La carga emocional es un elemento que siempre está presente en la toma de decisiones, incluidas las financieras, y aunque no se puede eliminar de la ecuación, ser conscientes de su influencia ayuda.
Nuestras finanzas personales están más vinculadas a nuestro cerebro de lo que pensamos. La economía y la neurociencia van de la mano a la hora de explicar cómo gestionamos nuestros ahorros, pérdidas, ganancias, inversiones… Hablamos de las neurofinanzas. Y ¿cómo funciona? Se adentran en nuestro laberinto cerebral para descubrir de qué forma las emociones y pensamientos impactan directamente en cada elección financiera. No olvidemos que nuestra inclinación innata es emocional, mientras que la racionalidad es un atributo que hemos desarrollado a lo largo del tiempo.
¿Qué son las neurofinanzas?
“Las neurofinanzas suponen ir un paso más allá en las finanzas conductuales, que ya han demostrado que los seres humanos somos mucho menos racionales de lo que pensamos cuando se trata de decisiones financieras”, explica José Trecet, coach financiero.
“Nuestro cerebro incluye infinidad de mecanismos que nos hacen actuar de forma impulsiva, por un lado, e interpretar de manera errónea la información que nos llega gracias a los sesgos cognitivos”. Y lo explica: “Por ejemplo, existe un sesgo de confirmación según el cual recordamos y prestamos más atención a la información que confirma lo que ya pensamos previamente. Si estás pensando en comprar casa y buscas opiniones, es fácil que te fijes solo en las que te empujen a hacerlo”.
Y este es solo un ejemplo de cómo los sesgos afectan a nuestras finanzas. “También ayudan a que nos cueste tanto ahorrar, porque preferimos la gratificación inmediata, o hacen que compremos de forma compulsiva”.
Y esto no solo sucede a la hora de intentar comprarse una casa. A la hora de invertir, comprar o cambiar de coche, reformar la casa, invertir o plantearse contar con un fondo de emergencia, las neurofinanzas nos muestran que nuestro cerebro juega un papel crucial en la toma de estas decisiones.
La importancia de elegir el momento
La carga emocional es un elemento que siempre está presente en la toma de decisiones, incluidas las financieras, y aunque no se puede eliminar de la ecuación, ser conscientes de su influencia es de gran ayuda. Así lo explican desde BBVA Assent Management, donde se recuerda que las mejores decisiones se toman pensando de forma calmada. De ahí la importancia de elegir el mejor momento a la hora de tomar decisiones sobre nuestras finanzas.
Desde el blog simple finance de Banco Santander dejan una pregunta para reflexionar. ¿Cuántas veces has pensado en voz alta que hay que empezar a ahorrar pero no has podido? “La respuesta está en nuestra mente y su compleja relación con el dinero”. Y la culpa no señala hacia un único sitio sino que entran en juego factores emocionales, psicológicso y sociales que se mezclan, creando a veces un escenario que dificulta la consolidación de hábitos de ahorro efectivos.
Qué ocurre en el cerebro cuando queremos invertir
Desde el blog de Banco Santander descifran lo que sucede en nuestro cerebro cuando nos planteamos invertir. Y lo compara con un grupo de superhéroes emocionales, cada uno con un papel, que se activan a la vez. Así, “la amígdala activa la alerta ante riesgos, como al considerar invertir en acciones de una empresa nueva. Luego la corteza prefrontal analiza la situación de manera racional. Mientras, la ínsula influye en nuestra aversión al riesgo, fijándose más en las opciones conservadoras”.
A continuación “el hipocampo registra estos eventos económicos formando recuerdos que influirán en futuras decisiones financieras a la vez que los circuitos de dopamina nos motivan a buscar gratificación financiera. Si la suerte nos acompaña y obtenemos ganancias, el sistema de recompensa se activa, liberando dopamina y generando satisfacción”. Y una reflexión: las pérdidas afectan más que las ganancias.
