Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
La semana pasada se realizaron las elecciones presidenciales en Estados Unidos y a pesar de que las encuestas mostraron un empate técnico entre ambos candidatos, al final Donald Trump del Partido Republicano se llevó por amplio margen la elección. Al final de los conteos Kamala Harris del Partido Demócrata tuvo 226 votos electorales, frente a 312 que ganó Donald Trump. En lo que se refiere al llamado voto popular, la candidata demócrata obtuvo el 47.9% de los votos frente al 50.5% que ganó el representante de los republicanos.
En el Senado los demócratas tendrán a 46 miembros, mientras que los republicanos ya tienen a 52 senadores. En la Cámara de Representantes los republicanos tienen 214 escaños, frente a 205 que tienen los demócratas. Hay algunos resultados que faltan por confirmarse, pero parece que los republicanos tendrán la mayoría en el senado y en la Cámara de Representantes. Esto significa que a partir de enero del próximo año los republicanos tendrán el control político de Estados Unidos.
Todavía se esgrimen muchas razones por las cuales se dieron estos resultados y habrá que ponderar todos ellos, sin embargo, ya se apuntan algunos asuntos que fueron claves en esta elección: en primer lugar, hay una mala aprobación del gobierno de Joe Biden en materia económica, la mayoría de las y los estadounidenses consideraron que este gobierno no ayudó a que la crisis económica en aquel país se resolviera y piden políticas más proteccionistas. Segundo, entre la base demócrata hay acciones en política internacional que repudiaron como el apoyo de Biden a Israel en el conflicto en la Franja de Gaza, que consideraron como un grave error. Tercero, en la mayoría de las y los habitantes de aquel prevalece un fuerte sentimiento anti-inmigrante que Donald Trump utilizó claramente a su favor al prometer medidas de endurecimiento de las fronteras. Cuarto, también se dice que el cambio de candidato en el partido demócrata hizo que Kamala Harris llegara tarde a la contienda electoral. Seguramente hay más razones que explican estos resultados, pero lo que es un hecho es que el magnate estadounidense se llevó el carro completo el pasado martes 5 de noviembre.
Ahora bien, toca que analizar lo que se viene en la relación México-Estados Unidos que se antoja de gran complejidad para el futuro. Al menos hay cuatro agendas donde hay que estar muy atentos:
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- Política migratoria. En las promesas de campaña de Donald Trump se habló de cerrar fronteras, de impedir que entraran a Estados Unidos cualquier persona que no tuviera los permisos correspondientes y de deportar a personas que actualmente tienen un estatus irregular en su estancia. Aunque aún no sabemos que de lo prometido se hará realidad, lo que es un hecho es que las políticas migratorias se van a endurecer y se buscará que México se convierta en tercer país seguro sobre todo para la migración de origen centroamericano.
- Renegociación del T-MEC. En un par de años viene la re-negociación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. La posición del que será el nuevo presidente de Estados Unidos es incrementar las medidas proteccionistas para la economía de aquel país. Será un reto mayúsculo para el Gobierno de Claudia Sheinbaum lograr mantener condiciones en el tratado que favorezcan el desarrollo económico de México.
- Impactos a la relocalización. En los últimos años diversos sectores empresariales han visto en la relocalización de empresas una ventana de oportunidad. Lo que Donald Trump anunció en campaña es que no favorecerá esta política y más bien buscará que las empresas vuelvan a instalarse en territorio estadounidense, a riesgo de imponerles aranceles si no lo hacen.
- Agenda de seguridad. Otro de los planteamientos del candidato republicano en su campaña era darles el estatus de terroristas a los grupos de la delincuencia organizada de México, y esto supondría dar pasos a una política intervencionista en nuestro país. Más allá de que todas y todos estarían de acuerdo en que se tiene que combatir este problema en ambos lados de la frontera, entraríamos a un terreno pantanoso al respecto.
Todavía está por verse qué tanto estas promesas de campaña se convertirán en realidades a partir de enero del 2025, pero será un reto para la presidenta de México construir una relación sana, de respeto y colaboración entre ambos países. No podemos dejar de señalar que esta realidad estará presente al menos los siguientes cuatro años, es decir, dos terceras partes del mandato de Claudia Sheinbaum. Al tiempo.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
“Pesimismo esperanzado” es una columna escrita por Jorge Rocha, Profesor e investigador del ITESO.