El nuevo símbolo de la autarquía rusa para este 2025 podría ser una videoconsola de desarrollo propio. O, mejor dicho, casi totalmente, ya que no será sin la inevitable ayuda de los vecinos de China. Desde luego, el dispositivo no tendrá la ambición de competir con las principales exponentes del segmento, desde la PS5 hasta la Xbox Series X, y quizá ni siquiera con la segunda generación de Nintendo Switch, pero el equipo podría valer como una fuerte señal propagandística dentro de las fronteras nacionales, sobre todo.
La confirmación del proyecto no vino esta vez de rumores en las redes sociales como directamente de una fuente gubernamental: Anton Gorelkin, un diputado de la Duma y responsable de comunicación, que anticipó cómo está en marcha el desarrollo de una videoconsola fabricada íntegramente bajo la responsabilidad del Ministerio de Industria y Comercio ruso. Para alimentar la consola se utilizaría un procesador llamado Elbrus, desarrollado por el Centro de Tecnologías SPARC de Moscú inicialmente para fines de defensa e infraestructuras, pero que también podría adaptarse a usos más de consumo. Por supuesto, es difícil imaginar la misma potencia de cálculo que los chips personalizados a bordo de consolas de nueva generación como la PS5 o la Xbox Series X, pero eso podría ser garantía de una buena experiencia con títulos no demasiado elaborados. Gorelkin también anticipó que la consola no será una simple plataforma para emular juegos antiguos. La misma se dedicará, como es fácil de imaginar, a reproducir títulos desarrollados en la propia Rusia de aquí al futuro. El sistema operativo se basará en versiones rusas de Linux, como Aurora o Alt Linux, por lo que también debería tener su propia tienda en línea.
La inevitable ayuda de China
Paralelamente a la consola aún sin nombre existe otra llamada Fog Play y que está dedicada a los juegos en la nube, con la posibilidad de poder explotar la potencia de cálculo puesta a disposición (previo pago) por usuarios con computadoras de alto perfil. Si ambos proyectos cuentan con una importante base de componentes de fabricación nacional, es casi imposible que Rusia prescinda de China, que por el momento sigue siendo el principal socio proveedor de diversos tipos de productos y hardware. El aislamiento tecnológico de Moscú es una de las muchas consecuencias de la guerra con Ucrania y las sanciones de Occidente.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.