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Pasan los Grandes Premios y el rendimiento de Sergio Pérez sigue sin destacar ante una Red Bull que cada día le exige más para mantener la 2ª plaza en el mundial de constructores. Y es que llegados al GP de México, hogar del piloto de Guadalajara, se esperaba un buen ritmo en pista del piloto de Red Bull, algo muy lejos de la realidad.
Un resultado muy pesimista
El mexicano llegaba durante el primer día con la intención clara de mandar un mensaje a su equipo, en concreto sobre las mejoras implementadas en el coche de Max Verstappen, alegando que en su RB20 no estaban dispuestas. Mientras tanto, su jefe de equipo, Christian Horner, corregía al piloto de Guadalajara, quien ha terminado con muchos problemas en el monoplaza.
Y es que con un primer intento insuficiente para pasar el corte, Sergio Pérez salía a pista con la intención de pasar a la siguiente sesión sin mucho miramiento, intentando replicar su posición de salida de la temporada pasada, que le permitió estar por unos segundos liderando el Gran Premio. Nada más lejos de la realidad, el mexicano terminaba en la 18ª posición tras una última vuelta para olvidar.
“Discutiremos todas las opciones. El problema es que también tenemos muy pocas piezas disponibles. No tenemos las especificaciones del piso que nos gustaría tener. No lo sé, lo discutiremos con el equipo seguro”, decía el piloto de Red Bull.
“Va a ser difícil porque también está presente a largo plazo, así que lo intentaré todo. Intentaré ver qué podemos hacer con el equipo y qué soluciones podemos encontrar”, prosiguió.
“Es evidente que es una gran decepción. Si hay un gran premio en el que quiero hacerlo muy bien, es éste. Por desgracia, esta prueba ha sido muy difícil y complicada”, concluyó Sergio Pérez.
Es así como el piloto de Red Bull ha caído en la Q1, terminando en la 18ª posición, tras sufrir una última vuelta desastrosa con su RB20.