Semanas laborales de seis días y sin teletrabajo: “Si no te lo curras, aquí no sobrevives”

“Mi nombre es Brandon y trabajo en la Bahía de San Francisco como ingeniero de software. He tomado la decisión de vivir en el remolque de una camioneta de 11 m²”. Esta era la carta de presentación de un empleado de Google cuyo trabajo a destajo le llevó a mudarse a un parking de Silicon Valley. Su excusa fue que apenas pasaba horas en casa y le compensaba más en tiempo y dinero vivir a tiro de piedra de su puesto de trabajo. Mientras muchas empresas de todo el mundo juegan con la idea de semanas laborales cortas, otras van en una dirección completamente opuesta. Samsung ha comenzado a implementar la jornada de seis días para sus ejecutivos con el fin de paliar unos resultados bastante flojos. Grecia ha establecido las 48 horas debido al éxodo de jóvenes cualificados. Pero la batalla de los seis días ha aterrizado ahora donde más se la esperaba, a San Francisco. En la cuna tecnológica ya hay una guerra por las jornadas de cuatro y seis días. La cultura del sobreesfuerzo ha llegado a EEUU. Y si no te subes al tren, vas a ser devorado.

Según una encuesta de directivos de empresas realizada por Resume Builder, el 10% de los líderes planean establecer una semana laboral de seis días en 2025. La mayoría de empresas que están a favor de esta jornada, creen que les ayudará a mejorar el rendimiento y aumentar la productividad. Para las grandes compañías con amplia presencia geográfica, es una manera de cubrir la comunicación y coordinación con sus oficinas en zonas horarias diferentes. Para las pequeñas startups, una ventaja competitiva para destacarse del resto.

Es el caso de LatchBio, una startup fundada hace tres años en la bahía de San Francisco que desarrolla un software propio para gestionar ingentes cantidades de datos biotecnológicos y que ha conseguido levantar 33 millones de euros recientemente. Sus 25 trabajadores van religiosamente de lunes a sábado a la oficina. Nada de teletrabajo. Nada de fines de semana. El domingo es suficiente para descansar. “La gente me pregunta que por qué tenemos estos horarios y mi respuesta es graciosa, pero real. Cuando fundamos esto trabajábamos siete días a la semana. Un día nos dijimos, ‘¿por qué no nos tomamos un día para descansar un poco?’ Y así nos quedamos con una jornada de seis días, explica sin tapujos el CEO y fundador de Latchbio, Alfredo Andere a El Confidencial.

Andere, que ha pasado por empresas como Facebook o Google, señala que la decisión fue democrática y elegida por la mayoría de empleados. También cree que trabajar más días y acudir a la oficina les proporciona una productividad y unos resultados mucho mayores. “Si no te lo curras, aquí no sobrevives. Las empresas se pelean por atraer clientes y nosotros nos diferenciamos del resto porque estamos los sábados para brindar soporte y atenderles cuando nadie más lo está. Y la realidad es que muchas veces los clientes no quieren esperar al lunes siguiente para que les solucionen los problemas”.

La empresa tiene dos anuncios de empleo publicados en los que se detalla el horario de lunes a sábado. En una descripción del puesto de trabajo para un ingeniero de software sénior, el salario anual oscila entre 160.000 y 260.000 dólares. En otro anuncio que se ofrece un puesto de ejecutivo de cuentas, se paga un salario base de 60.000 a 72.500 dólares, más la misma cantidad en comisiones si el trabajador alcanza los objetivos de ventas. Además, la empresa cubre las dietas y les da a cada empleado un pequeño porcentaje de la empresa, con el fin de motivar más a la plantilla a alcanzar mejores resultados.

“Aquí todos quieren ser los mejores del mundo en lo suyo. Les apasiona lo que hacen. Y, probablemente, cuando no están trabajando, están leyendo libros sobre programación. Son ellos los que quieren estar aquí, codo con codo. Piénsalo como un atleta olímpico. Para cumplir su sueño entrenan seis días a la semana, pues aquí sucede lo mismo. Cualquiera de mis empleados podría aceptar ofertas de empresas como Google o Meta, por eso tenemos que pagarles bien. Y hablo de 6 cifras o más. Nos gusta la competición, es lo que nos da adrenalina”, comenta.

Según Andere, el 90% de las compañías en Silicon Valley estarán muertas de aquí a una década: “Es fácil criticar la semana de seis días, pero cuando ves quién ha sobrevivido, quién perdura, te das cuenta de que son la gente que fue más allá de lo establecido. No digo que para triunfar haya que trabajar 60 horas semanales, pero hay que reconocer que el trabajo duro da sus frutos”.

LatchBio no está sola. Aunque la decisión de añadir otro día de trabajo ha levantado cierta polémica en la ciudad, inversores de alto nivel en el sector tecnológico como Michael Moritz (presidente de The Standard), Jason Calacanis y Keith Rabois han expresado públicamente su admiración por este horario más típico de países asiáticos. Mia Anderson, fundadora de la plataforma de e-commerce de moda ChicSew situada en San Francisco también apoya una semana laboral de seis días, aunque reconoce los posibles riesgos de agotamiento y de moral. “Al distribuir el trabajo en seis días, los empleados tienen más tiempo para concentrarse en tareas y proyectos, lo que resulta en niveles de producción más altos“.

De Samsung a Grecia, una tendencia

Pero quien lidera actualmente esta carrera es Samsung. El gigante tech valorado en 374.000 millones de dólares ha obligado a sus ejecutivos a trabajar seis días a la semana en un intento de “inyectar una sensación de crisis” entre los trabajadores y aumentar sus ganancias. “Teniendo en cuenta que el rendimiento de nuestras principales unidades no cumplió con las expectativas en 2023, estamos introduciendo esta medida para remontarlo”, decía un portavoz de la compañía. En Corea del Sur se está produciendo un cambio de tendencia similar. Hay un perfil en las empresas que, cuando surgen situaciones de emergencia, incrementa su jornada laboral de cinco a seis días. El país ha sido uno de los primeros en ampliar la jornada laboral de 52 a 69 horas. Las refinerías de Hyundai Oilbank y el fabricante de baterías y vehículos eléctricos SK On también están presionando a sus ejecutivos para que “voluntariamente” acudan al trabajo en fines de semana.

Hace unas semanas, la noticia de que la semana laboral de seis días se había afianzado en Grecia sorprendía al mundo. El gobierno dice que la medida es necesaria debido a la disminución de la población y la escasez de trabajadores cualificados. En un éxodo sin precedentes, se estima que alrededor de 500.000 griegos, en su mayoría jóvenes y con educación, han emigrado desde que estalló la crisis de la deuda en 2009. El nuevo plan contempla la opción de trabajar dos horas adicionales al día o un turno adicional de ocho horas, recompensado con una tarifa adicional del 40% que se agregará al salario diario.

Pero imponer una semana laboral de seis días va un paso más allá en un momento en el que muchas organizaciones han contemplado reducirla a cuatro por “beneficios para la salud mental” y una mayor flexibilidad. Los experimentos de cuatro días han demostrado también un aumento de los niveles de productividad y los investigadores atribuyen el resultado a una mejora en los niveles de concentración. Bélgica en 2022 legisló para dar a los empleados el derecho legal de distribuir su semana laboral en cuatro días en lugar de cinco, y se han llevado a cabo programas piloto en países como el Reino Unido, Alemania, Japón, Sudáfrica y Canadá.

Aunque esto no siempre puede aplicarse a todas las empresas. Tres startups tecnológicas de San Francisco como Buffer, la empresa de marketing en redes sociales, Emtrain, que ofrece una plataforma de recursos humanos para las empresas y ThredUp, otra plataforma de reventa, comenzaron a ofrecer a sus empleados una semana laboral de cuatro días en medio de la pandemia. Todas estaban, en parte, influenciadas por el famoso experimento de Microsoft en 2019, cuyos resultados eran prometedores: la productividad aumentó un 40% y el uso de impresión y electricidad disminuyó. Cuatro años después, aunque ninguna de ellas planea renunciar a su jornada en el corto plazo, sí han experimentado una larga serie de problemas.

En Buffer, uno de los problemas era lograr que los equipos se coordinaran. Un equipo se tomó los lunes libres, mientras que otros se tomaron los miércoles o viernes. La empresa terminó exigiendo que la mayoría de sus equipos se tomaran los viernes. En Emtrain, que trabaja en estrecha colaboración con empresas que todavía utilizan la semana laboral tradicional de 40 horas, la gerencia tuvo que averiguar cómo mantener la cobertura de la semana completa. La solución fue “trabajar por turnos”.

Antes de la pandemia, la semana laboral de cuatro días parecía una quimera, una idea tan idealista en 2019 como cuando el economista John Maynard Keynes escribió en 1930 que la gente trabajaría sólo quince horas un siglo después. Ahora, la jornada de seis días, que también era impensable hace una década, está aterrizando en la industria tecnológica con fuerza. No podemos evitar recordar cuando Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, dijo aquello de que nadie había cambiado el mundo “trabajando 40 horas a la semana”. Para muchos empresarios de la bahía, hacerlo trabajando 32 horas es sencillamente una utopía.