Donald Trump no ha empezado a gobernar cuando ya estamos siendo testigos de una movilización, como no se veía desde hace cuatro años, en su primer periodo de gobierno.
Trump ha logrado que nuestros funcionarios electos se unan para proteger a nuestros migrantes indocumentados de sus planes de deportación masiva.
Consiguió que nuestros concejales desempolvaran y aprobaran de manera exprés la Ordenanza Santuario que impide que se usen recursos municipales para colaborar con las autoridades federales de migración.
Acto seguido, las supervisoras aprobaron una moción para dar $5.5 millones en fondos a las organizaciones que dan servicios legales a los inmigrantes y educarlos sobre sus derechos legales.
La única supervisora que votó en contra fue la republicana Kathryn Barger, pues dijo que ya hay una crisis de inmigración bajo la administración de Biden, y que algunos inmigrantes sin documentación, terminan en las miserables calles del temible barrio de los desamparados conocido como Skid Row.
Durante los primeros cuatro años de Trump, el condado de Los Ángeles prohibió al Departamento de Alguaciles transferir inmigrantes indocumentados al ICE, pero el sheriff siguió colaborando con los agentes federales, según reportaron en su momento diferentes defensores.
También hemos visto una tremenda movilización de los líderes migrantes y de las organizaciones proinmigrantes en plazas y calles.
Estas acciones por parte de concejales, supervisoras y líderes son dignas de aplaudir porque nuestros migrantes que se calculan en alrededor de 800, 000 en el condado, son la columna vertebral de la economía de Los Ángeles, y necesitan apoyo en forma de asistencia legal gratuita o a bajo costo.
De acuerdo al Migration Policy Institute, desde comienzos del año fiscal 2021 hasta febrero del año 2024, la administración Biden-Harris había deportado 1.1 millones contra 1.5 millones de los primeros cuatro años de Trump.
A esta cifra, habrá que sumarle los tres millones de expulsiones de migrantes en la frontera gracias al Título 42. Desde luego, muchas no fueron de Biden, sino de Trump; y muchas fueron en la frontera, no en el interior, pero al final, nos pegaron duro. De acuerdo a MPI, son casi 4.4 millones de repatriaciones del gobierno de Biden, más que en cualquier otro mandato presidencial. El único antecedente aún más grave, se dio bajo la administración de George W. Bush con 5 millones de deportados en su segundo término.
Debido a que el 54% del 1.1 millones de deportados de Biden, fueron regresos forzados, el MPI, lo nombró “Retornador en Jefe”.
A qué vamos con todo eso, que los presidentes sean del partido que sean, en los hechos, han sido un azote para nuestra comunidad migrante. Las matemáticas no mienten.
Y qué bien se siente ver a nuestra clase gobernante y a los líderes salir en defensa de nuestros héroes migrantes, pero por qué no hacerlo siempre; por qué esperar a que llegue un gobierno abiertamente antiinmigrante, racista y xenófobo para tomar acción.
Esa fiereza y espíritu de combate de nuestros funcionarios electos y líderes migrantes nos gustaría verla de manera permanente, sin importar de qué partido sea el presidente.