Las elecciones de este martes entre el exmandatario republicano y la vicepresidenta demócrata Kamala Harris son las terceras a las que se presenta Trump, pero en ninguna de las anteriores las encuestas le habían dado tantas opciones de ganar como ahora.
2024-11-04
Por EFE
Estados Unidos está pronto a conocer a su próximo presidente, que podría ser su primera presidenta.
Pero, ¿Quiénes son los candidatos? Acá sus perfiles (en orden alfabético):
DONALD TRUMP: MAESTRO DE LA PROVOCACIÓN
Atacar siempre, nunca disculparse y jamás admitir una derrota. Son las lecciones que Donald Trump aprendió de joven y un manual que ha guiado su vida hasta hoy, cuando este hombre de negocios convertido en político acaricia su objetivo de volver a la Casa Blanca pese a su turbulento primer mandato.
Las elecciones de este martes entre el exmandatario republicano y la vicepresidenta demócrata Kamala Harris son las terceras a las que se presenta Trump, pero en ninguna de las anteriores las encuestas le habían dado tantas opciones de ganar como ahora.
Este maestro de la provocación, de 78 años, ha logrado reflotar una carrera política que parecía acabada cuando en 2021 salió derrotado de la Casa Blanca con un país dividido por una polémica presidencia que tuvo un final explosivo con el asalto al Capitolio.
UM MAGNATE CONVERTIDO EN PRESIDENTE
Nacido el 14 de junio de 1946 en Queens (Nueva York) de una familia descendiente de alemanes, Donald John Trump se licenció en Finanzas, a los 28 años tomó el relevo de la inmobiliaria de su padre y construyó un imperio millonario no exento de controversias por deudas y evasiones de impuestos.
Pero su carrera política no podría explicarse sin la fama que adquirió gracias al mundo de la farándula y la televisión. Incluso presentó su propio programa, “El aprendiz” (“The Apprentice”), en el que despedía a concursantes que pretendían trabajar en su empresa.
Cuando en 2015 bajó las escaleras mecánicas doradas de la Torre Trump para anunciar su primera carrera presidencial, el Partido Republicano se lo tomó como una broma, pero su imagen de ‘outsider’ lo catapultó a la nominación.
Prometió construir un muro fronterizo y, contra todo pronóstico, ganó las elecciones de 2016 a Hillary Clinton. El magnate había logrado conectar con la clase trabajadora blanca que se sentía víctima de la globalización y quería hacer “Estados Unidos grande de nuevo”.
Desde que llegó al poder, Trump abrazó el insulto y la confrontación como estilo político y gobernó a golpe de Twitter. Aunque popularizó el concepto ‘fake news’ para arremeter contra los medios de comunicación, él mismo fue un gran difusor de mentiras.
La cuestionable gestión de la pandemia de covid-19 y los disturbios raciales dinamitaron su reelección, que meses antes parecía asegurada por el buen desempeño de la economía.
Perdió en 2020 contra Joe Biden aunque, fiel a su estilo, nunca admitió la derrota y difundió la mayor de sus mentiras: la del fraude electoral.
Los tribunales desecharon todas sus demandas, pero una turba de fanáticos trumpistas asaltó el Capitolio el 6 de enero de 2021 en un último intento frustrado de frenar la transición de poderes.
“Volveremos de alguna forma”, dijo Trump al dejar Washington repudiado por sus aliados y cuando parecía condenado al ostracismo.
Pero el magnate nunca desapareció de la primera línea; capitalizó el descontento por la elevada inflación y utilizó a su favor sus varios líos judiciales, incluida su imputación por el asalto al Capitolio y la condena por los pagos irregulares a la actriz porno Stormy Daniels, la primera condena a un expresidente y que sigue pendiente de sentencia.
El republicano no ha moderado su retórica: ha insinuado que sería “dictador por un día”, ha acusado a los migrantes de comerse las mascotas de sus vecinos y se ha negado a disculparse después de que un humorista en uno de sus mítines llamara “isla de basura” a Puerto Rico.
Aunque viven separados, su regreso a la presidencia también sería el retorno como primera dama de la modelo eslovena Melania Trump, su tercer matrimonio después de Ivana Trump y Marla Maples.
Con un inconfundible peinado rubio y bronceado anaranjado, Trump no bebe, ama las hamburguesas y es muy supersticioso: haciendo campaña en un McDonald’s derramó la sal y se lanzó un poco por el hombro como conjuro contra la mala suerte. Es mucho lo que está en juego.
KAMALA HARRIS: LA MUJER QUE PUEDE HACER HISTORIA
Kamala Harris podría hacer historia como la primera mujer afroamericana y primera persona de origen sudasiático en llegar a la Casa Blanca. Lo hace sin apenas aludir a su género o raza y con la promesa de abrir un “nuevo capítulo” en la política de Estados Unidos.
La trayectoria de Harris, de 60 años, ha estado marcada por las primeras veces: fue la primera fiscal de distrito negra y la primera mujer en ejercer como fiscal general en California; la primera india-estadounidense en llegar al Senado y, cuando Joe Biden la eligió, la primera mujer en la Vicepresidencia.
Sin embargo, ha preferido no hacer énfasis en el carácter histórico de su posible llegada a la Casa Blanca, en contraste con la campaña de Hillary Clinton en 2016.
En su biografía, ‘The Truths We Hold’ (La verdad que sostenemos), explica que prefiere describirse simplemente como “una estadounidense” y afirma sentirse a gusto con su identidad como mujer de raza mixta, pese a los ataques de Trump, quien ha puesto en duda que sea lo suficientemente afroamericana.
Harris está orgullosa de su herencia afroamericana e india. Su nombre, que algunos republicanos fingen no saber pronunciar para atacarla, significa “flor de loto”, una planta que emerge a la superficie solo cuando sus raíces están bien ancladas.
Nacida el 20 de octubre de 1964 en Oakland (California), es la hija mayor de Shyamala Gopalan, una investigadora contra el cáncer de la India, y Donald Harris, un economista jamaicano, quienes se divorciaron cuando ella tenía siete años.
Su madre, fallecida en 2009, fue una figura central en su vida y la persona a quien acudió en un momento determinante para su futuro.
Durante su adolescencia, su mejor amiga del instituto le confesó haber sido víctima de abuso sexual por parte de su padrastro. Harris no dudó en llamar por teléfono a su madre para que su amiga pudiera mudarse con ellas.
Fue entonces cuando encontró su vocación y decidió dedicarse a proteger a las víctimas de cualquier crimen, lo que la impulsó hasta convertirse en fiscal de distrito en San Francisco (2004-2011) y después en fiscal general de California (2011-2017).
En 2016 logró un escaño en el Senado y rápidamente se destacó por sus preguntas incisivas a miembros del Gobierno de Trump (2017-2021), así como a dos jueces nominados por él para el Tribunal Supremo, entre ellos Brett Kavanaugh, acusado de abusos sexuales.
En 2020 se lanzó para competir por la nominación presidencial demócrata, pero tuvo dificultades para definir sus propuestas. Biden acabó siendo el candidato del partido y la eligió para la Vicepresidencia.
UNA DEMOCRÁTA CON ALTO IMPACTO Y CARISMA
Harris, casada desde 2014 con el abogado Douglas Emhoff, apenas pudo brillar en la Casa Blanca. Biden le encargó atajar las “causas raíces” de la migración en Centroamérica, un tema maldito en la política de EE.UU. que lleva décadas sin solución.
Como parte de esa labor, viajó a Guatemala, donde protagonizó uno de sus momentos más controvertidos al decirle a los migrantes que intentan entrar en Estados Unidos: “No vengan”.
Tras una ola de críticas por la aparente falta de empatía, Harris se replegó de la luz pública. Volvió a salir cuando el Supremo anuló en junio de 2022 el derecho al aborto a nivel federal, canalizando la indignación de millones de mujeres.
De esa forma, cuando en julio de este año Biden puso fin a su carrera electoral, Harris construyó rápidamente su candidatura en torno al concepto de libertad: libertad para que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y para que cada estadounidense aspire a una vida mejor.
Al ritmo de la canción ‘Freedom’ (Libertad) de Beyoncé, ha recorrido el país gritando “no vamos a retroceder” y proclamando que EE.UU. debe decidir en las urnas si quiere un país de “caos” y “odio” como el que instauró Trump o uno de “libertad” y “esperanza”.
Su promesa ha sido la de unir a la nación tras años de crispación y para ello ha recurrido a símbolos patrióticos, llenando sus mítines de banderas de EE.UU. y sumando apoyos de figuras republicanas como la excongresista Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney (2001-2009).
Harris, quien de niña trabajó en un McDonald’s, se ha posicionado como la candidata de la clase media con la voluntad de reducir los precios de la vivienda, los alimentos y los medicamentos.