Así como para muchos deportes el número de camiseta identifica a cada jugador, en el automovilismo los pilotos se guían por el dígito del auto que usan, y Ayrton Senna, considerado una de las leyendas más importantes estuvo al mando del 12.
Uno de los momentos más recordados por su público fue cuando se consagró campeón mundial, en 1988, con ese dígito, que a partir de ese momento tomó una fuerza social importante. Cuando alcanzó el título, la estrella ya disfrutaba de tener el mayor número de victorias en una sola temporada, en lo que iba de la historia de la Fórmula 1.
“Recuerdo los primeros tiempos cuando no tenía ni victorias, ni siquiera buenos resultados. La gente no sabe demasiado de pilotaje entonces cree en las estadísticas. Yo creía en mí mismo”, expresó a la prensa después de su meta lograda.
De acuerdo a lo establecido en esa época en la competición, se puede ver que en el período en que el brasileño estuvo activo (de 1984 a 1994) las reglas explicaban que los números de los coches no eran elegidos por los corredores, sino que se asignaban teniendo en cuenta el Campeonato de Constructores.
Por lo anterior se entendía que el número 1 estaba reservado para el campeón de esa temporada, así que en algún momento Senna también llevó esa cifra en su monoplaza.
Desde 2014 las normas son otras y permiten que los corredores tengan un número fijo, elegido por ellos y que se extiende desde el 2 hasta el 99 (el 1 está reservado para el actual campeón del mundo, aunque este no está obligado a usarlo).
El objetivo de este cambio es crear una verdadera marca personal para los pilotos, y permitir así que los fanáticos los identifiquen perfectamente, sin confusiones. Además, eso ayuda a la comercialización de productos de marketing que generan millonarias ganancias.