Ancelotti piensa en Alaba contra la Real Sociedad. Para la vuelta de la semifinal copera. Como pareja de Asencio en el centro de la zaga. Desde el club y el cuerpo técnico miman al austríaco, pero valorando el contexto, es la opción con más peso. Porque, además, permitiría dar descanso a Rüdiger. Poco a poco, el austríaco va puliendo su físico. Acercando su estado a un porcentaje previo a la rotura de cruzado. Recientemente cruzó una línea hasta ahora roja: jugar dos partidos completos de manera consecutiva. Uno con el Madrid, otro con Austria. Para volver a pisar césped en el segundo envite con su selección. “Está muy bien. Meterle dos partidos cada tres días puede ser un riesgo. Ante la Real tiene más opciones”, razonaba Carletto en la previa copera. Una razón de peso para no haber salido del banquillo contra el Leganés… y para salir de inicio contra los txuri-urdin.
Y para defender el 0-1 de la ida, Ancelotti también piensa en Valverde. Siempre lo hace, pero, en esta ocasión, como lateral derecho. Lo ha sido, desde que comenzaron los experimentos, en los días grandes. Y el de este martes lo es. Un encuentro que coloca al equipo blanco a 90 minutos (si no hay prórroga mediante) de una final. La que sería la cuarta de la temporada (ganadas la Supercopa de Europa y la Intercontinental, perdida la Supercopa de España). Un dos, el Halcón, que no aparece solo en momentos de emergencia, sino que es necesidad para noches de tronío. Con Fran García, toda vez que Mendy sigue lesionado, en el costado contrario. Un examen de enjundia para el manchego en su pelea por el tres con Ferland. Como lo es para un Lunin que, sin Courtois, puede estar ante su último partido de la temporada…

En la sala de máquinas existe una duda, aunque la balanza se conjuga en francés. Porque, tras un parón de enorme carga para Modric (jugó 172 minutos), como casi siempre, y de 81′ ante el Leganés, a Luka le toca respirar. Y al doble pivote Tchouameni-Camavinga, alzar la voz. Es la opción con más dividendos en estos momentos. Con un reto convertido en eterno, mezclar. Hasta ahora, la pareja gala no ha logrado que su fútbol se complemente. Con tendencia a ocupar zonas del campo similares, deben aprender a ser sostén, pero también lanzadera.
Y arriba, munición. Toda la del mundo. Bellingham de enganche, con Rodrygo a su derecha, Vinicius a su izquierda y Mbappé como punta de lanza. Mucho gol, mucha certeza, sobre todo de un Kylian lanzado y de récord (ya lleva 33 goles, como su ídolo Cristiano en su primer año de blanco). Pero también alguna incógnita. La mayor, Vini, que persigue su propia sombra. En febrero se le apagó la luz y lleva, en sus últimos 14 partidos con el Madrid, dos goles. No hay mayor trampolín que un partido que vale una final. Un partido que Ancelotti afrontará, potencialmente, con el siguiente once: Lunin; Valverde, Asencio, Alaba, Fran García; Tchouameni, Camavinga; Rodrygo, Bellingham, Vinicius; y Mbappé.
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