Salvando la Unión: ¿podrían los ahorros e inversiones paneuropeos revitalizar la economía?

Autor: Bjorn Ebert

Bjorn Ebert, financial services leader de PwC Luxembourg, analiza en este artículo medidas que se pueden implementar para que los ahorros europeos contribuyan a la mejora de la competitividad europea.

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COLABORACIÓN escrita por Bjorn Ebert, Financial Services leader en PwC Luxembourg.

La promoción de la unidad y cohesión de los sectores financieros europeos ha estado durante mucho tiempo en la mira de los políticos de la UE. Se han logrado algunos avances en la banca, por ejemplo, con el Mecanismo Europeo de Estabilidad y la Junta Única de Resolución. Durante la Comisión Juncker, se lanzó la iniciativa de la Unión de Mercados de Capitales (UMC), con el objetivo de armar el rompecabezas de las acciones, fondos y más elementos europeos. Si bien algún trabajo continúa en segundo plano, el esfuerzo se ha desvanecido en gran medida.

Sin embargo, ahora una nueva Comisión ha dado un renovado impulso a la UMC bajo un nuevo nombre: La Unión de Ahorros e Inversiones (UAI). En diciembre, la nueva Comisionada Maria Luis Albuquerque fue encargada por Úrsula von der Leyen de construir “una Unión Europea de Ahorros e Inversiones, incluyendo la banca y los mercados de capitales, para aprovechar la enorme riqueza de los ahorros privados”.

Con un estimado de 33 billones de ahorros personales sin aprovechar en Europa, languideciendo en su mayoría en simples cuentas corrientes, la UAI representa un potencial avance para desatar el crecimiento y la innovación, y asegurar que la economía europea siga siendo competitiva. Si bien las condiciones políticas actuales podrían parecer desfavorables para una mayor integración de los mercados de capitales europeos, no lograrlo condenará a Europa a otra década de crecimiento lento.

Invertir, invertir, invertir

Los mercados de capitales están en el radar de los legisladores de la UE por una buena razón: China y EE.UU. están muy por delante de Europa en tecnologías esenciales como los vehículos eléctricos y la IA, en gran parte debido a un mucho mejor acceso al enorme capital de inversión requerido. Además, Europa necesita desesperadamente desarrollar esquemas de pensiones privadas y corporativas mientras las pensiones públicas luchan con una población que envejece.

Sin embargo, los mercados financieros europeos están fragmentados, son poco receptivos y están subcapitalizados, con empresas que dependen excesivamente de bancos conservadores y adversos al riesgo para sus necesidades de financiamiento. Por ejemplo, hasta 2024, la financiación recaudada para empresas no financieras en la UE de los mercados de capitales se sitúa en el nivel más bajo del mundo desarrollado, en un 14,,1% de la financiación total en comparación con el 33,5% en Estados Unidos y el 34,4% en el Reino Unido.

Además, solo el 10% de las OPV mundiales se lanzan en mercados europeos, y muchas de las que logran ponerse en pie rápidamente corren hacia entornos más líquidos y ricos en capital para madurar. Después de todo, en 2023, un tercio de los Unicornios europeos se mudaron a EE.UU.

Europa se encuentra así en una desventaja distintiva y creciente en comparación con mercados más grandes y cohesionados. La fragmentación tiene efectos en cascada en toda la economía más amplia, restringiendo la expansión de empresas establecidas y ahogando startups en sus fases iniciales. Peor aún, una gran cantidad de riqueza europea termina invertida en mercados de capitales estadounidenses a través de gestoras de activos americanas.

La UAI es un antídoto oportuno. Propone desplegar los ahorros de los europeos en la economía europea eliminando la fricción regulatoria y haciendo que los productos de ahorro e inversión paneuropeos estén disponibles en todo el bloque. Aunque el clima político que favorece una mayor integración es inclemente, habrá una tormenta peor que capear si no se puede avanzar.

No hay almuerzo gratis

La urgencia de la UAI no ha pasado desapercibida. El informe sobre el futuro de la competitividad europea, más conocido como el Informe Draghi, hizo de la unificación de los mercados de capitales un objetivo clave. El Banco Central Europeo ha expresado repetidamente su apoyo a la lógica económica.

Sin embargo, el camino a seguir no es obvio. Otro informe de Enrico Letta el año pasado destaca algunos pasos rápidos: los requisitos de reserva de seguros podrían recalcularse para liberar capital, el reconocimiento paneuropeo de inversores calificados, la homogeneización de bonos nacionales y supranacionales y una mejor educación en alfabetización financiera, por nombrar algunos. Sin embargo, el verdadero trabajo radica en la armonización de las normas fiscales y la convergencia regulatoria.

Grandes reformas en esas líneas serían difíciles en el mejor de los momentos, y más aún en medio de un aumento del euroescepticismo y gobiernos de extrema derecha. Por difícil que sea, una reforma importante es el único camino a seguir, para que la UAI no termine muerta al nacer como su prototipo, el Producto Paneuropeo de Pensiones Personales (PEPP). Lanzado en 2022, se suponía que marcaría una revolución en la inversión paneuropea. Sin embargo, mejores incentivos fiscales a nivel nacional y confusión regulatoria significan que en los dos años desde su lanzamiento, solo un robo-asesor eslovaco ha puesto un PEPP en el mercado. El sitio web diseñado para mostrar los miles de PEPP disponibles para los europeos en todas partes permanece como un recordatorio bastante sombrío de la necesidad de reforma. En palabras del BCE: “Ya no hay más frutos fáciles de recoger en esta área [reforma del mercado de capitales e inversiones], y la UE debe abordar ahora los desafíos más importantes y estructurales”.

Nos guste o no

A pesar de las dificultades, hay impulso detrás de una mayor integración del mercado de capitales y la UAI. El informe Draghi causó un gran impacto, sirviendo como llamada de atención para los legisladores y explicando en términos inequívocos los desafíos que enfrenta Europa y los pasos que deben tomarse. Europa tampoco puede permitirse la autocomplacencia, ni estar segura de contar con una Casa Blanca amiga.

La administración Trump está de vuelta con venganza y no tratará a Europa con guantes de seda. Por el contrario, la UAI es una oportunidad para que Europa y los europeos se unan frente a la adversidad y se tomen en serio ser internacionalmente competitivos. La necesidad, como dicen, es la madre de la invención.

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