No hubo un anuncio oficial al respecto por parte de Red Bull, pero tampoco hacía falta. La de Ricciardo en Singapur tuvo todo el sabor de ser su carrera de despedida en la Fórmula 1. Era algo que todo el paddock sabía y que no se podía ocultar, ni falta que hacía. De hecho, su propio jefe en Racing Bulls, Laurent Mekies, así lo reconocía en el comunicado de la carrera del equipo: “Dado que esta puede haber sido la última carrera de Daniel, queríamos darle la oportunidad de saborearla y salir con la vuelta más rápida”.
Que con ella también le arrebatase un punto extra a Norris no fue casualidad, por eso se lo agradeció Verstappen. “Quizás fue solo para tener una última oportunidad de hacer una vuelta rápida, si es que tiene que ser así”, comentaba el australiano tras finalizar 18º, por esa parada extra, la carrera y admitía que podía ser la última: “Posiblemente, tengo que reconocerlo. Ha sido una situación un poco de ir carrera a carrera. Me hubiera encantado que el fin de semana hubiera ido mejor, no fue así y tengo que prepararme para que tal vez lo haya sido (el último)”.
“Digamos que me siento en paz con ello. En algún momento, (la despedida) nos llegará a todos… También intenté volver a Red Bull, no funcionó, así que también tengo que decir: ‘Está bien, ¿qué más estoy haciendo aquí y tratando de lograr?’. Digamos que tal vez el final de cuento no pasó, pero también tengo que mirar atrás y ver lo que ha sido. Catorce años más o menos, y estoy orgulloso”, proseguía Ricciardo reivindicando su paso por el Mundial en el que acumula 8 victorias, 3 poles y 32 podios y 17 vueltas rápidas con la de Marina Bay.
Solo 36 pilotos en la historia han ganado más carreras que él y no esconde que cada vez le cuesta más darlo todo por pelear, en el mejor de los casos, por las posiciones que cierran el top-10: “Creo que cuando has experimentado la emoción de ganar, solo puedes luchar por el décimo puesto durante un tiempo. No hay nada como esa sensación, y si eso ya no es posible se está volviendo un poco más difícil, esa es la verdad: pude tener algunos momentos quizás de grandeza este año, pero fue más complicado hacerlo semana tras semana”.
“Quería saborear el momento”
“Quizás sea por tener 35 años, quizás sea porque la competencia es cada vez mejor. ¿Quién sabe?”, se pregunta Ricciardo que, consciente de la situación, quiso disfrutar al máximo de los que sintió como sus últimos momentos en un F1. Por eso tardó en salir de su coche y luego, entre lágrimas, lo explicó: “Es como un torrente de muchas emociones y sentimientos y agotamiento. El ‘cockpit’ es algo a lo que me acostumbré durante muchos años. Solo quería saborear el momento”. Mucho tendría que cambiar todo para que en un mes, cuando la F1 vuelva en Austin, no sea Liam Lawson quien lleve su RB y la sonrisa de Ricciardo quede como un recuerdo imborrable en el paddock.
