El lateral español, que acabó el partido con el brazalete de capitán, mostró la inusual fortaleza mental que acompaña siempre a los jugadores del Real Madrid
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JOEL DEL RÍO
Actualizado
Hemos entrado cabreados al vestuario en el descanso, no estábamos contentos con lo que se estaba viendo en la primera parte, nos hemos mirado a la cara y hemos dicho: ‘Esto no puede seguir así, ni a nivel de actitud, de fútbol, ni de concentración’“. Lucas Vázquez tomó la palabra en zona mixta para explicar el sentir de la plantilla tras el 0-2 del Borussia Dortmund. Una primera parte complicada para el lateral español a nivel personal tras aparecer en la fotografía de los dos tantos… pero lejos de esconderse, Lucas explicó con hechos lo que significa el ADN blanco en una segunda digna para enmarcar. Tocado, pero nunca hundido. Esta es la clave de todo: Insistir, persistir, resistir y nunca desistir.
Es una suma de todo, pero estar preparado mentalmente se antoja clave en un club como el Real Madrid. Cuando a otros futbolistas les podría entrar el vértigo o el miedo escénico, uno en el que lo normal es esconderse y no pedir la pelota, su espíritu le hace cambiar el ‘chip’ cuando vienen mal dadas. “No solo no baja los brazos, sino que va a muerte”, cuentan desde su entorno sobre un carácter que ha ido moldeando durante las 10 temporadas que lleva en la Casa Blanca. Pero no es sólo la inusual fortaleza mental que acompaña siempre a los jugadores del Real Madrid, la unión del vestuario también es vital para levantar la cabeza en estos momentos. Son autocríticos porque buscan lo mejor para el grupo, pero no se señalan los errores individuales, un territorio no deseado que tarde o temprano acaban visitando todos. Y ahí es donde la confianza que le muestran sus compañeros adquiere un papel protagonista.
Confianza de compañeros y staff técnico
Fueron suficientes cuatro minutos de desconexión para sacudir por completo el Santiago Bernabéu. Todo comenzó en el 30′ tras una recuperación de Lucas en la frontal tras adelantarse a su par. Le faltó contundencia en la acción defensiva, una que pedía un pelotazo para evitar malos mayores, y la pelota le acabó llegando a Guirassy, quien tiró de recursos para regalar el 0-1 a Malen. Minutos más tarde, una contra que arrancó por la banda de Mendy terminó en un centro raso al segundo palo que cazó a Lucas, que fue barrido en velocidad por Gittens para rematar a placer el balón que llevaba la firma del 0-2.
“A veces le cuesta más defender o estar en la posición correcta cuando defendemos. Su trabajo ofensivo nos da mucha amplitud en la banda derecha y ha hecho un gol de muy bella factura”, explicaba el técnico italiano tras lo errores de Lucas en la primera parte. Así las cosas, el canterano blanco ha asumido con total normalidad los galones de la titularidad y, aunque es consciente que lo vivido frente al Dortmund no se puede repetir más veces, su reacción en la segunda parte, gol incluido, muestra parte de lo que puede dar Lucas al equipo. Una reacción que acaba visibilizando el miedo en la cara del rival, que no entiende lo que está viendo con sus propios ojos. De fallar en los dos goles… a marcar el gol de la victoria con una definición marca de la casa. “Hemos hecho un cambio de actitud e intensidad con y sin balón tremendo”, explicó el lateral sobre la última remontada vivida en el Bernabéu, una que también lleva su firma tanto en lo futbolístico como en lo psicológico. Una de tantas batallas en las que ha competido durante toda su carrera que explican el animal competitivo que es Lucas Vázquez.