya, goian bego.
Javier Garrido Goitia OFM
ha sido un referentes de la iglesia hispana en los últimos decenios. Ha acompañado a millares de personas, estudiantes de universidad, religiosas en busca de palabra, cristianos de todo tipo.
Es vizcaíno como yo (él de Bermeo), nacimos el mismo año (1941), y tenemos vidas paralelas, aunque él estudió filosofía y teología en Friburgo (Suiza) y yo en Salamanca y Roma.
Empezó enseñando en los franciscanos y formó parte de un equipo de renovación de la Orden, para dirigir durante largos decenios un tipo “escuela de vida cristiana” en Pamplona y en su entorno.
Ha escrito docenas de libros sobre espiritualidad, psicología y maduración personal, uno de los mejores legados de pensamiento cristiano que conozco. Comenté varios de sus libros con el Prof. Antonio Vázquez, que era de otra tendencia psicológica, pero le estimaba mucho.
Mantuve con él una intensa correspondencia hacia el año 1980, sobre la raíz del franciscanismo y la relación entre pobreza (minoridad), fraternidad y maduración cristiana. Su respuesta, reposada, larga, esencial, me ha venido acompañando desde entonces para interpretar la experiencia cristiana de la modernidad y así quiero recordarlo y agradecerlo en el momento de su muerte.
El Caso Garrido
Como he dicho ha sido condenado por la Rota España, con una sentencia que me sigue pareciendo poco humana y menos cristiana. Los “jueces” han impuesto su sentencia desde arriba, sin abrir un diálogo, para bien no sólo de Garrido, sino, sobre todo, de las “víctimas”, sin claridad, sin sanación, sin justicia cristiana y perdón.
Él ha mantenido silencio, ha perdonado. Pero, a mi juicio, la Rota no ha sabido (que yo sepa) abrir espacios de transparencia y diálogo para reparación y reconciliación de Garrido y de los que le acusaban, sobre todo de ellos, en un campo de vital importancia no sólo para la iglesia, sino para la humanidad. Que me perdone Dios, si no es así, que me perdonen los hermanos, cristianos o no.
Si no abre espacios de total claridad, de diálogo y justicia, de reparación, perdón y nuevo nacimiento, , si quiere seguir imponiendo su justicia desde arriba (como si eso fuera la justicia de Jesús) , un tipo de iglesia clerical se muere (si no está ya muerta)
Carta de un amigo común
Llevaba un tiempo grave y he mantenido el contacto con él a través de algunos amigos comunes, entre ellos Joxe Arregi, Provincial de los Franciscanos de Arantzazu, a quien he escrito algunas . Aquí transcribo su último correo, que dejo en Euskera. Quien quiera conocer su contenido utilice un traductor normal de google:
Aupa, Xabier, “txapeldun”:
Eskerrik asko zure mezutxoagatk. Asko eskertzen da.
Bai, gure Javier, oso gaizki dago; ez dakit gaurko eguna pasatukoduen, gaur bart sedatu dute eta irauten duen arte.
Azken hiru lau urte hauelk oso gogorrak izan dira beretzat (eta guretzat ere bai), baina azken egun hauek oso lasai eta bare bare egon da, bere lagun medikuak eman dion laguntza ezin hobeagogatik.
Asko hitz egingo nizuke Garridori buruz, baina zuk ere asko dakizu. Berriz ere asko eskertzen dotzut, Xabier, eta jakin Arantzazun ni zure “fans” handia nauzula: izugarri miresten dut eta eskertzen idazten duzuna, dakizuna, agertzen duzun humanismoa…
Ondo izan, Xaber (eta aspaldi batean zaude Arantzazura etorrikozarela esanaz… Gustura ikusiko zaitugu). Besarkada bero handi bat. Joxe Mari Arregi (dom, 27 oct)
Se trata, como todo lo que solía escribir Garrido, de propuestas serenas y sufridas, rompedora y experimentada, llenas de sentido común, bondad y evangelio, tanto en su vida como en su práctica pastoral. Son propuestas esenciales, para que la Iglesia siga siendo Iglesia, y la Eucaristía, Eucaristía, el “don incomparable” de la vida de Dios para los cristianos, como podrá ver quien siga leyendo. Javier Garrido no es la “palabra de Dios”, pero tiene una palabra clave para la Iglesia actual y la Eucaristía:
1. En mi opinión, la eucaristía no debe ofrecerse a niños ni a adolescentes (pag. 222), (ni a todos los que vienen, sin más, para ver el espectáculo) pues ella es el momento clave de la oración y vida de unos cristianos adultos, comprometidos en su fe, que con-celebran el misterio de Cristo.
2. La eucaristía no se ha de exigir bajo pecado (223). Ciertamente, hay un “mandato” del Señor: “si no coméis mi carne… no tendréis vida en vosotros” (Jn 6, 53), pero ese mandato no se puede imponer, con amenaza de condena para aquel que no lo cumple, con mentalidad jurídica. La eucaristía es don, un camino de vida en libertad, no para después (tras la muerte), sino para esta misma vida, en comunión de amor
3. En contra de un misa diaria: “Me he preguntado si no habría que suprimir la misa diaria…” (224), pues la “misa” no es una devoción individual (para distinguir así a los “de misa diaria”) sino una celebración comunitaria, vinculada a la “fiesta” de la resurrección, que los cristianos celebran cada domingo. El ritmo semanal de la eucaristía parece el adecuado
4. Celebrar con un ritmo pausado. No se trata de “oír la misa”, sino de concelebrarla: Cada eucaristía debería durar, al menos, hora y media (228). Es una fiesta, y la fiesta no se improvisa “ni se puede despachar en 20 minutos” (226). Muchas veces se “escucha” (se oye) una mentalidad funcional, de cumplimiento, y en esa línea la eucaristía ha convertido en un rito rápido, sin que los con-celebrantes (que son toda la comunidad)puedan entrar en su ritmo, dejándose enriquecer por ella.
5. Necesitamos una eucaristía inculturada, que no sea clerical , en sentido ordinario del término: “La liturgia romana es altamente clerical y no facilita la inculturación” (232). Eso significa que la celebración de la Cena del Señor, siendo fiel a los principios del Nuevo Testamento, ha de aceptar las formas y ritmos de cada cultura y de cada tiempo, en un plano social, religioso.
6. Una eucaristía no clerical, que no está dominada por un tipo de clero superior, que celebra, mientras el pueblo simple asiste, escucha y asiente (233-234). En este contexto ofrece Garrido tres propuestas: (1) Revisar (=superar) la sacralización del clero (234). (2) Reconocer con el NT que sólo Cristo es sacerdote, y que todo el pueblo cristiano es pueblo sacerdotal (234) (3) La mujer debería ser ordenada para el ministerio sacerdotal, pues el impedimento actual no es dogmático, sino cultural (234)
7. Contra el monopolio de la eucaristía, que ha tendido a convertirse para el conjunto de los creyentes en el único rito cristiana (236). Para todo se acude a la eucaristía (para funerales, bodas, fiestas o simples reuniones…), dejando en segundo plano o suprimiendo todas las demás celebraciones y devociones cristianas, que han de ocupar su lugar, en línea de celebración de las “horas”, de meditación compartida, de alabanza.
8. Importancia de los pre-sacramentos (241), o quizá “para-sacramentos”, es decir, los gestos y ritos comunitarios, que no son eucaristía en sentido estricto, pero que alientan y alimentan la vida cristiana: (1) Celebraciones de la Palabra, vividas en libertad, entre grupos cristianos, sin necesidad de convertirlas en eucaristía. (2) Reuniones comunitarias, con símbolos compartidos (con pan y con vino, en recuerdo de Jesús, o sin pan y vino), que no son eucaristías en sentido escrito (legal), pero que son presencia de Jesús (3) Reflexiones y oraciones compartidas, diálogos comunitarios etc.
9. Ante el fracaso del Vaticano II (245). El Concilio abrió un camino…, pero la realidad de la Iglesia no ha respondido a sus aspiraciones… Quizá no estábamos preparados para ello. Lo cierto es que el Concilio no logró expresarse y expandirse en una transformación de la Eucaristía, ni en una revitalización de otros ritos cristianos, ni en una renovación real de la vida cristiana.
10. Éste es el modelo de Iglesia que me gustaría, dice Garrido, en la última página de su libro, como conclusión de todo lo anterior (246). (1) que se dé primado al laicado… y a la evangelización sobre la sacramentalización. (2) Que se insista en la humanización (en línea social, personal…) y en la espiritualidad (en línea orante)(3) Que se enseñe a combinar Palabra, Oración personal y Eucaristía. 84) Que se opte por las minorías (personas y grupos pequeños, pero no por las élites)
REFLEXIÓN PERSONAL
Estoy básicamente de acuerdo con su testamento y camino eucaristía y de iglesia De todas formas, desde mi sensibilidad social (y por lectura de evangelio), sin criticar ni un ápice lo que él Garrido, yo insistiría “también” en otros elementos:
1. Pienso que la eucaristía es también “pan de los pobres”, y puede entenderse como principio y argumento de una crítica y transformación social, partiendo de los relatos pre-eucarísticos (¿o eucarísticos?) de las multiplicaciones de Jesús.
2. La eucaristía es también signo de la “revolución” social del cristianismo, en línea ecológica, de trabajo y cultivo de la tierra, de manera que junto al aspecto más “espiritual” (que Garrido propone, en la línea del Evangelio de Juan) hay que colocar el aspecto de fiesta de muerte y de vida, e incluso de música y baile. En ese sentido me hubiera gustado que concretara mejor lo que dice (pag. 246) sobre vincular la humanización y la espiritualidad, siempre quela humanización se entienda en el aspecto fuerte de justicia y libertad, de respeto mutuo, de total independencia de cada uno y de solidaridad entre todos.
3. En esa línea me atrevo a decirle, ahora que todo lo escucha, en el Dios en quien somos “todo en todos” (1 Cor 15) con un comentario al sermón de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, una casa central del franciscanismo”:
DEL SERMÓN DE JESÚS: LA CARNE EUCARÍSTICA
Jn 51b-58. Y el pan que yo le daré es mi carne para vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este pasaje retoma el motivo principal del comienzo de Juan, donde se dice que “Dios es Palabra y la palabra se hizo “carne” (Jn 1, 1.14). Por eso, l eucaristía de la Palabra de Jesús (fe) es la “eucaristía de su Jesús. En ese contexto se pueden distinguir y vincular tres eucaristías. La eucaristía más importantes es la palabra/logos . Que escuchemos, que hablemos, que nos comuniquemos, pues en ella creemos y por ella la vivimos. Nuestro primer pan es la palabra, nuestra primera comunión es la comunicación personal, que a Jesús interesó ante todo y por la que se hizo terapeuta eucarístico.La primera eucaristía de Jesús fue abrir los ojos de los ciegos para que vieran, los oídos de los sordos para que oyeran, fue curar la manos y las piernas, para que hombres y mujeres pudieran caminar, encontrarse y abrazarse. — Viene en segundo lugar la eucaristía del cuerpo-sôma, tal como aparece en los sinópticos y especialmente en Pablo (1 Cor 11-14). Ésta es la expresión y experiencia más honda de eso que podemos llamar la “eucaristía paulina”: La formación de la iglesia “cuerpo mesiánico”. Eso es lo que dice Jesús invitando y afirmado: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Por ese “pan” (que es comida-palabra) nos hacemos “cuerpo”, comunicación mutua, de forma que en Cristo somos comunión unos con otros, cada uno con los demás, resucitando en ellos.(3) La iglesia de Jesús culmina en la eucaristía de la sarx, esto es, de la carne que se da y se “come”, la plena y total eucaristía de Jn 6. Así dice Jesús: Mi sarx/carne es verdadera comida, mi haima/sangre es auténtica bebida…Ciertamente, los hombres y mujeres comen pan externo y se sustentan mientras viven aquí abajo de alimentos materiales, de plantas y animales. Pero sólo les sacia una comida personal humana, el cuerpo/carne y la sangre (la carne) de otros seres personales. Sólo un ser humano puede saciar a otro humano, en amor de cuerpo y alma, para formar con él un cuerpo mesiánico centrado y culminado en Cristo. De esa forma nos alimentamos unos de los otros, no en pasión posesiva de dominio sexual sobre los demás, para placer propio, sino en comunicación compartida de amor. Este simbolismo de la carne (ésta es mi carne: Jn 6) no se puede diluir en forma de cuerpo social genérico . La carne es la vida concreta, es la humanidad en el sentido de fragilidad, de entrega de la vida… En esa línea, la eucaristía ha de entenderse desde la formulación radical de Jn 1, 14: El Verbo de Dios “se hizo carne” (sarx). En esa línea, cuando Jesús pide a los suyos que coman su carne y beban su sangre, les ofrece y pide algo inaudito: Que vivan de amor mutuo, como “carne” compatida. Hay una carne que alimenta para la muerte, como el maná de los israelitas en el desierto (que comieron vuestros padres y murieron)… Pero hay una carne de Dios” (carne del Cristo), que no es alimento de muerte, sino principio y simiente de Vida que germina para la vida eterna.En un sentido “vive ya”, vive una vida que no es muerte, en otro sentido pleno “resucita”. Jn 6, 60-69, Dura es esta palabra… muchos discípulos se fueron. Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaúm. 60Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿Quién puede hacerle caso?»… y Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Este discurso eucarístico de Juan ha suscitado una fuerte disputa eclesial sobre la carnalidad cristiana, eucarística, personal, comunitaria. (a) Pedro y los Doce deben superar un riesgo de espiritualismo gnóstico; eso significa que ellos tienen entender la comunión de y con Jesús en línea “carnal” (de encarnación), no de pura corporalidad espiritual. (b) Al mismo tiempo, ellos deben superar un tipo de corporativismo judío, de comunión de cuerpo social, sin sin verdadera transformación de la vida humana en carne y sangre de Dios.Según eso, la “corporalidad eucarística” ha de entenderse en línea de encarnación (=dar y compartir la carne) e de in-sanguinación (dar y compartir la propia sangre, la “vida de la vida”, si así puede decirse, cf. Lev 17, 11).No se trata, pues, de una comunión espiritualidad o ideal de ideas o proyectos, sino de una comunicación de carne (de carnalidad concreta de la vida) y de sangre (es decir, de donación hasta la muerte). Esto lo dice Jesús dice no sólo de sí mismo, sino de aquellos que le siguen, que han de compartir entre sí (y con todos los hombres) la carne y sangre de su vida. Actualmente (2025) podemos comprender quizá mejor la actitud de aquellos que dejaron a Jesús, pues en una situación cercana a la suya nos hallamos nosotros, que sentimos también dificultades para comprender este discurso de carnalidad eclesial, de comida personal y vida compartida. PD Perdona Javier, parkatu Jauna. Todo esto que te he dicho casi a modo de sermón de funeral, tú lo sabes bien, y has querido vivirlo, aunque quizá te hayas equivocado alguna vez al plantear encuentros concretos. Tú lo sabes bien, pero te lo he dicho para recordarlo yo. Sólo me queda decirte:Eskerrik asko, Jauna, bihotz bihotzetik. Eskerrik asko, Jauna, orain eta beti. Eskerrik asko, Jauna, gugan zaudelako eta zure biziaz bizi garelako (Muchas gracias, Señor, de todo corazón. Muchas gracias, Señor, ahora y por siempre, Señor. Muchas gracias porque estás con nosotros, y porque de tu Vida vivimos nosotros).
