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Como arquitecta, lejos de permanecer a un lado del desarrollo tecnológico en este campo, o amenazada por su posible reemplazo de las habilidades o “inteligencias humanas”, siento un renovado entusiasmo e interés por utilizar las aplicaciones que se lanzan al mercado y descubrir sus virtudes y capacidades a diario.
“Incorporar las apps a mi proceso de diseño fue un camino de ida por la rapidez y facilidad para crear una atmósfera o mood determinado; luego, extraer una paleta de materiales y texturas y, por último, proyectar para recrearlos con elementos a mi alcance”.
Fantaseo con tratar de descifrar, o al menos identificar, los recursos que las IA generativas usan al recibir “prompts” o consignas, como por ejemplo la de diseñar una mansión en una montaña de Arabia Saudita como si fuera Zaha Hadid, y crear no solo una elocuente imagen de lo que podría ser un proyecto de esa firma, sino también sus variantes (por ejemplo: “Consigna: “Estilo Zaha”). Es tan divertido como adictivo experimentar como ciertas IA generativas se saltean pasos del tradicional proceso proyectual, resuelven tomando distintos caminos, y crean un set de imágenes, recurso que cada profesional podría tomar tanto como disparador de inspiración o modelo a seguir (Consigna: “Mi casa, mi templo”).
Por otro lado, es notable el corto plazo de visualización de opciones que facilitan algunas IA, no solo durante la etapa de búsqueda de referencias, sino también la funcionalidad del ambiente de un hogar. El acortamiento del tiempo en la generación de opciones donde podemos visualizar y comparar un mismo espacio como nursery, escritorio o living a la vez, impacta en la decisión a tomar, y lo mismo sucede con temas como el estilo de los muebles o diseño lumínico (consigna: “Espacio libre”). Lo cierto es que las ventajas derivadas de la utilización de herramientas de IA en el proceso de diseño de interiores van desde la rapidez en la generación de propuestas, la agilidad en el testeo de diferentes estilos para un mismo espacio, la posibilidad de ver y experimentar virtualmente un interior orientado a diferentes programas y poder elegir la mejor alternativa, la programación de espacios que se adapten a su entorno y controlen entradas de luz, temperatura, olores y colores percibidos, y la reducción de la huella de carbono.
¿De qué manera redefiniremos nuestra profesión, en consecuencia? ¿Qué valores o cualidades se mantendrán indispensables y propias de nuestra condición de humanos y cuales “delegaremos” a las IA que realizarán con más agilidad y menores costos? El futuro depara un profundo desafío, ya que con su exponencial evolución, las IA tendrán la data y programación necesaria para analizar a sus ocupantes y no solo proyectar acorde a sus necesidades, sino anticipar sus deseos y sugerir cambios que podrán ser tanto funcionales, como de aesthetic.
La sutileza de la programación podrá llegar a niveles donde no solo serán capaces de predecir rápidamente los inminentes cambios de tendencias en el diseño, sino también incorporar en los espacios elementos de la herencia cultural de cada uno.
El actual poder amplificador de la IA fuerza el debate ético y nos posiciona como profesionales en un lugar inexplorado en el que nuestra capacidad de adaptación nos jugará a favor. Cuestiones como el impacto de estas herramientas en temas éticos y legales ligados a la propiedad intelectual permanecen indefinidos por el momento, y el ser humano sigue cumpliendo un rol fundamental en evitar (si es que es posible) que las IA repitan indeseados estereotipos o sesgos ideológicos y/o estéticos.
Las ventajas derivadas de la utilización de herramientas de IA en el proceso de diseño de interiores:
De manera consciente, mis inquietudes dejaron de concentrarse puramente en el plano técnico de la profesión, para profundizar lo que creo deberá ser el eje de la época: identificar en qué radica el toque humano que aportamos a nuestros diseños. ¿Será distinguible en la visión a largo plazo del espacio? ¿En la habilidad para que pueda provocar emociones en sus usuarios como, por ejemplo, la nostalgia? ¿O en la síntesis de elementos que podrían servir como inspiración para un proyecto? En la Biblioteca de Babel, Borges describe el pasaje de la esperanza a la depresión para finalmente encontrar cierto alivio en la visualización de un “orden”. Propone que “la certidumbre de que todo está escrito nos anula o nos afantasma”. El mundo laberíntico de los algoritmos que dan lugar a las IA podría asemejarse al que Borges imaginó en su Biblioteca y, lejos de originar la extinción de la especia humana, podría llegar a fusionarse con lo que hoy conocemos como nuestra realidad física, y crear un nuevo universo de posibilidades.
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