El Lagom podría definirse como moderación en todos los ámbitos de la vida. / Imagen: Instagram @martinakleinpro
Todos queremos ser felices y si hay alguien en este mundo que lo consigue, esos son los escandinavos. Por eso no es de extrañar que desviemos la mirada hacia ellos para descubrir cómo lo consiguen, analizando así diferentes filosofías como el método Koselig o el Lykke.
No es fácil. La felicidad es un estado subjetivo e intermitente. Lo que te hace feliz a ti puede que no sea suficiente para tu vecino y nunca vas a ser feliz las 24 horas del día, los siete días de la semana. Ser feliz se compone de momentos de alegría, satisfacción y bienestar que son mayores que los de frustración o tristeza.
Por otro lado, según ciertos estudios, la mitad de la felicidad está determinada por los genes, un 10% se puede atribuir a diferentes circunstancias de la vida y el 40% restante depende de nosotros. Y ahí es donde podemos poner en práctica la filosofía sueca del Lagom.
Qué es el Lagom y cómo puede ayudarte a encontrar el bienestar
Según asegura Lola Akinmade Åkerström, escritora y fotógrafa afincada en Estocolmo, « Lagom significa en realidad la mejor solución, no la perfecta, en cualquier contexto para crear equilibrio. Me atrevería a decir que es la raíz de la mentalidad sueca».
Es un concepto difícil de traducir. Puede significar apropiado en el ámbito social, moderación en cuanto a la alimentación, menos es más en la decoración, atención plena en el bienestar, lógica en los negocios… esta filosofía permite a la gente disfrutar, pero mantenerse sana y contenta.
«Piensa en lagom como una balanza imaginaria que siempre necesita equilibrarse. Demasiado poco estresa la balanza, demasiado estresa la balanza, así que una mentalidad lagom intenta eliminar el estrés para mantener siempre esa balanza equilibrada. Los hábitos sostenibles que pueden mantenerse a diario son la clave para mantener ese equilibrio», explica Akinmade Åkerström en su artículo para la BBC.
El Lagom aleja el estrés y te acerca más a la felicidad. / Foto de Sebastian Voortman en Pexels.
En resumidas cuentas, una mentalidad Lagom significa ser moderado tanto en tu personalidad como en tu forma de manifestar tus opiniones. Los suecos, por regla general, odian las discusiones pero no por ello no manifiestan sus opiniones, sino que lo hacen de manera tranquila y moderada.
Según explica la experta Akinmade Åkerström, conlleva tomar en todo momento la decisión que sea la mejor para ti o para el grupo en el que te encuentras, así como ser moderado en personalidad, opiniones y evitar discrepar. Trata de desestresarnos, y cualquier actividad o situación que causa estrés se considera su antítesis, por lo que conlleva enfrentarse a ello con pequeñas circunstancias que nos ayuden a aliviarnos.
Cómo se aplica el Lagom en el día a día
La máxima del Lagom es hacer todo de manera apropiada por lo que puede aplicarse a las distintas situaciones cotidianas. Por ejemplo, en lugar de trabajar demasiado, deberías hacer pausas regulares en tu jornada laboral. En Suecia es muy habitual el fika, que es tomarse un descanso con un café y un dulce junto a tus compañeros y se suele hacer dos veces al día.
En casa también puede aplicarse el Lagom desaciéndote de todo lo que no sea funcional o tenga un fuerte valor emocional. De este modo, se crea un hogar acogedor con objetos que sólo te produzcan bienestar o felicidad deshaciéndote de las cosas innecesarias.
Del mismo modo, el Lagom puede aplicarse a nuestra forma de comer. Así animan a un consumo sostenible, ético y local, con productos frescos y de temporada pero preocupándote también por no tirar la comida, reutilizando las sobras para crear nuevas recetas, como el pyttipanna.
Y también puede utilizarse esta filosofía en el uso del dinero, evitando incurrir en gastos inútiles. Así, anima a invertir más dinero en algo bueno y duradero que en algo más barato pero de peor calidad que supondrá que tengas que volver a gastar dinero en seguida para reemplazarlo.
«Creo que lo bonito de este estilo de vida es que podemos elegir las mejores partes para aplicarlas y mezclarlas con nuestras propias culturas. Por ejemplo, en mi propia vida, me he convertido en una mejor oyente al hablar menos y compartir sólo la información relevante», declara Åkerström a la BBC.
