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El presidente electo recurrió a su principal asesora política para ocupar un puesto clave en la gestión de la Casa Blanca. Será la primera vez que una mujer tenga el cargo.
El presidente electo Donald Trump nombró el jueves a Susie Wiles, la estratega de Florida que ha dirigido su operación política durante casi cuatro años, como su jefa de gabinete en la Casa Blanca para su gobierno entrante.
Ha sido el primer anuncio que hace Trump en cuanto a cargos desde que ganó las elecciones el martes, y uno que sus asesores esperaban con impaciencia para poder empezar a dar a conocer sus opciones para ocupar los puestos más altos del gobierno.
Con Wiles, Trump recurre a una asesora que conoce bien y que ha trabajado estrechamente con él, entiende su forma de actuar, es cercana a su familia y a quien es leal la mayor parte de su actual equipo. Será la primera mujer en ocupar ese cargo.
Wiles ha demostrado su capacidad para sobrevivir al caótico estilo de gestión de Trump, que durante su primer mandato se reflejó en cuatro jefes de gabinete. Trabajó en las campañas de Trump en 2016 y 2020, pero en puestos de menor rango. Trump la trajo de vuelta para dirigir su operación política a principios de 2021, poco después de que dejó la presidencia en desgracia tras intentar anular las elecciones de 2020. Ha sido la única directora de campaña que ha sobrevivido a toda una campaña trabajando para él.
Además de haber dirigido su operación política, ha ayudado a lidiar con los abogados en sus diversos casos penales y civiles.
“Susie es dura, inteligente, innovadora y es universalmente admirada y respetada”, dijo Trump en un comunicado en el que anunciaba la decisión. Y añadió: “No tengo ninguna duda de que hará que nuestro país se sienta orgulloso”.
Su decisión de elegir a alguien de su círculo íntimo supone un fuerte contraste con su elección tras ganar por primera vez la presidencia en 2016. En ese entonces seleccionó a alguien con quien tenía pocos antecedentes para el papel de jefe de gabinete: Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano en aquel momento.
La mayoría de los miembros de la órbita ampliada de Trump querían ver a Wiles como jefa. Tiene una estrecha relación con el vicepresidente electo, JD Vance, y con la familia de Trump, incluidos sus dos hijos mayores, Donald Trump Jr. y Eric.
El nombramiento ayudará a avanzar en el proceso de transición. En los próximos días, Trump empezará a examinar nombres para los puestos más importantes del gobierno, incluidos los del gabinete.
Wiles, hija de la leyenda del fútbol americano Pat Summerall, no surgió en política de la base política de ultraderecha de Trump. Pero mantuvo el mundo de Trump en funcionamiento cuando este era acusado penalmente cuatro veces en cuatro tribunales, y lo dirigió a través de victorias en las primarias, las secuelas de una condena penal, dos intentos de asesinato y un cambio de oponente justo después de la Convención Nacional Republicana.
Wiles defendió los esfuerzos del expresidente por ampliar su coalición en las elecciones más allá de la base de votantes blancos y de mayor edad del partido para atraer a votantes negros y latinos que normalmente no habían apoyado a los republicanos.
Es una funcionaria inusual que se ha acercado a los líderes del movimiento MAGA (sigla en inglés del eslogan político “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”) al tiempo que mantiene relaciones con algunos miembros del establishment de la vieja guardia que Trump ha derrotado. Tras anunciarse su nombramiento, fue elogiada en las redes sociales por republicanos que van desde Jeb Bush, el exgobernador de Florida al que Trump derrotó en las primarias de 2016, hasta Charlie Kirk, un influente del movimiento MAGA que lidera el grupo Turning Point USA.
El rol del jefe de gabinete es crucial en cualquier Casa Blanca, ya que tradicionalmente actúa como guardián de acceso e impulsa la agenda del presidente. A menudo se describe como el segundo puesto más poderoso de Washington, por detrás de la presidencia. Pero Trump, cuyo modelo de liderazgo en su negocio inmobiliario tenía poca jerarquía estructural, nunca ha entendido la función y se ha opuesto a los esfuerzos por crear un proceso ordenado.
Uno de sus jefes de gabinete, John F. Kelly, general retirado del Cuerpo de Marines, dijo que era el peor trabajo que había tenido.
Donald F. McGahn II, quien fue el primer asesor de Trump en la Casa Blanca, describió en una ocasión el estilo de gestión de Trump en el Despacho Oval como un “modelo centro-periferia”, en el que a menudo se asignaba la misma tarea a más de una persona. Es poco probable que eso cambie en su segundo mandato.
Los anteriores jefes de gabinete elegidos por Trump no tenían un hilo conductor. Fueron elegidos porque fueron recomendados por los principales republicanos de Washington, en el caso de Priebus, o porque parecían capaces de poner orden en el caos, en el caso de Kelly.
Cuando la relación con Kelly se deterioró irremediablemente, Trump designó en calidad de “interino” a su jefe de presupuesto, Mick Mulvaney. Durante la pandemia de coronavirus, sustituyó a Mulvaney por un congresista de derecha, Mark Meadows, quien se inclinaba por “dejar a Trump ser Trump” y fue finalmente imputado en un caso de Georgia derivado de los esfuerzos de Trump por mantenerse en el poder.
Trump había dedicado relativamente poco tiempo a pensar quién sería su jefe de gabinete en su segundo mandato, en comparación con su interés por un puñado de puestos en el gabinete: fiscal general, secretario de Defensa y director de la CIA.
Antes de ganar las elecciones, Trump tenía la superstición de no hablar de ningún puesto en el gobierno, por lo que su equipo tenía la orden de hablar lo menos posible de sus planes de gobierno cuando estuvieran en su presencia. Trump se enfadaba si percibía que su personal estaba pensando más allá del día de las elecciones, por lo que la planificación de la transición se mantuvo en gran medida lejos de sus oídos.
Aun así, Trump meditó en privado sobre otra posible elección para jefe de gabinete. Preguntó a varias personas qué pensaban de Brooke Rollins, quien dirige un instituto político que apoya a Trump y trabajó en su gobierno anterior.
Pero Rollins, quien es cercana al yerno de Trump, Jared Kushner, no goza de la confianza de la mayoría en el estrecho círculo actual de asesores de Trump. Sus puntos de vista políticos, incluida su apasionada defensa de la reforma de la justicia penal, han sido vistos con escepticismo por muchos en la ultraderecha.
La mayoría de las personas que se unieron a Trump cuando llegó a la Casa Blanca fueron una mezcla de colaboradores de campaña y ayudantes que habían trabajado en el Capitolio o en otros lugares de Washington. Pero es probable que Wiles establezca un equipo en la Casa Blanca compuesto por personas que tienen más experiencia trabajando directamente con Trump.
A diferencia de la mayoría de los anteriores altos cargos de Trump, Wiles, una abuela que tiene dos hijas, mantiene un perfil extremadamente bajo y exhibe poco interés en aparecer en televisión, donde al presidente entrante le gusta que le defiendan.
Cuando su última victoria fue anunciada por Fox News en las primeras horas del miércoles y Trump subió al escenario del Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, intentó, dos veces, que Wiles se acercara al micrófono para hablar. Ella se negó. Trump la elogió como una “doncella de hielo”, haciéndose eco de su propio mentor y abogado, Roy M. Cohn, quien solía decir que su cliente orinaba “agua helada”.
Wiles, quien vive en Florida, asesoró brevemente la finalmente fallida campaña presidencial de Jon Huntsman en 2012. También ayudó al senador por Florida, Rick Scott, a ganar su escaño, y ayudó a llevar a Ron DeSantis a la victoria en la contienda por la gobernación de Florida en 2018. DeSantis la despidió más tarde y la denunció de maneras que incluso sus aliados consideraron indecorosas, pero Wiles obtuvo su venganza a principios de este año cuando ayudó a Trump a aplastar a DeSantis en las primarias presidenciales del Partido Republicano.
Trabajó en Washington en la década de 1970, y más tarde en una de las campañas presidenciales de Ronald Reagan y en su presidencia, en calidad de programadora. También ha trabajado para Ballard Partners, una empresa de grupos de presión con sede en Florida, y después para Mercury Public Affairs.
Maggie Haberman es corresponsal política sénior e informa sobre la campaña presidencial de 2024, las contiendas electorales en todo Estados Unidos y las investigaciones sobre el expresidente Donald Trump. Más de Maggie Haberman
Jonathan Swan es periodista de política que cubre las elecciones presidenciales de 2024 y la campaña de Donald Trump. Más de Jonathan Swan
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