El Bafici es una de las citas cinéfilas del año, aquella en la que amplían los horizontes de la programación habitual de las salas y los espectadores se aventuran a lo extraño, incluso a lo imposible. ¿Cómo elegir en un menú de casi 300 películas? A veces conviene seguir la intuición, otras apostar a los nombres ya consagrados, y quizás para los temerarios, animarse a lo desconocido. Este nuevo Bafici tiene de todo, muchas óperas primas, cortos y largometrajes, importantes retrospectivas y rescates, y también las últimas películas de los grandes nombres que recorren los festivales internacionales. A modo de guía he aquí un recorrido por esas alternativas, una entrada posible entre tantas, un camino hacia ese universo de maravillas y emociones.
Como ocurre desde hace un tiempo, el Bafici suele ser la presentación de algunas de las películas que marcarán el pulso del año, fuera y dentro de la cartelera. Algunas que encuentran en esta celebración la oportunidad de presentarse al mundo, encontrarse con su público, tejer un circuito de exhibición a futuro; otras que cumplen una expectativa latente, que salen a la luz envueltas entre ansias y reflectores. Ese ese el caso de La virgen de la tosquera, de Laura Casabé, presentada en el último festival de Sundance y ahora parte de la Competencia Argentina del festival porteño. Adaptación de dos cuentos de Mariana Enríquez (del libro Los peligros de fumar en la cama), la película traslada al cine ese universo fronterizo entre lo cotidiano y lo macabro, al mismo tiempo que explora el despertar sexual adolescente, el contexto de la crisis de 2001, un universo femenino de sensualidad larvada y una explosión de sangre y brujería.
En otro recorrido alejado de los éxitos literarios se encuentra el excéntrico cine de Lucía Seles, una habitué de las últimas ediciones del Bafici que aquí presenta dos títulos: The bewilderment of chile, también en la Competencia Argentina, y Avenida Saenz 1073 -video dedicado a la enfermedad de mi padre–, parte de la sección Lugares. Seles se ha convertido en un reciente clásico de este festival, con universo propios, deudor de una comedia anómala y deslumbrante, de personajes extraños y queribles, y de una sensibilidad aguda y liberadora.
Por último, hay dos pequeños documentales argentinos que vale la pena descubrir: en la sección Lugares, Un mundo imaginado, de Marcos Rodríguez, sobre el viaje de ida y vuelta de emigrados desde la Argentina a Taiwán, deudor de una observación atenta y una virtuosa construcción; y en la sección Artes y oficios, El amo del jardín, de Fernando Krapp, un acercamiento a la figura de Yasuo Inomata, el paisajista más importante de la Argentina, nacido en Japón y creador de los jardines japoneses de Palermo y Escobar.
En esta unión de dos artes destinadas al encuentro, hay tres películas que resultan destacables. En la sección Britannia Lado B: We Will Rock You, sobre los éxitos del rock británico que asomaron a la pantalla grande, aparecen Glastonbury (2006), de Julien Temple, sobre el legendario festival de música en Pilton, y Supersonic (2016), de Matt Whitecross, sobre la banda Oasis y las singulares personalidades de los hermanos Gallagher; dos películas que abren el concepto de rock desde el espectáculo monumental de Glastonbury, sincrónico en su realización con los numerosos escenarios, las bandas que han sacudido a ese público exigente, y la intimidad de una experiencia única compartida por una multitud, hasta la diacronía de la historia de Oasis en los años 90, esplendor de su identidad, pero también termómetro de un estilo de celebridad y de un modo de vivir y sentir la pasión musical.
Por último, en la sección Música, la reciente Pavements de Alex Ross Perry, toma como punto de partida el regreso a los conciertos de Pavement, banda de rock alternativo californiana, para recorrer su pasado de rebeldía en los años 90, mezclar ficción y realidad, sacudir su estética discográfica y así recorrer la gestación de su identidad.
En la sección Rescates, Luchino Visconti se mide con un autor maldito de la prosa italiana como Gabriele D’Annunzio, repudiado por sus filiaciones fascistas y luego reinventado en la mirada crepuscular del maestro del melodrama italiano, ya lejos de sus años neorrealistas. El inocente (1976) es también una película inspirada en el matrimonio de los padres de Visconti, donde los temas de la infidelidad y el matrimonio, los roles domésticos de varones y mujeres, y el deseo y el sexo desbordan como nunca en la obra del milanés. En cambio, Hot Milk de Rebeca Lenkiewicz, presente en la sección Óperas primas, captura a la perfección la atmósfera de los relatos de Debora Levy en un camino de consciente depuración, y afirmado en la exquisita tríada de actrices que forman Vicky Krieps, Emma Mackey y Fiona Shaw.
Una oportunidad única supone ver en pantalla grande el cine de Jacques Rozier, uno de los tapados de la renovación del cine francés en los tardíos años 50. Fue contemporáneo a la más vistosa nouvelle vague de los críticos de la revista Cahiers du Cinéma, también al cine comprometido de Chris Marker, a las extravagancias de la Nouveau Roman de Alain Resnais y Alain Robbe-Grillet, quizás más cercano al también inclasificable Maurice Pialat. Se exhiben cortos y largometrajes, destacan el pequeño documental sobre El desprecio de Jean-Luc Godard, Le Parti des choses: Bardot et Godard (1964), y por supuesto la inolvidable Adieu Philippine (1962).
5) Radu Jude, el provocador. La nueva película del rumano Radu Jude (Sexo desafortunado o porno loco, No esperes demasiado del fin del mundo) sigue su pesquisa por la realidad contemporánea, quizás con una impronta moral que había esquivado de lleno en su obra previa. Kontinental ‘25 asoma como un crudo retrato de la desigualdad para derivar en una reflexión sobre la culpa y la responsabilidad, tensando diálogos e imágenes con la maestría de siempre.
6) La película suma cero de Jia Zhangke. Caught by the Tides es un regreso del chino Jia Zangke al universo de sus obras previas, sobre todo Placeres desconocidos (2002) y Naturaleza muerta (2006), pero también es una oda a su heroína, la resiliente Qiaoqiao (interpretada por la exquisita Tao Zhao, también esposa del director), habitante de un mundo que cambia permanentemente, que combina lo moderno y lo ancestral, que destruye todo a su paso y también auspicia un renacer constante con la consciencia de lo perdido.
7) La extrañísima Tardes de soledad de Albert Serra. Para los arriesgados está lo nuevo del catalán Albert Serra, el cineasta-ególatra de los últimos tiempos. Único y temerario, su cine toma la tauromaquia y la explora hasta los últimos rincones, haciendo una película poderosa y embriagadora, plena de sangre y violencia, de una raíz española inocultable, pero también de un legado que lo trasciende con furia y agonía.
8) Una italiana como las de antes. La vita accanto, de Marco Tulio Giordano -conocido en estas pampas por una película-novela estrenada en dos partes allí por los comienzos de los 2000 titulada La mejor juventud– es una cita con el mejor cine italiano de siempre, aquel que en los 60 y los 70 abarrotaba los cines, hacía gala de una narración sólida y una puesta en escena suntuosa, de una mirada a sus tradiciones y mandatos nunca condescendiente. Con guion del gran Marco Bellocchio, La vita accanto es la historia de una mujer y una marca, de un destino y su transgresión.
Dos películas que desde el cine nos asoman a ese ansiado espiral metadiscursivo que tanto anhela la cinefilia. François Truffaut. Le Scénario de ma vie, de David Teboul, descubre las historias de juventud del director de Los cuatrocientos golpes reunidas junto a su amigo Claude de Givray unos años antes de su temprana muerte en 1984. Y Constelación Portabella, de Claudio Zulian, revisita la figura de Pere Portabella, director y productor emblemático del cine español, arriesgado como pocos al llevar a puerto películas como El cochecito de Marco Ferreri; Los golfos, el debut de Carlos Saura, y la cuestionada Viridiana de Luis Buñuel, piedra del escándalo en pleno franquismo.
El historiador y coleccionista chileno Jaime Córdova encontró un título perdido en la vasta obra de John Ford. Mucho antes de La diligencia y la obra madura de los 50, La gota escarlata concentra los primeros hallazgos de la grandeza del director nacido en Maine, su sentido del movimiento y del encuadre, las tensiones del contraluz y los secretos del fuera de campo. Vale la pena seguir estos primeros pasos del gran director de westerns, descubiertos por el ojo avezado de Córdova, que ha traído de nuevo al mundo aquello que parecía perdido para siempre.
La otra joya del Bafici es Mi hijo (Moi syn, 1928), del ruso Evgenii Cherviakov, restaurada por el George Eastman Museum en colaboración con el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken y con el apoyo del Packard Humanities Institute. Considerada perdida durante la Segunda Guerra Mundial, fue encontrada en 2008 cuando aparecieron rollos de 16 mm en la colección de Manuel Peña Rodríguez, y se considera uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la preservación del cine ruso.
En la sección Museo del Cine se exhiben dos clásicos de la Generación del 60, Tres veces Ana (1961) de David José Kohon, e Intimidad de los parques (1965) de Manuel Antín, ambas exhibidas en fílmico y grandes oportunidades para ver en pantalla grande aquel cine que marcó a las generaciones futuras de realizadores, desde el Nuevo Cine Argentino de los 90 hasta sus herederos contemporáneos.
La 26° edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires se extiende desde el martes 1° al domingo 13 de abril. Las entradas tienen un valor de $3000 para público general, y de $2000 para estudiantes y jubilados; se pueden adquirir en forma virtual en la web oficial del festival (bafici.org) y en el Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530), de 10 a 21.30. Ya comenzado el festival se podrán adquirir presencialmente en las otras sedes: Teatro Alvear (Av. Corrientes 1659), Cultural San Martín (Paraná 310), Cinépolis Plaza Houssay (Av. Córdoba 2135), Cine Arte Cacodelphia (Roque Sáenz Peña 1150) y Espacio INCAA Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635). Las funciones en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken (Agustín R. Caffarena 51) son gratuitas y las entradas se podrán reservar 48 horas antes, a partir de las 14, en la web oficial o en las boleterías del festival.
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