Algo extraño está pasando en Estados Unidos con Tesla. No es una simple ola de vandalismo ocasional ni el típico descontento con una marca. No. Aquí hay algo más profundo. En los últimos meses, concesionarios de Tesla han sido atacados, coches han aparecido destrozados en las calles y algunos propietarios empiezan a sentirse inseguros simplemente por conducir un vehículo de la marca. ¿Por qué?
El punto de inflexión parece haber sido la reciente incorporación de Elon Musk al gobierno de Donald Trump. El magnate sudafricano, ahora al frente del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), se ha convertido en una de las figuras más polémicas del momento. Y con ello, Tesla —su empresa más icónica— ha pasado de ser un símbolo de innovación a un objetivo de ataques.

Altercados contra Tesla: concesionarios y coches en la mira
Los ataques han ido en aumento y, en algunos casos, han sido extremadamente violentos. En varias ciudades, concesionarios de Tesla han sido objeto de agresiones: vidrios rotos, daños en la infraestructura e incluso intentos de incendio. Algunos establecimientos han optado por reforzar la seguridad ante el temor de que estos incidentes sigan escalando.
Pero el problema no termina ahí. En las calles, varios propietarios han denunciado que sus Tesla han sido vandalizados. Carrocerías rayadas, lunas estalladas y mensajes pintados en los vehículos con insultos dirigidos a Musk son algunas de las acciones que se han registrado. La sensación de inseguridad ha crecido entre los dueños de la marca, algunos de los cuales ya están buscando medidas para protegerse.
¿Por qué tanta ira contra Tesla?
Elon Musk es una figura que polariza. Sus seguidores lo ven como un genio visionario, pero sus detractores lo consideran un millonario con demasiado poder. Hasta ahora, Tesla había esquivado las polémicas políticas, pero su nuevo rol en el gobierno de Trump ha cambiado las cosas.
El DOGE, el departamento que ahora lidera Musk, tiene como misión reducir el gasto público y combatir el fraude en el sistema gubernamental. Esto ha generado tensiones con ciertos sectores que ven estas medidas como un ataque directo a sus intereses. Y, de alguna manera, Tesla se ha convertido en el blanco de estas protestas.
¿Qué dicen las autoridades?
Las autoridades han calificado estos ataques como “actos de violencia injustificados” y han prometido medidas drásticas contra los responsables. La policía ya está investigando varios de estos incidentes y en algunos casos se han realizado detenciones, aunque por ahora no hay un patrón claro sobre quién está detrás de los ataques.
Pero la pregunta es: ¿hasta qué punto pueden controlar esta situación? Si la escalada de violencia sigue en aumento, Tesla podría verse obligada a reforzar la seguridad en sus concesionarios y estaciones de carga, o incluso reconsiderar su estrategia de expansión en ciertas zonas del país.
Elon Musk responde
Ante la ola de ataques, Musk ha salido a defender su empresa y su imagen. En redes sociales, ha calificado los ataques como “actos irracionales y destructivos”, asegurando que nunca ha hecho nada para merecer este nivel de hostilidad.
Sin embargo, sus palabras no parecen calmar los ánimos. Algunos propietarios de Tesla ya están tomando precauciones, como evitar aparcar en la calle o incluso vender sus coches por miedo a represalias.
Conclusión: un problema que va más allá de Tesla
Lo que está ocurriendo con Tesla en Estados Unidos no es solo un problema de coches vandalizados o concesionarios atacados. Es un reflejo del clima de tensión política y social que se vive en el país.
Para los propietarios de Tesla en España, esta situación puede parecer lejana, pero plantea una pregunta interesante: ¿hasta qué punto una marca puede verse afectada por las acciones de su dueño? Y lo más importante, ¿qué pasará con Tesla si esta escalada de violencia sigue creciendo?
LUIKE/CHASIS CERO
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