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¿Por qué todo el mundo habla del magnesio? Descubrimos por qué es tan importante para el bienestar

Autor: Carmen Lanchares

En esto de la belleza y el bienestar, cada cierto tiempo asistimos al boom de ciertos activos o ingredientes. Ahora le toca al magnesio. No sin razón, pues se trata de un mineral esencial para el organismo con un amplio abanico de beneficios para la salud. Según Carla Ramón, Product Manager de Solgar, está involucrado en más de 300 reacciones enzimáticas de nuestro metabolismo, interviniendo en procesos encaminados a la obtención de energía así como en la síntesis proteica. “El magnesio es el cuarto mineral más abundante en el cuerpo humano, y actúa como una especie de central eléctrica que proporciona a las células la energía que necesitan para llevar a cabo sus funciones vitales, desempeñando un papel importante en numerosos procesos biológicos y funciones corporales” corrobora Lucía Altozano, farmacéutica titular de Skinphamacy Jorge Juan, 34

Según esta farmacéutica, el mayor déficit de minerales y vitaminas esenciales en nuestras dietas debido al cultivo masivo y otras prácticas de explotación agrícola que deterioran la mineralización de los alimentos; el auge de las terapias antiaging que apuestan por incluir nutracéuticos como un pilar más del estilo de vida, y un mayor interés y mejor información del consumidor están detrás de la popularidad del magnesio y su inclusión en suplementos asociados al descanso, la menopausia, o periodos de baja energía vital.

Especialmente conocido, y valorado, por su capacidad para regular el sistema nervioso, interviene en la producción neurotransmisores y hormonas involucradas en la regulación del ciclo del sueño y el descanso, como el ácido gamma-aminobutírico (GABA) o la melatonina, explica Carla Ramón. Por ello, las personas con niveles adecuados de magnesio tienden a experimentar un sueño más profundo y reparador, mientras que su deficiencia se ha asociado con trastornos del sueño. Asimismo, dice Lucía Altozano, posee un efecto relajante sobre los músculos, lo que puede ayudar a reducir la tensión y favorecer un sueño reparador, al tiempo que reduce los niveles de cortisol, disminuyendo la ansiedad y el estrés.

Resulta indispensable también para la salud ósea. “La mayoría del magnesio que está en nuestro organismo se localiza en los huesos, ayudando a fijar el calcio y mantener la densidad ósea, previniendo fracturas y osteoporosis, siendo especialmente relevante para las mujeres a partir de los 50 años” comenta Altozano. Además, trabaja en sinergia con la vitamina D, propiciando su absorción y fijación. Importante también para los músculos, se ha convertido en un must entre muchos deportistas para evitar calambres y espasmos musculares, especialmente con un flujo intenso de ejercicio. Asimismo, continúa la farmacéutica, participa en la regulación de la glucosa en sangre, interviniendo en la función de la insulina, y el mantenimiento del ritmo cardíaco.

La piel (y el pelo) también necesita magnesio

La piel no se queda al margen de los beneficios de este mineral. A nivel cutáneo, expone la farmacéutica, el magnesio trabaja de la mano con el colágeno para crear nuevos tejidos, retrasar la aparición de arrugas y mejorar la firmeza de la piel. Esta combinación de colágeno y magnesio se recomienda a partir de los 40 años en adelante, para retrasar la flacidez y fomentar la creación de fibroblastos flexibles y resistentes”, añade Carla Ramón. Una acción antienvejecimiento que se refuerza con su poderosa acción hidratante y antioxidante. Por vía tópica, contribuye a mantener y reforzar la función barrera y a retener la humedad, así como a reducir el enrojecimiento y calmar la irritación, gracias también a sus propiedades antiinflamatorias. “Es el principal implicado en reducir el estrés cutáneo responsable de la inflamación de los tejidos y el estrés oxidativo causante de la aceleración del envejecimiento prematuro”.

Del mismo modo, ambas expertas destacan también su papel como seborregulador, por lo que también es muy apreciado para tratar pieles con problemas de grasa, acné e incluso rosácea. También, apunta la portavoz de Solgar, el magnesio es un excelente “detoxificador” de la piel al ayudar a eliminar toxinas y metales pesados acumulados en el organismo que pueden obstruir los poros y causar daños celulares irreversibles. “No en vano, interviene en procesos complejos como el de replicar el ADN”.

Sus bondades se extienden igualmente al cabello: regula la producción de sebo, manteniendo un entorno óptimo de hidratación al tiempo que previene la sequedad y la consecuente descamación conocida como caspa, explica Lucía Altozano. Del mismo modo, ayuda a equilibrar los niveles de calcio en el cuero cabelludo, ayudando a prevenir la calcificación de los folículos pilosos y a mejorar la circulación sanguínea, lo que repercute en el crecimiento de un cabello más fuerte y saludable.

¿Qué pasa si nos falta magnesio?

Mantener niveles adecuados de magnesio es esencial pero una alimentación desequilibrada y un estilo de vida estresante pueden causar una deficiencia, según Carla Ramón. Laura Altozano explica que en casos leves o etapas tempranas de una deficiencia de magnesio continuada, el riñón actúa limitando la cantidad que se elimina con la orina, pero una deficiencia acusada puede provocar una pérdida súbita del apetito, fatiga extrema, falta de energía en general, debilidad y problemas estomacales. Y en casos muy graves puede haber convulsiones, y entumecimiento de las extremidades.

Tan malo como su falta, es el exceso de magnesio. “El magnesio que recibimos a través de los alimentos es inocuo ya que es muy poco probable que acumulemos dosis por encima de lo que necesitamos y los riñones podrían eliminar lo que nos sobra. Pero si existe suplementación adicional en exceso, la cosa cambia, pudiendo llegar a causar cólicos estomacales y náuseas severas. En casos extremos de consumo continuado y excesivo se podría ralentizar el ritmo cardiaco con una bajada de tensión pronunciada, pudiendo producir un paro y la muerte”, concluye la farmacéutica.

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Fuentes de magnesio

El magnesio se encuentra naturalmente en alimentos como las verduras de hoja verde extraen el mineral del suelo, aguacates, legumbres (judías, guisantes), frutos secos (principalmente nueces y almendras), maíz, tofu, plátanos, la leche de vaca, yogures y leches vegetales como la de avena. El chocolate negro y el agua también son excelentes fuentes de magnesio, aunque, la farmacéutica expone que en el caso del agua depende también del tratamiento químico que tenga para su consumo. “Filtrada eliminamos las impurezas manteniendo todos los minerales beneficiosos para la salud”.

Sin embargo, diversos estudios recientes demuestran que un alto porcentaje de la población no consume la cantidad y calidad diaria que el organismo necesita, unos niveles que son especialmente importantes a medida que envejecemos, por lo que los suplementos pueden ser una buena alternativa. No obstante, Carla Ramón descarta la idea de que el magnesio pueda curar por si solo afecciones como la ansiedad, la depresión y el insomnio. “Estos problemas son multifactoriales y pueden requerir enfoques más integrales”. Igualmente, Lucía Altozano advierte que por sí mismo no puede impulsar grandes cambios si no va acompañado de una dieta equilibrada, buena hidratación y un estilo de vida saludable.

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