Imaginate prender la televisión y ver que la formación de tu equipo favorito está compuesta por robots en vez de humanos. Es difícil (si no imposible) construir ese escenario. Hay ciertas cosas que, por más avances tecnológicos, serán por siempre propias del ser humano. Pero hay otras que no. Al menos así lo afirma Bill Gates, el fundador de Microsoft, la empresa autora del sistema operativo Windows, que hoy funciona como un actor clave en la transformación digital global.
En una entrevista que dio en febrero para el programa de NBC “The Tonight Show”, conducido por Jimmy Fallon, el referente en tecnología explicó que en un futuro los humanos no serán necesarios para “la mayoría de las cosas”. Si bien hoy el expertise que tiene la inteligencia artificial es escaso y seguimos dependiendo de profesionales en varios campos como la medicina o la educación, dentro de la próxima década esto cambiará.
“Con la inteligencia artificial, estos servicios se volverán gratuitos. Un buen consejo médico o una buena tutoría será el lugar común de acceso para todas las personas”, expresó Gates. “Es importante porque, al final del día, resolvés todos los problemas relacionados a la insuficiencia de médicos o profesionales de la salud mental, por ejemplo”, agregó.
Particularmente en la medicina, Gates sugirió que la incorporación más inmediata será en el diagnóstico médico. La inteligencia artificial puede sintetizar una amplia cantidad de literatura médica, historias clínicas e investigaciones emergentes en tiempo real. También proyecta que la tecnología brindará atención para hacer diagnósticos primarios, reduciendo así la dependencia de médicos sobrepasados. Esto podría ser particularmente útil en países en desarrollo donde la proporción paciente-doctor es baja y la brecha de acceso, alta.
En esta línea, un reporte de Globant, empresa de informática que ayuda a las organizaciones a transformar digitalmente sus negocios, estudió cuáles eran las principales industrias que van a sufrir transformaciones significativas en los próximos años. Entre ellas están la salud, la automotriz, las finanzas, la aérea y los deportes. En todas, a gran escala, la nueva tecnología llega para optimizar procesos y mejorar la experiencia de los consumidores.
“La incorporación de la inteligencia artificial cambiará las dinámicas de trabajo al convertirse en un impulso clave de la productividad y aceleración de tareas”, dijo a LA NACION Guillermo Meyer, vicepresidente de Tecnología de Globant Argentina. “En el futuro, no se concebirán trabajos sin el uso de la IA, ya que será una herramienta fundamental que complementará y potenciará las capacidades humanas en lugar de reemplazarlas”, agregó.
Un nuevo ecosistema se delinea frente a nuestros ojos, donde los humanos tendrán valor por una cualidad subestimada: el simple hecho de ser humanos. Sin embargo, todo aquello que tenga que ver con hacer cosas, moverlas o incluso cultivar será automatizado con el tiempo, de acuerdo con Gates. “Nosotros decidiremos. Hay ciertas cosas que nos las reservaremos para nosotros”, expresó el fundador de Microsoft en diálogo con Fallon.
La diferencia fundamental entre la revolución de las computadoras —de la cual Bill Gates fue líder— y la actual revolución de la inteligencia artificial tiene que ver con que la primera fue concebida para amplificar y hacer más eficientes las capacidades humanas, y la segunda, por el contrario, viene a redefinir cuáles son las habilidades humanas que no van a ser delegadas a las máquinas, según comentó el referente tecnológico en una entrevista con Arthur Brooks, profesor de la Universidad de Harvard.
Además, comentó que eventualmente la inteligencia artificial va a ser gratis para todo el mundo. Y si bien en otro tiempo Gates hubiese definido a la accesibilidad en países en desarrollo o en comunidades marginadas como un limitante de las nuevas tecnologías, justamente la alta cercanía que la gente pueda alcanzar con la IA es el riesgo en discusión. “El problema no es solo el acceso, sino evitar que se abuse de él”, señaló.
Está claro que este es el comienzo. Y que cualquier predicción o proyección puede ser desestimada, porque nadie sabe con certeza cómo se va a desenvolver la sociedad ante el crecimiento prolongado de esta tecnología. “Es muy profundo e incluso da un poco de miedo, porque está sucediendo muy deprisa y no hay límite superior”, reflexionó Gates. Lo que sí sabemos: habrá cambios. Pero siempre los hubo. Y, al final, la humanidad subsistió por haberlos hecho.
LA NACION
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