Se viene El Cruce, festival internacional de artes escénicas contemporáneas

Autor: Morena Pardo

Irrumpir en el espacio público como apuesta a habitar la ciudad a partir del arte y a través de expresiones colectivas es una de las premisas de El Cruce, el festival internacional de artes escénicas contemporáneas que este año cumple su 23ª edición en la ciudad. En esta oportunidad, la propuesta estética girará en torno al lenguaje de la improvisación. Del 30 de noviembre al 7 de diciembre, en las inmediaciones del Centro de Expresiones Contemporáneas y del Centro Cultural Parque de España, habrá ballroom, batalla de baile, improvisación, talleres, charlas y performances. Todas las actividades serán con acceso libre y gratuito, con colaboraciones a la gorra para quienes puedan hacer un aporte.

Este evento es una de las apuestas históricas de Cobai, la asociación civil independiente y sin fines de lucro que hace más de veinte años trabaja para desarrollar, promover y difundir las artes escénicas contemporáneas en la ciudad de Rosario.

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“El festival siempre tuvo esa impronta de visibilización y profesionalización de la práctica, es uno de sus puntos fuertes. Yo laburo hace bastante en Rosario como bailarina, y siempre es importante si seleccionan tu obra para El Cruce, porque sabés que ahí va a estar la posibilidad de mostrarla frente a un montón de público, y a su vez de acceder a espacios que quizás gestionar de forma independiente es difícil”, contó en diálogo con La Capital Cecilia Colombero, miembro de Coba y productora de El Cruce.

“Después hay algo que se refuerza este año en la programación, pero que viene desde otras ediciones, que es poner de manifiesto que en Rosario existe una comunidad de danza muy importante y que a su vez hay grupalidades que trabajan como productoras, que toman producciones políticas, ideológicas, en cómo piensan sus eventos, cómo convocan a sus bailarines, qué espacios eligen para desarrollar sus obras”, agregó.

Estas definiciones aparecen de forma clara en las propuestas que conforman la programación. La apertura será el sábado 30, a las 18, con la celebración de un Ballroom de Casa Mostricia, titulado “Fantasía Látex Ball” en el Patio de los Cipreses del CCPE. Se trata de una intervención artística y contracultural que busca mantener viva la tradición de lucha y afirmación identitaria del ballroom. Se celebrarán 8 categorías, acompañadas por una performance e instalación plástica del colectivo Yarará y un conversatorio sobre la historia del Látex Ball y la cultura Ballroom.

El martes 3, a las 19.30, habrá una charla a cargo del Archivo Danza Rosario en el SUM del CEC. El miércoles 4, a las 21, el ciclo “Es Bailar” presenta su edición Refrito afuera del CEC. El jueves 5, a las 20, tendrá lugar la novena edición de Rompe Batalla de Baile (esta vez con foco en el Hip Hop Alternativo en las Escalinatas Parque de España. El viernes 6, Penique Producciones, proyecto artístico invitado desde Barcelona, hará una activación efímera en el CCPE. A las 20, se podrá ver la performance “Antes que se acabe el mundo”, propuesta escénica de Si Los Martes Fueran Viernes (también de Barcelona) en colaboración artistas locales invitados.

Además de esta grilla, la compañía Si Los Martes Fueran Viernes compartirá un Laboratorio de Improvisación Escénica, que culminará con una presentación abierta al público el día sábado 7.

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Un festival con eje en la improvisación

Espacio público, construcción colectiva, y lenguajes efímeros y disruptivos son algunas claves que atraviesan todas las propuestas, y que están relacionadas con la elección de la improvisación como eje.

“Nos parecía que estaba bueno poner ese eje temático a jugar y poner evidencia que hay colectivos que recogen desde la improvisación distintas prácticas. La improvisación se vincula mucho también con lo que pasa en la calle, se practica mucho en la calle. Tiene la posibilidad de hacer esa lectura del espacio, de poder trabajar en espacios públicos y abiertos, y usar el espacio como parte de tu propuesta artística. Eso le dio forma al festival este año: ver que el lenguaje de la improvisación de cierta forma atravesaba todos los eventos que convocamos”, detalló Cecilia, que junto a Julia Clarey tomaron este año la “posta de la producción” con esta premisa. La estructura horizontal y colaborativa de Cobai hace que no todas las ediciones sean movilizadas por las mismas personas, lo cual habilita multiplicidad y recambio de improntas año a año.

Con estas líneas como horizonte, la 23º de El Cruce da cuenta de su posicionamiento y apuesta política. En épocas hostiles donde se busca que los sentidos se cierren y se cristalicen, estos lenguajes artísticos buscan abrir, propagar, provocar encuentros.

“A mí lo que más me entusiasma de estas propuestas es que aparece la diversidad en un sentido amplio: hay diversidad de cuerpos, de formas, de géneros y estilos hacia adentro de la danza. Esa me parece una de las grandes potencias. Y en este contexto, que está atentando bastante contra las diversidades, esto aparece con toda otra potencia”, compartió Cecilia.

“Después, hay algo que a mí me emociona que es la cuestión de poner esa diversidad a jugar con otras diversidades, donde lo que importa es estar en intercambio con otres. Como público, ir a observar a un grupo de personas con cierto compromiso con la escena, con eso que pareciera ser tan efímero y que no tiene ninguna funcionalidad práctica para el sistema, creo que puede venir bien para empezar a recuperar algunos valores sociales. En el sentido de cuerpo presente, cuerpo transformando el espacio y el tiempo. La danza tiene la potencia de hacer tiempo y hacer espacio. Eso me parece que es un aporte muy interesante para la coyuntura”, sumó la bailarina.

Por último, una cuestión para nada menor: la voluntad de “recuperar un poco la calle”, a través de la programación de actividades en el espacio público, y no en cualquier espacio público. La invitación, profundamente reivindicativa, es a “estar de noche en el río mirando algo, ir a comer al parque con tu gente y ver un espectáculo, en una ciudad que viene muy acechada por la violencia”. Elegir la orilla como escenario tampoco es casual, sino que busca “hacer una bisagra ahí, en la que la cultura recoge de las dos cosas, del río y de la ciudad, hacer metáfora con los dos universos”.

El Cruce cuenta en esta edición con el apoyo de: Instituto Nacional del Teatro, Ministerio de Cultura de Santa Fe, Ministerio de Desarrollo Social de Santa Fe, Municipalidad de Rosario a través de la Secretaría de Cultura, Programa AC/E para la Internacionalización de la Cultura Española (PICE), Escuela Provincial de Danzas Isabel Taboga, Centro de Expresiones Contemporáneas, Centro Cultural Parque de España, Tienda León, Revista Inquieta y Cuerpo Mediado.

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