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Los demócratas veteranos creían en privado que la decisión de Chuck Schumer sobre el cierre era inevitable. Otros estaban listos para que el principal demócrata del Senado les guiara en su primera gran batalla contra el presidente Donald Trump, y en su lugar han quedado enfurecidos.
La declaración de Schumer del jueves por la noche de que votaría a favor del proyecto de ley de gasto provisional de los republicanos, dando marcha atrás en lo que era la primera ventaja que tenía el partido en el segundo mandato del presidente Donald Trump, ha confirmado una realidad política nefasta para su grupo: a los demócratas no les quedaban buenas opciones para evitar un cierre del Gobierno a pocas horas de la fecha límite.
“Si entramos en un cierre, y se lo dije a mi grupo parlamentario, no hay salida. La salida total de un cierre, cómo detenerlo, está totalmente determinada por la Cámara de Representantes y el Senado republicanos, y eso está totalmente determinado porque han mostrado completa obediencia ciega [a] Trump, DOGE, etc. Podrían mantenernos en un cierre durante meses y meses y meses”, dijo Schumer a los periodistas el jueves por la noche.
La decisión del líder demócrata decepcionó en privado a muchos en su bancada, y dejó atónitos a sus colegas de la Cámara de Representantes en todo el Capitolio estadounidense, dejando al partido profundamente dividido sobre el camino a seguir en un momento en el que sus bases claman por una respuesta contundente contra las acciones de Trump y Elon Musk para remodelar radicalmente el Gobierno federal.
“Estamos en un terreno perverso y bizarro en el que tenemos que decidir entre dejar que Donald Trump destroce el gobierno de esta manera o destrozar el gobierno de esa manera”, dijo el senador demócrata de Nueva Jersey Cory Booker sobre la difícil situación de los demócratas.
Es un momento que lleva meses gestándose. Aun así, los principales demócratas en el Congreso lucharon por encontrar un mensaje y una estrategia cohesivos que les permitiera espacio para luchar sin el riesgo potencial de lo que significaría si miles de trabajadores públicos se vieran repentinamente empujados a una mayor incertidumbre con un cierre.
Tal vez la señal más clara del dilema es que sus dos principales líderes tomaron caminos opuestos: Schumer decidió votar a favor del plan de los republicanos que el principal demócrata de la Cámara, Hakeem Jeffries, ha pasado una semana entera criticando.
“El Dr. King hizo una vez la observación que, aunque todo el mundo no lo vea en ese momento, siempre es el momento de hacer lo correcto. Esta semana, los demócratas de la Cámara hicieron lo correcto. Nos levantamos contra Donald Trump. Nos levantamos contra Elon Musk. Nos levantamos contra los republicanos extremos del MAGA (movimiento “Make America Great Again”)”, dijo Jeffries entre aplausos en Leesburg, Virginia, en un retiro del partido el jueves por la noche, según una persona en la sala. “Podemos defender ese voto porque nos pusimos del lado del pueblo estadounidense”.
Cuando el Senado vote el viernes, muchos demócratas esperan que la votación refleje la división generacional de la cámara. Los senadores novatos, como Elissa Slotkin de Michigan y Rubén Gallego de Arizona -que muchos creían que votarían a favor del proyecto de ley porque ocupan escaños en estados que Trump ganó en noviembre- en cambio se mantuvieron firmemente opuestos y señalaron que querían usar el proyecto de ley de financiación para luchar contra el presidente. Y la desconexión refleja una tensión latente que recorre el Partido Demócrata mucho más allá de Washington.
“Estoy molesto”, dijo el representante Jim McGovern a CNN poco después del discurso de Schumer. “Tal vez se endurezcan para la lucha por la reconciliación, no lo sé. … Este tipo [Trump] está arruinando el país. Y ya sabes, esperaba más lucha”.
Los demócratas llevan meses dándole vueltas debatiendo cómo gestionar el cierre. La decisión entre votar a favor de un cierre o votar a favor de un proyecto de ley que muchos creen que tiene serios recortes en la financiación de programas que son importantes para los demócratas ha llevado a almuerzos de partido maratonianos, discusiones interminables y poca claridad sobre lo que muchos demócratas harían en última instancia.
Para evitar un cierre, al menos ocho demócratas del Senado tienen que votar para permitir que el proyecto de ley siga adelante. Cuatro fuentes familiarizadas con las discusiones dijeron que Schumer pasó el jueves en privado preguntando a los miembros si planeaban avanzar en el proyecto de ley de gastos aprobado por la Cámara que financiaría el gobierno hasta finales de septiembre. Y después de un largo almuerzo el jueves, varios senadores que hablaron bajo condición de anonimato para discutir en privado las deliberaciones internas del partido dijeron a CNN que creían que los votos para evitar un cierre estarían de su lado.
“Creo que mi trabajo es tomar la mejor decisión para el país y minimizar los daños al pueblo estadounidense”, dijo Schumer en el pleno el jueves, en un discurso muy esperado que dejó claro que los demócratas prestarían los votos que necesita el Partido Republicano para mantener abierto el gobierno.
Sin embargo, varios demócratas se han mostrado contrarios al proyecto de ley a medida que avanzaba la semana. Gallego anunció el jueves que votaría en contra, al igual que media docena de otros, citando preocupaciones sobre los recortes a los programas y argumentos de que votar por la medida provisional solo envalentonaría a Trump y Musk para continuar reprogramando dinero que ya formaba parte de anteriores proyectos de ley de gastos.
“No nos engañemos. Esta es una mala resolución que da permiso a Elon Musk y sus compinches para seguir recortando los beneficios de los veteranos, recorta los recursos para las necesidades de agua de Arizona y abandona a nuestros bomberos forestales. No puedo estar de acuerdo con eso, y por eso voy a votar no”, dijo Gallego en un comunicado.
Incluso senadores en retirada como Tina Smith, de Minnesota, anunciaron que se oponían al proyecto de ley tanto en una votación de procedimiento para avanzar en la medida como en la votación final.
Para agravar la creciente frustración, los demócratas del Senado se han quejado de que los líderes de su partido no han sido más decisivos sobre cómo proceder. El día antes de que Schumer dijera a su bancada que votaría a favor del proyecto de ley, el líder demócrata fue al pleno del Senado y dijo que su bancada estaba unida en contra de se votar a favor.
“¿Cómo es posible que nos encontremos en esta situación? Sabíamos lo que nos esperaba. No tenemos ningún plan. Nos están culpando. Los progresistas están realmente agitados”, dijo un alto asesor demócrata a CNN. “Tenemos un caso que presentar. Simplemente no hemos tenido el liderazgo y la orientación sobre cómo procesarlo”.
Varios senadores demócratas a los que se pidió que respondieran a preguntas sobre la estrategia de su partido y si había sido eficaz declinaron hacer comentarios.
“Mi frustración ahora mismo es que este proyecto de ley no es una enmienda constitucional. Es un nuevo proyecto de ley de presupuesto y va a recortar los servicios de veteranos en US$ 1.200 millones, a FEMA en US$ 300 millones, recortar los bomberos de incendios forestales y el agua en Arizona y el hecho de que Trump piensa que es una buena cosa para este país me asombra y voy a pensar en la otra pregunta en un momento posterior y la fecha una vez que lo superemos”, dijo Gallego a los periodistas.
A 48 kilómetros de distancia, mientras más de 100 demócratas de la Cámara de Representantes se reunían para su retiro político, los legisladores se quedaron boquiabiertos ante los informes de que Schumer planeaba votar con los republicanos. En privado, estaban furiosos por su cambio de postura, una clara retractación de la postura que casi toda su bancada había adoptado apenas 48 horas antes. Algunos exigieron que perdiera su puesto como líder.
Pero la mayoría se negó a hacer comentarios públicamente, temerosos, dijeron, de ahondar la profunda división dentro del Partido Demócrata. Un asesor de alto rango describió la reacción de los demócratas de la Cámara de Representantes como “una auténtica basura colectiva”.
Entre bastidores, los demócratas señalaron varios errores de cálculo cometidos por su partido. Por ejemplo, la mayoría de los demócratas del Senado nunca pensaron que la Cámara de Representantes podría aprobar una medida de financiación provisional con solo los votos republicanos. Luego, el presidente de la Cámara, Mike Johnson, convenció a más de 30 conservadores que hace unos meses habían votado en contra de otro proyecto de ley para que votaran a favor.
Algunos demócratas del Senado expresaron su intensa frustración por los ataques a los que se enfrentaron por parte de sus colegas de la Cámara de Representantes, que creen que les han acorralado después de que tuvieran el privilegio de votar en contra de un proyecto de ley de gastos sin arriesgarse directamente a un cierre de Gobierno. El proyecto fue aprobado en la Cámara de Representantes con casi todos los votos republicanos a favor.
Si muy pocos demócratas votaran a favor en el Senado, se podría desencadenar un cierre de Gobierno. Mientras tanto, algunos progresistas como la representante de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez han estado instando a sus electores a inundar las líneas telefónicas de los senadores demócratas para presionarlos a votar en contra del proyecto de ley.
“Es indignante ver estos tuits”, dijo un empleado demócrata del Senado a CNN.
Otra oficina demócrata dijo a CNN que sus líneas telefónicas se habían visto tan inundadas de llamadas de las bases que habían recibido más de 4.000 llamadas en un solo día.
“Creo que hay un profundo sentido de indignación y traición”, dijo la representante Ocasio-Cortez a los periodistas.
“Hay miembros del Congreso que han ganado distritos controlados por Trump en algunos de los territorios más difíciles de Estados Unidos, que se aferraron a la presidencia y asumieron innumerables riesgos para defender al pueblo estadounidense, para defender la Seguridad Social, Medicaid y Medicare. El solo hecho de ver a los demócratas del Senado siquiera considerar ceder ante Elon Musk me parece una bofetada”, dijo.
Y los demócratas de la Cámara de Representantes -antes de que quedara clara la intención de Schumer de dar marcha atrás- defendieron su decisión de amplificar la presión sobre el Senado.
“Dios dio al Senado mandatos de seis años por una razón”, dijo el representante centrista Scott Peters a CNN. “Estoy en la lucha. Hemos hecho lo que podíamos hacer. Necesitamos que hagan lo que pueden hacer”.
La representante demócrata Susie Lee, que representa a un difícil escaño indeciso en Nevada, dijo a CNN que ha hecho personalmente la propuesta a los dos senadores de su estado.
“Tienen la Cámara de Representantes, el Senado y la presidencia. Han decidido no negociar con nosotros”, dijo Lee. La demócrata de Nevada reconoció que los demócratas del Senado tenían “miedo” a un cierre. Pero argumentó que los demócratas podrían explicar fácilmente a sus votantes que fueron los republicanos, y no su propio partido, quienes provocaron el lapso de financiación.
“No creo que sea una tarea difícil. Es su gobierno. Tienen la mayoría”, dijo Lee. “Creo que tienen que asumirlo”.
