La Alimentación es el proceso mediante el cual tomamos del exterior una serie de sustancias que son necesarias para la nutrición. Esas sustancias se encuentran en los alimentos que forman parte de nuestra dieta.
La Nutrición, es el conjunto de procesos mediante los cuales la persona ingiere, absorbe, transforma y utiliza las sustancias.
Está demostrado que la alimentación y la salud caminan de la mano, ya que una correcta dieta ayuda a promover la salud y a prevenir enfermedades. Existen muchos estudios que relacionan la dieta y las enfermedades crónicas (cardiovasculares, obesidad, diabetes mellitus, etc). Demostrándose que una alimentación inapropiada es uno de los principales factores determinantes del desarrollo de estas enfermedades.
El tipo de alimentos que comemos, así como su cantidad, tienen una enorme influencia en nuestra salud. Por desgracia, es muy fácil comer mal si se elige una dieta que contenga demasiados alimentos inadecuados, por ejemplo, comidas rápidas ricas en grasa, y una cantidad insuficiente de alimentos saludables, como frutas y hortalizas.
¿Qué es una dieta saludable?
Según la mayoría de los dietistas, no existen alimentos “malos”, sino dietas “poco sanas”. Una dieta saludable se consigue comiendo la cantidad correcta de alimentos en la proporción adecuada, con continuidad.
Comer una proporción adecuada de alimentos de los principales grupos constituye la base del bienestar cotidiano, y reducirá el riesgo de enfermedades a largo plazo.
Por tanto, a la hora de alimentarnos hay que tener muy presente los siguientes criterios:
- Elegir una dieta variada que incluya alimentos de diferentes grupos: cereales, frutas, hortalizas, aceites, lácteos, carnes, pescados, huevos, azúcares,… pues los nutrientes se encuentran distribuidos en los alimentos y pueden obtenerse a partir de muchas combinaciones de los mismos.
- Mantener un adecuado balance, para que el consumo excesivo de un alimento no desplace o sustituya a otro también necesario.
- Moderación en las cantidades consumidas, para mantener el peso adecuado y evitar la obesidad y sus consecuencias.
- Tener en cuenta nuestros hábitos alimentarios particulares, ya que no comemos sólo por necesidad física, sino también lo hacemos para disfrutar. Por ello, nuestra dieta además de sana y nutritiva, tiene que configurarse de manera que apetezca comerla y que incluyamos alimentos que estamos acostumbrados a comer.
Dieta mediterránea
La dieta mediterránea es una de las que más se adaptan a los objetivos que debe cumplir una dieta equilibrada. Está basada principalmente en el consumo de alimentos de origen vegetal, utilizando con moderación los alimentos de origen animal. En definitiva, recomienda aumentar el consumo de cereales, frutas, verduras, hortalizas, leguminosas, incluir en la dieta aceite de oliva, pescado y moderar el consumo de carnes y grasas de origen animal.
Recomendaciones nutricionales
Una correcta alimentación, equilibrada y variada, acompañada de unos hábitos de vida saludables, es la receta ideal para conseguir un buen estado de salud. Es importante señalar que una dieta correcta puede ser diferente según las épocas de la vida (infancia, juventud, edad adulta) o en determinadas circunstancias (embarazo, etc.). Es importante consultar a nuestro médico ante cualquier duda.
A continuación indicamos unos consejos básicos que ayudarán a conseguir una alimentación realmente saludable, mejorando así su salud. Son consejos aplicables a un adulto sano.
- Comer más hidratos de carbono del grupo de las féculas y alimentos integrales: pan, arroz y cereales. Quizá ayude cambiar las proporciones en las comidas diarias; por ejemplo, más pan y menos relleno, más pasta y menos salsa.
- Comer más fruta y hortalizas: procurando llegar a cinco piezas o raciones al día como mínimo. Incluir fruta en el desayuno y una ensalada en la comida.
- Reducir el consumo de sal comiendo menos alimentos envasados, como platos precocinados y snacks y poniendo menos sal cuando se cocina.
- Seguir una dieta variada. Cambiando la lista de la compra todas las semanas para salir del círculo vicioso de los alimentos poco sanos y disfrutar más de la comida.
- Seguir un horario regular: aunque no tiene importancia el momento elegido para comer, una rutina regular ayuda a la mayoría de las personas a controlar su dieta y su peso.
- Controlar el tamaño de las raciones de forma que, con el tiempo (o mejor, día a día), la cantidad de energía que se consume corresponda con nuestro nivel de actividad.
- Procurar aumentar la actividad física. La actividad ayuda a regular el apetito y permite comer más sin ganar peso.
- Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día.