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Análisis noticioso
El líder ruso advierte que Estados Unidos se arriesga a una guerra nuclear al ampliar su ayuda a Kiev.
En muchos sentidos, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, parece estar ganando.
Las fuerzas rusas avanzan en Ucrania. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, vuelve a la Casa Blanca. El agotamiento por la guerra se extiende por Europa. Los soldados norcoreanos han engrosado las filas de su ejército.
Y, sin embargo, el jueves, Putin parecía cansado, amenazado y recientemente agraviado al llevar a un nuevo nivel sus amenazas belicosas contra sus adversarios occidentales.
Incluso con la perspectiva de un gobierno estadounidense más amistoso a la vuelta de la esquina, se ha encontrado luchando de nuevo para enfrentarse al que quizá sea el mayor fracaso de su guerra: la incapacidad de Rusia para disuadir a Occidente de proporcionar cantidades colosales de ayuda militar a Ucrania.
Como resultado, Putin está acercando a Rusia a un conflicto directo con Estados Unidos más que en ningún otro momento en décadas. Anunció el jueves por la noche que Rusia había atacado Ucrania con un nuevo misil de alcance intermedio, uno con capacidad nuclear, utilizando un discurso televisado en el que caracterizaba a Occidente como un agresor que no había dejado a Moscú otra opción más que responder.
Dentro de dos meses, la segunda presidencia de Trump podría dar a Putin la oportunidad de alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania que podría presentar como una victoria. Pero hasta entonces, dicen las personas que estudian el Kremlin, Putin tiene la intención de hacer llegar el escalofriante mensaje de que Estados Unidos se arriesga a una guerra nuclear a medida que aumenta su apoyo a Kiev.
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