Las elecciones en Estados Unidos se presentan como uno de los acontecimientos más importantes del año. El próximo martes, 5 de noviembre, los ciudadanos estadounidenses acudirán a las urnas para formar parte de unas elecciones que pasarán a la historia por ser de las más mediáticas hasta la fecha.
No obstante, este día tan importante que los norteamericanos y el resto del mundo tienen marcado en el calendario, cuenta con una peculiaridad que sorprende a muchos: siempre se celebran el primer martes después del primer lunes de noviembre. Puede parecer un simple detalle aleatorio, pero este responde a motivos históricos que se remontan al siglo XIX, cuando el país era mayoritariamente agrícola y la religión junto a las dificultades en el transporte jugaban un papel fundamental en la elección de esta fecha.
Un desafío considerable
Para facilitar que las personas pudieran acudir a los centros de votación, se decidió elegir un día que permitiese el viaje antes del día de la elección, pero que a su vez no interfiriese con los días de descanso por motivos religiosos. El domingo se descartó, ya que era el día de descanso y culto para la mayor parte de los ciudadanos. El lunes tampoco era el más adecuado, ya que, siendo una sociedad profundamente religiosa, viajar un domingo era prácticamente inviable. También se planteó el miércoles, pero este era día de mercado, cuando los agricultores llevaba sus productos a las ciudades.
Así, los martes se convirtieron en la elección más lógica, ya que permitían a los votantes viajar los lunes después de la jornada laboral y poder ejercer su voto un día después.
¿Por qué en noviembre?
En el año 1845, el Congreso de EEUU aprobó la Ley de Elecciones, la cual marcó un cambio importante para el sistema electoral estadounidense. Se establecía así que las elecciones para miembros de la Cámara de Representantes se celebrarían el primer martes después del primer lunes de noviembre. Pero, ¿Por qué en noviembre y no en otro mes?
Este mes fue elegido porque las cosechas ya habían terminado, lo que permitía a los ciudadanos rurales poder desplazarse sin comprometer sus trabajos en los campos. Además, la primavera era la temporada de siembra, el verano se dedicaba para trabajar los campos y cuidar los cultivos y en noviembre, según la Enciclopedia Británica, la cosecha de otoño ya había terminado.
Sin embargo, 179 años después, aunque la selección de los martes tenga fundamentos históricos y legales, esta decisión es objeto de debate y de controversia. Muchos argumentan que la jornada debería cambiarse para que la participación para aquellos que tengan obligaciones laborales y familiares, sea mucho más accesible y no dificulte su presencia en las urnas. Aun así, este día siempre estará marcado en el corazón de los ciudadanos estadounidenses como uno de los más importantes en su historia, aunque algún día se decida cambiarlo.
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